El presidente Chávez reveló que fue operado el 20 de junio y estuvo 4 días en terapia intensiva, pero que aún cuando se trata de una enfermedad difícil, dará la batalla contra el cáncer "que será derrotado"
Sonriente, ataviado de militar, boina roja y ondeando la bandera nacional ante centenares de seguidores que se reunieron en la avenida Urdaneta, el mandatario gritó "¡Viva Venezuela, viva la revolución bolivariana, viva el pueblo venezolano. Viva la unión de América Latina, viva Fidel, viva Cuba, viva la vida!". Y para no dejar dudas de qué es lo que anda buscando, agregó "¡Y viva Chavez!".
Entre las personas que se congregaron para recibirlo se respiraba una atmósfera de euforia y alivio por ver al mandatario de vuelta. "Uh, ah, Chávez no se va", repetían los simpatizantes, vestidos obviamentes con franelas rojas del PSUV.
El regreso de Chávez a Caracas –para unos, algo sorpresivo; para otros, programado– en la madrugada del lunes, tras pasar más de tres semanas en Cuba, donde fue operado de un tumor canceroso en la zona pélvica, le suma otro laure a la mitología que él mismo intenta vender y que tanto algunos de sus opositores como sus seguidores le "compran".
“Se ha iniciado el retorno”, dijo Chávez, acompñado de sus dos hijas y agradeció personalmente a “tanto y por tanto apoyo, manifestaciones de amor, el amor es el mejor remedio para cualquier enfermedad”.
“No debo estar aquí mucho tiempo, estoy sometido y debo estar sometido durante un tiempo a un estricto control médico-científico, ustedes saben las razones, esta batalla también la ganaremos, y la ganaremos juntos”, expresó para justificar su estado de convalescencia.
Pero un arrebato de energía retó "si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca, esta batalla también la ganaremos por la vida, la patria y la revolución”.
Recordó las “horas muy difíciles” que le tocó vivir una vez que conoció el diagnóstico médico de cáncer y con un crucifijo en la mano, al cual besó, mientras teatralmente miraba al cielo, Chávez agradeció a Dios, y confesó "me puse en manos de Dios y de la ciencia médica cubana, en manos de ustedes y también de mis propias manos porque les juro que ganaremos esta batalla”.
Dijo que ésta es "la hora de la vida, de la patria bicentenaria, de la independencia definitiva de la patria venezolana, es la hora del pueblo venezolano, y yo hijo de este pueblo no podía faltar a la fiesta bicentenaria”.
Admitió que lo que le espera es difícil. “Que nadie vaya a creer que mi presencia aquí significa que ganamos la batalla, no, hemos comenzado a remontar la cuesta, hemos comenzado a vencer el mal que se incubó en mi cuerpo quien sabe por cuántas razones, pero tendremos que seguir y yo de primero un plan estrictamente médico científico, paso a paso, y yo se que ustedes lo comprenden. Viviremos y venceremos todas estas dificultades”.
Reveló que luego de la segunda operación el 24 de junio estuvo en terapia intensiva, pero se paró y vio televisión y mantuvo contacto con el Vicepresidente Elías Jaua y sus ministros. “Ese día me paré, y comenzó el retorno, fue el día de Carabobo”.
Banderas de Cuba, fotografías de Chávez y pancartas en las que se daba la bienvenida y se declaraba el fervor al líder de la revolución bolivariana se multiplicaban bajo el balcón del pueblo. "Pa'lante comandante", "Te amamos, te queremos, hasta la victoria siempre", rezan los carteles.
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