Explosiones de Júbilo

Opinión de Jesús Elorza

Nota: Agradecemos al Prof. Santiago Clavijo por enviarnos este material

El incendio en la sede de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM), hizo que los habitantes de Maracay pasaran un domingo diferente.

“Se alzaron los militares”, “cayó el gobierno”, “en enero caen las dictaduras” eran las explosiones de jubilo que recorría las calles de los distintos sectores de la Ciudad Jardín luego de las estruendosas detonaciones seguidas por las llamas, al momento del incidente ocurrido en horas de la madrugada. Otros no salían de su asombro y hasta pensaron que se trataba de la celebración adelantada por el triunfo de los Tigres de Aragua. Algunos con sus franelas rojas pensaban que los Marines había desatado una guerra en el país.

Al percatarse la población de la situación real de lo que estaba ocurriendo, comenzaron de manera espontánea a buscar lugares mas seguros para refugiarse. Todo el mundo se preguntaba ¿Donde esta el gobierno? Y como era de esperarse, los rumores comenzaron a surgir por doquier.

María, le decía una vecina a su amiga del barrio, un sobrino que trabaja en Miraflores me llamó para decirme que el Presidente se encerró en su cuarto y no quiere hablar con nadie y el grupo de cubanos del G2 se vio en la obligación de irrumpir en el dormitorio presidencial para decirle al Comandante en Jefe, que saliera debajo de la cama ya que las explosiones no eran contra el ni tampoco representaban un ataque del imperio. A regañadientas salio de su escondite y para compensar su conducta temerosa, dijo con voz de mando “comuníquenme de inmediato con el Gobernador” La respuesta no pudo ser mas patética “no hemos podido localizarlo desde esta madugrada, nadie sabe donde esta”

Mijita, a mi no me sorprende lo que te dijo tú sobrino, yo llevo caminando tres horas y todavía no he visto a ningún funcionario del gobierno dando la cara en esta tragedia.

A las 8 am., como si fuera un horario de la administración publica, apareció el gobernador, con un casco de guerra para dar la impresión que estaba a la cabeza de la guerra popular contra los invasores imperialistas. Cuando sus ayudantes le dijeron que no había tal cosa, rápidamente cambio el discurso y dijo que el casco era para protegerse de la lluvia de esquirlas que había generado las explosiones y seguidamente se coloco una gorra.

En una improvisada rueda de prensa señalo que “todo estaba bajo control” solo queda ¡ un pequeño detalle! recoger una cantidad muy grande de granadas de 105 y 155 mm, que salieron proyectadas por las explosiones y cayeron en un área de aproximadamente 2 Km. a la redonda.

Los maracayeros que lo escuchaban se preguntaban ¿que entenderá este burócrata por control de la situación? Cuando ha sido incapaz de sacar este polvorín de la ciudad, no tiene la menor idea de lo que es un plan de contingencia y evita establecer las responsabilidades del caso.

Vladimir Stalin, el técnico ruso encargado de los depósitos de municiones, le comentaba a su colega iraní “cajaroski, ahora me van a echar la culpa a mi, no jodoski” yo solo me había tomado una botella de vodka y estaba fumando mi pipa en el galpón, lo que si no recuerdo es si apague el fósforo. No te preocupes, Ala te protegerá, la culpa es de Corpoelec, que con los cortes de luz provoco un circuito en los galpones y la estática genero las explosiones, ripostó Almayenidad Kommeni. Además, ahora tendrán que comprarnos un nuevo lote de municiones.

Al mediodía, después de haberse cambiado las pijamas, se apareció el Comandante en Jefe, para señalar que desde la madrugada estaba al tanto de la situación y que las ordenes que dictó permitieron controlar la situación.

Los habitantes de La Coromoto, Base Sucre, José Félix Ribas, Caña de Azúcar, La Romana, 23 de Enero y Santa Rosa manifestaron a una sola voz “Sacar a CAVIM es una necesidad, sacar al gobierno, una obligación”.