20-02-2017
Chávez la despidió públicamente. En el 2015, Ímber entró, nuevamente, a las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC) y evidenció que la organización no es la misma porque dentro no detenta la asistencia de visitantes; "¿Y qué es un museo sin gente? Un Cadáver", puntualizó.
El fallecido expresidente de la república, Hugo Chávez, durante su programa Aló Presidente, destituyó a la periodista Sofía Ímber de su función como directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC). El museo que ella misma fundó el 30 de agosto de 1973, constituidas por 23.249 metros cuadrados distribuidos en once salas, para la exhibición, alrededor, de 5.000 piezas el 20 de febrero de 1974, gratuitamente, para el disfrute del público venezolano.
La dirección del museo fue arrebatada en enero del 2015 mientras que Ímber tenía planificado retirarse en marzo. Chávez adelantó, de manera ineficiente, su salida. "Me di cuenta de que tenía que terminar ese ciclo, esa gestión, porque no iba a soportar que este régimen me fuese a ordenar hacer tal o cual exposición. Ya me habían dicho que a Farruco no le gustaban las exposiciones que realizaba. Entonces me dije: ‘Bueno Sofía, te tienes que ir’… Y todo el mundo me dijo que esa salida la mandó a hacer Farruco por inspiración de Manuel Espinoza", aseveró.
Ímber expone que la historia gubernamental en manos del exmandatario fue atroz. La promotora del arte manifiesta que dedicó su vida entera a la construcción de una destacada cultura para su país para verse sometida, durante su vejez, a la presencia de su destrucción. "Chávez no merece excusas ni perdón alguno. Tuvo todos los medios necesarios para reformar la nación y se ocupó de envilecerlo adrede. Los venezolanos hemos transitado por diversas situaciones dramáticas, en todos los campos, porque este Gobierno convierte en mierda todo lo que toca".
Recorrió muchas veces las salas y pasillos del museo de arte. Lo hacía para ver las últimas obras que habían adquirido; visitaba continuamente cada lugar para evidenciar y verificar que las obras estuviesen colocadas adecuadamente. Si toda la estructura se mantenía limpia y en orden, la hacía sentir feliz. Si notaba que existiese algún defecto en la distribución, conversaba con el responsable para lograr una solución. "El año pasado pude entrar. Vi todo más o menos en orden pero el museo ya no es un museo porque allí adentro no hay gente. ¿Y qué es un museo sin gente? Un cadáver", concluyó.
Información extraída desde Contrapunto.com.
El fallecido expresidente de la república, Hugo Chávez, durante su programa Aló Presidente, destituyó a la periodista Sofía Ímber de su función como directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC). El museo que ella misma fundó el 30 de agosto de 1973, constituidas por 23.249 metros cuadrados distribuidos en once salas, para la exhibición, alrededor, de 5.000 piezas el 20 de febrero de 1974, gratuitamente, para el disfrute del público venezolano. La dirección del museo fue arrebatada en enero del 2015 mientras que Ímber tenía planificado retirarse en marzo. Chávez adelantó, de manera ineficiente, su salida. "Me di cuenta de que tenía que terminar ese ciclo, esa gestión, porque no iba a soportar que este régimen me fuese a ordenar hacer tal o cual exposición. Ya me habían dicho que a Farruco no le gustaban las exposiciones que realizaba. Entonces me dije: ‘Bueno Sofía, te tienes que ir’… Y todo el mundo me dijo que esa salida la mandó a hacer Farruco por inspiración de Manuel Espinoza", aseveró.
Ímber expone que la historia gubernamental en manos del exmandatario fue atroz. La promotora del arte manifiesta que dedicó su vida entera a la construcción de una destacada cultura para su país para verse sometida, durante su vejez, a la presencia de su destrucción. "Chávez no merece excusas ni perdón alguno. Tuvo todos los medios necesarios para reformar la nación y se ocupó de envilecerlo adrede. Los venezolanos hemos transitado por diversas situaciones dramáticas, en todos los campos, porque este Gobierno convierte en mierda todo lo que toca".
Recorrió muchas veces las salas y pasillos del museo de arte. Lo hacía para ver las últimas obras que habían adquirido; visitaba continuamente cada lugar para evidenciar y verificar que las obras estuviesen colocadas adecuadamente. Si toda la estructura se mantenía limpia y en orden, la hacía sentir feliz. Si notaba que existiese algún defecto en la distribución, conversaba con el responsable para lograr una solución. "El año pasado pude entrar. Vi todo más o menos en orden pero el museo ya no es un museo porque allí adentro no hay gente. ¿Y qué es un museo sin gente? Un cadáver", concluyó.
Información extraída desde Contrapunto.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario