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viernes, 18 de noviembre de 2016

Aumento salarial: Hambre para hoy y pa’mañana también

Tal Cual
17-11-2016
JESÚS HURTADO /@jahurtado15

El incremento de Bs 150 diarios que recibirán los asalariados ya se lo tragó la inflación. No alcanza siquiera para pagar el nuevo precio del pasaje de ida y vuelta al trabajo

Darwin Natera está más que claro: "la gente se contenta porque el Gobierno le sube el sueldo, pero yo en verdad no me siento contento con ese nuevo aumento porque el 15 cuando vaya a cobrar, ya todo habrá subido de precio. Quedo en lo mismo o peor que antes", afirmó el vigilante privado poco después de escuchar al presidente Nicolás Maduro decretar un nuevo incremento del salario mínimo, el cuarto en lo que va de año.

`Matador de tigres’ profesional para redondear el sustento familiar, Darwin sabe que su nuevo sueldo integral (Bs. 90.812) ya fue devorado por una inflación que fuentes extraoficiales cercanas al Gobierno aseguran alcanzó en septiembre 425%, pero que según analistas privados duplica esa cantidad cuando se toman en cuenta los precios reales de mercado.

"Los aumentos del salario integral decretados este año ­que suman 450%- compensan la inflación acumulada hasta septiembre, lo que quiere decir que aun con todos estos incrementos no se ha mejorado la capacidad de compra del trabajador", afirma la economista Anabella Abadí.

Pero ello es en el supuesto de una inflación de 425%, cifra que de acuerdo la experiencia cotidiana de los compradores está más cercana al 800% esgrimido por Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, que al monto `filtrado’ desde las oficinas del Banco Central de Venezuela.

De cualquier manera, pese al alza de 40% del salario integral que vigente desde el 1º de noviembre, el salario mínimo del venezolano sigue siendo hambre para hoy y también para mañana: datos del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) de la Federación de Maestros señalan que en septiembre (último disponible) la canasta alimentaria familiar se ubicó en 405.452 bolívares, lo que significa que se necesitan Bs. 13.500 al día para alimentar a una familia de cinco miembros.

En pocas palabras: el aumento de 150 bolívares diarios que supone el reciente incremento salarial no alcanza ni para pagar el pasaje de ida y vuelta vigente desde este 1º de noviembre, que subió a Bs. 80.


CUCHILLO PARA LA GARGANTA

En medio de la más fuerte recesión que haya vivido Venezuela en su historia reciente, cada alza salarial es un apretón más a la soga en el cuello del trabajador, pues además de avivar la inflación pone en peligro su estabilidad laboral, toda vez que muchas empresas no podrán hacer frente al alza y se verán condenadas a cerrar, una realidad ante la cual no hay decreto presidencial que valga.

"No tenemos cómo pagar el aumento de 50% vigente desde septiembre, hemos tenido que llegar a acuerdos con los trabajadores para poder mantener la nómina y evitar despidos. Ahora con este nuevo aumento la situación se complica mucho más", afirma Ciprina Ramos, presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), sector fuertemente golpeado por la contracción de las ventas.

Incrementos parciales, fraccionamiento del bono alimentario, vacaciones adelantadas, rotación de personal, y reducción de la jornada de trabajo con menor pago, son algunas de las salidas que los comercios han alcanzado con los trabajadores para evitar el cierre de la empresa o la reducción de nómina.

Otras unidades de trabajo están asumiendo posiciones más inusuales.

"Algunas empresas están cancelando en especies lo que no pueden pagar con los bolívares porque no los tienen. En el sector de pintura, por ejemplo, sabemos de industrias que pagan con cuñetes porque no disponen de flujo de caja", afirma Aurelio Concheso, presidente de la Comisión de Asuntos Laborales de Fedecámaras.

Como muchos otros voceros, estima que las pequeñas y medianas empresas cargan con la peor parte, pues son las que destinan mayor parte de su presupuesto a gasto de personal, por lo que muchas pudieran no soportar la carga y se verán obligadas a cerrar.

POLÍTICA CRIMINAL

"Esta política de aumento salarial es criminal y no beneficia ni al trabajador ni a la empresa: al primero porque se le reduce su ingreso real, a la segunda porque la está asfixiando y obligando a cerrar", afirma José Elías Torres, secretario general encargado de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).

Al ratificar que el ajuste salarial es un "engaño" del Gobierno que viola lo establecido en el artículo 91 constitucional referido al derecho a un salario "que le permita vivir con dignidad", el dirigente sindical agrega una frase aun más rotunda: "hemos llegado a la situación de que la gente trabaja solo por comida, que es para lo único que alcanza un salario donde el peso de los bonos es mayor que el sueldo".

Y no se equivoca. Tras el reciente aumento, más de 70% del salario total es bonificación no computable para el cálculo de prestaciones sociales, aguinaldo, vacaciones o jubilación, lo que a decir de Henkel García, director de la firma Econométrica, significa un gran pérdida para el trabajador, que obtendrá menos dinero a corto, mediano y largo plazo.

"El salario en sí no es nada bueno, pero encima es muy poco lo que le queda al trabajador, pues el grueso de lo que cobra está direccionado a la compra de alimentos.

No puede disponer de su sueldo como es debido", dice el experto, quien pese a ser optimista en cuanto a que es posible revertir esta distorsión, está consciente de que ello tomará bastante tiempo y dependerá de que las condiciones generales del país mejoren.

FLACOS BOLSILLOS

Al margen de estas consideraciones futuras, los trabajadores venezolanos saben que sus bolsillos no dan hoy para mucho.

"El dinero no me alcanza para nada, cada vez puedo comprar menos comida, que es para lo único que tengo", dice Justo Rosales, obrero en una fábrica en Catia, quien asegura que ni con los cestaticket logra comprar lo que adquiría a principios de año, cuando tenía un salario menor.

Si bien la ausencia de datos oficiales impide medir la caída del poder de compra del salario mínimo, las aproximaciones generales hechas por Datanálisis pueden dar una idea.

Según la firma, en los primeros nueve meses del año la capacidad de compra en términos reales se desplomó 42%, "la peor caída histórica en el ingreso del venezolano", dice Luis Vicente León.

Estadísticas similares arroja el Centro de Documentación para los Trabajadores (Cenda), según las cuales para septiembre (último dato disponible) con el salario mínimo solo se podía adquirir 7,5% de la canasta básica alimentaria.

La experiencia de calle es más contundente. En enero, cuando el salario mínimo era de Bs. 9.648, una canilla de pan costaba Bs. 60. Hoy esa canilla vale Bs. 400, más de 660% de alza en apenas 10 meses; mientras que una empanada, que en enero costaba Bs. 50, hoy se vende en Bs. 500 o más, diez veces más que a principios de año.

"Nos hemos ido empobreciendo", dice Rosales, quien afirma que en enero pasado ­cuando su sueldo era Bs. 9.648acostumbraba tomarse un "marrón" a media mañana.

Hoy, para tomarse ese mismo café en la panadería cercana a su trabajo tendría que pagar Bs. 800 (1.600% más), un lujo que ni aun con su nuevo sueldo de Bs. 27.092 pude permitirse.

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