Tal Cual
25-06-2016
JULIÁN MARTÍNEZ SANTANA
julianucv@gmail.com
Los mojones de Maduro sirven de guía para los que aún quieren creer en él. Pretenden ser una orientación dentro de este territorio despojado en el que se ha convertido Venezuela
El diccionario establece que un mojón es una “señal que se coloca en despoblado para que sirva de guía”. Los mojones de Maduro sirven de guía para los que aún quieren creer en él. Pretenden ser una orientación dentro de este territorio despojado en el que se ha convertido Venezuela. El sujeto que ocupa el cargo de presidente de la nación, tal vez, presupone que sus fanáticos necesitan respuestas en las cuales creer. Por supuesto también fabrica mojones porque los ciudadanos en general y la opinión pública exigen la versión autorizada, el mojón oficial.
Como por ejemplo el muy célebre mojón de El Niño, una mentira tamaño familiar para justificar el robo y la ineficiencia que ha caído sobre la paupérrima red eléctrica venezolana. Si El Niño fuese capaz de obligar a un país a racionar el agua y la luz, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú, etc., también tendrían que estar hablando del fenómeno e implementando planes de racionamiento. No obstante, ¡oh sorpresa!, fuera de Venezuela nadie habla del tema y menos aún se ha llevado a cabo la atrocidad de reducir horarios de trabajo por culpa de “El Niño”.
Otro hito del mojonero Maduro es decir que las universidades en Venezuela están mejor que nunca. Si alguien es capaz de afirmar semejante falacia solo puede deberse a tres razones: 1) Es un enchufado cuyo “sueldo” llega a millones de dólares y por eso no le importa ni la gente ni la verdad. 2) Es portador de una profunda ignorancia acerca del tema y 3) No ha bachaqueado neuronas para su cerebro y ahora escasean, revoloteando solitarias en un mar de frases hechas y propagandas marchitas.
Para que el lector se dé una idea de cómo están las universidades en la República Bolivariana, le contaré la anécdota de una profesora de Química de la UCV. Decía ella que antes (hace unos 15 años) cada estudiante tenía sus instrumentos y reactivos para que todos pudieran y supieran hacer los experimentos requeridos, pero desde hace varios años el panorama cambió y solo ella puede hacer experimentos para que sus estudiantes aprendan viéndola, y no siempre con reactivos sino, lea bien, con Alka-Seltzer y Coca-Cola (si se consiguen).
Nicolás ha creado más mojones que la deteriorada autopista Regional del Centro, así que no puedo hablar aquí de todos ellos (además debe de haber un sinfín de inventos que son secretos de Estado). Así que elijo cuatro últimos mojones para comentar: Según Maduro, en la República Bolivariana de Venezuela hay una guerra económica.
La supuesta guerra en realidad es el resultado de un control de cambio que sirvió para hacer millonarios a los boliburgueses y a los burgueses de siempre, creando además una enorme escasez, no solo porque conseguir asignación oficial de dólares es más o menos imposible, sino porque viejos y nuevos ricos prefieren no producir, ya que les sale mejor vender los dólares que compraron a precio de gallina flaca. La verdad oculta detrás del mojón de la guerra económica, es que Cadivi y Sencoex son una gran bandeja de plata para la corrupción y el desabastecimiento. Y cuando nos dicen que el flamante control cambiario es necesario, “olvidan” que en países como México o Brasil (que también producen petróleo) uno puede comprar todos los dólares que quiera en los bancos y las casas de cambio (por no hablar de Ecuador, otro exportador de crudo, donde directamente la gente gana en dólares y sus cuentas bancarias son en esa moneda y donde, ¡de nuevo oh sorpresa!, la inflación no llega al 6 % y no hay desabastecimiento).
La soberanía alimentaria (otro venerable mojón) terminó siendo un salvoconducto para que el pueblo hambriento pudiera saquear a mansalva (véase Cumaná por estos días, o casi cualquier ciudad del país). El valiente pueblo del 89 se convirtió en la famélica masa del socialismo del siglo XXI. Además no hay medicinas y tampoco permiten que llegue la ayuda humanitaria porque, supuestamente, recibir medicamentos puede ser la antesala de una invasión yanqui (este mojón se explica por sí solo).
Por último, hay que decir que negarnos el referéndum con el pretexto de que no hay tiempo, es un mojón que se desmonta echando un vistazo al referendo aquél en el que Chávez aprovechó para hacer una lista de perseguidos por el Estado. Ese se hizo rapidito y sin necesidad de tantísimos obstáculos. Si fuese verdad que el referendo requiriera tanto tiempo para activarse, entonces su propia razón de ser quedaría anulada.
Por todo esto, y más allá de los mojones oficiales, millones de ciudadanos nos encontraremos en las urnas de votación del Referendo 2016.
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