Tal Cual
05-02-2016
MARIO SZICHMAN Nueva York/ Especial para TalCual
Tres docenas de aviones de carga 747 trajeron en los últimos meses toneladas de provisiones a Venezuela. No, no eran alimentos o medicinas, sino bolívares flamantes, para arrojarlos a la hoguera de la incendiaria inflación, dice The Wall Street Journal. El estado venezolano imprime anualmente más dinero que el Banco de la Reserva Federal de EEUU o que el Banco Central Europeo. Pero el bolívar, a diferencia del dólar o del euro, no circula a nivel mundial
“Millones de libras” en provisiones llegaron a Venezuela en meses recientes, en el interior de tres docenas de aviones de carga 747, informó Kejal Vyas, periodista de The Wall Street Journal. Pero las aeronaves no traían alimentos o medicinas, “sino otra fuente de recursos que también suele escasear” en Venezuela: bolívares flamantes, recién salidos de imprentas de diferentes naciones del mundo.
Según informó el corresponsal del periódico, siete personas al tanto de la operación dijeron que los embarques formaban parte del ingreso al país de “al menos cinco mil millones de billetes que el gobierno del presidente Nicolás Maduro autorizó” imprimir en la segunda mitad del año 2015, intentando incrementar “el suministro al país de billetes que cada día valen menos”.
Pero esas remesas de bolívares no son las únicas. En diciembre, informó el periódico, “el Banco Central inició negociaciones secretas para ordenar la adquisición de otros 10 billones” de bolívares, indicaron cinco de los informantes. Eso “duplicaría la cantidad de dinero" que circula en el país.
Venezuela, bajo el gobierno chavista, sufre de algunas carencias, pero al menos en el territorio de los bolívares es campeón indiscutido de la impresión de billetes. The Wall Street Journal dijo que el estado venezolano imprime anualmente más dinero que el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos o que el Banco Central Europeo. Hay también otra diferencia: “tanto los dólares como los euros, a diferencia de los bolívares, son usados en el mundo entero”. Por supuesto, como ocurre siempre con los avestruces del Banco Central de Venezuela, ninguno de los cuatro voceros de la institución “respondió a llamadas telefónicas o a correos electrónicos donde se les solicitaba que formularan comentarios”.
Varios economistas consultados por el periódico financiero dijeron que la infusión de esos bolívares flamantes en Venezuela “podría exacerbar el cataclismo económico”, pues “avivaría" la hoguera de la inflación. El Fondo Monetario Internacional calcula que en el 2016, la inflación alcanzará en la nación sudamericana el 720 por ciento, la mayor del mundo.
Justamente esta semana, señaló The Wall Street Journal, “el bolívar quebró en el mercado negro la barrera psicológicamente importante de 1.000 por dólar”.
Steve H. Hanke un economista de la universidad John Hopkins, dijo al diario que los venezolanos “desean dinero en efectivo para poder librarse de él con la mayor velocidad posible”.
Como en la Alemania de Weimar, que precedió a la Alemania de Adolf Hitler, la Venezuela chavista está atiborrada de billetes que no sirven para nada. El periodista de The Wall Street Journal dijo que una cena en un buen restaurante “obliga a los comensales a llevar pilas de billetes del tamaño de ladrillos”.
Y una humilde arepa se vende a cerca de mil bolívares. "Eso exige 10 billetes de 100 bolívares cada uno, los de más alta denominación”. Por cierto, un billete de 100 bolívares vale menos de 10 centavos de dólar.
El gobierno ha tratado de luchar contra la inflación mediante el control de precios. En vez de ganar lo que el presidente Nicolás Maduro ha bautizado como “la guerra económica”, la ha perdido por nocaut. “Eso ha generado un floreciente mercado negro para prácticamente cada producto, desde neumáticos hasta pañales. El dinero en efectivo es la forma preferida de pago”. señaló la publicación.
Como todas las cosas que toca el gobierno chavista con su varita mágica, las imprentas locales para fabricar dinero no sirven para nada. El Banco Central posee una imprenta en la ciudad industrial de Maracay, dijo The Wall Street Journal, pero “carece de suficiente papel” con marcas de seguridad, así como metal. Solo puede imprimir “una pequeña porción de los billetes del país.
Según el diario, las compañías encargadas de imprimir bolívares incluyen a la británica De La Rue, junto con la canadiense Bank Note Co., la francesa Oberthur Fiduciaire y la subsidiaria de la alemana Giesecke & Devrient, con sede en Munich.
Un detalle muy simpático y muy ominoso de esta última empresa. Giesecke & Devrient se encargó en la segunda década del siglo pasado de fabricar billetes para la Alemania de Weimar.The Wall Street Journal recordó que en la Alemania pre-hitlerista, los ciudadanos transportaban billetes en carretillas, para comprar un kilo de pan.
Y en fecha más reciente, la compañía abasteció de billetes a Zimbabue, cuando en el 2008 la nación fue aquejada por una hiperinflación en la cual los precios se duplicaban de manera cotidiana.
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@mszichman
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