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domingo, 31 de enero de 2016

Conozca la historia de "El Conejo": Se graduó de bachiller y de pran en el penal de San Antonio

Tal Cual
29-01-2016
Unidad de Investigación de RunRun.es

Teófilo Alfredo Rodríguez Cazorla no vestía camisas de seda, ni se juntaba con actores de Hollywood, como “El Chapo” Guzmán, pero dominaba toda la actividad criminal -en especial el tráfico de drogas- en su territorio: la isla de Margarita

Ni su acento oriental, ni su mediana estatura, y su “outfit” de chores de baskebolista y franelas deportivas identifican la figura de Teófilo Alfredo Rodríguez Cazorla con la imagen de un pran sanguinario, que inspira miedo. “El Conejo”, como se le conocía en el mundo del crimen, era un gordito de 44 años de edad, que controlaba no solo el Internado Judicial de San Antonio, en la isla de Margarita, sino que además dominaba la distribución de drogas en todo el estado Nueva Esparta.

El paso de este delincuente por la prisión fue su trampolín para ascender en el mundo del crimen organizado. Tenía afición por los animales, como sus perras poodle “ponki” y “dakota”, y por las peleas de gallos que promovía en la gallera que él mismo ordenó construir en la cárcel de San Antonio.

Aunque Rodríguez Cazorla no vestía camisas de seda o de marca como Joaquín “El Chapo” Guzmán, tenía debilidad por las mujeres curvilíneas, al igual que su “colega” mexicano. Utilizaba su autoridad de pran para ingresar a chicas “explotadas” a la cárcel. Además los presos y personas externas al penal lo idolatraban, y le rendían pleitesía, incluso muchos llegaron a tatuarse la figura del conejo de Playboy, en homenaje al “patrón”, como lo llamaban. En Margarita, él era el rey.

El penal de San Antonio fue más que “un paraíso” para “El Conejo”. En ese centro penitenciario el delincuente no solo se graduó de pran. Allí obtuvo su título de bachiller, que en diciembre de 2011 sacó de una carpeta que guardaba como un tesoro para mostrárselo a la ministra de Servicio Penitenciario, Iris Varela, durante una visita que la funcionaria hizo al lugar.

El periodista de Últimas Noticias Eligio Rojas estuvo presente ese día que Varela fue al penal para hacer una requisa con funcionarios del ministerio y para ofrecerle a “El Conejo” su traslado al Internado Judicial de Puente Ayala, en el estado Anzoátegui. Le propuso que participara en un proyecto agropecuario, según relató a Runrun.es el reportero. Pero la negociación nunca se concretó.

No era la primera vez que Varela y “El Conejo” se reunían. Semanas antes ambos se habían tomado la foto que se hizo viral en las redes sociales, en la que salen sentados en la cama que el delincuente tenía en su habitación o celda. Un espacio semejante a un apartamento tipo estudio que contaba con baño privado, un televisor pantalla plana de 42 pulgadas y nevera.

Rodríguez Cazorla nació el 16 de agosto de 1971 en el estado Nueva Esparta. La carrera criminal de “El Conejo” está documentada en internet desde 2003 a través de registros del Tribunal Supremo de Justicia y de reseñas publicadas por medios de comunicación de la isla de Margarita.

En abril de ese año las autoridades locales lo detuvieron luego que evadiera una alcabala policial que dio pistas a los funcionarios para dirigirse a su vivienda identificada como quinta “Habibi”, ubicada en la urbanización Playa El Ángel del municipio Maneiro. Allí los agentes encontraron una máquina para contar billetes, 380 gramos de cocaína, 100.000 bolívares, una pistola calibre 380, marca “Bryco”, serial 882318 que estaba solicitada por hurto en el Cicpc de Nueva Esparta. En el patio de la vivienda también incautaron 130 piezas correspondientes a un vehículo Toyota Yaris que estaba solicitado por robo y una libreta de ahorros del Banco Confederado a nombre de Teófilo Rodríguez. Los pesquisas también hallaron un documento del Registro Mercantil Segundo de esa entidad a nombre del criminal, relacionado con la empresa Betzicosmetic.

Casi siete años después, el 21 de junio de 2010 el delincuente fue condenado a 11 años de prisión por el Tribunal Segundo de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Anzoátegui por tráfico de drogas, porte ilícito de armas, desvalijamiento de vehículo y aprovechamiento de automóviles para delinquir. El caso fue radicado en esa entidad, luego que el delincuente se negara en reiteradas ocasiones a asistir a las audiencias por considerar que no confiaba en la justicia impartida en el circuito judicial penal de Nueva Esparta. Su descontento lo manifestó con protestas, que lideró desde la cárcel de San Antonio y con falsos anuncios de bomba que obligaron a desalojar el Palacio de Justicia en varias ocasiones.

Aunque la titular de Servicio Penitenciario aseguró que “El Conejo” estaba libre y había pagado su condena hace más de un año, no se conocen los documentos públicos que permitan verificar el estatus judicial de Rodríguez Cazorla. Se desconoce si cumplió su pena -que según sentencia publicada por el TSJ era de 11 años- o si recibió un beneficio.

Fue ultimado a tiros la madrugada del domingo 24 de enero cuando salió de la discoteca Yard´s, ubicada en la calle 4 de Marzo de Porlamar. En ese local disfrutó junto con unos amigos de un show de la controversial actriz Jimena Araya, “Rosita”, quien asistió en calidad de DJ al evento.

A casi una semana de su asesinato, aún no ha sido esclarecido el móvil del crimen del delincuente que lideraba la banda identificada como el Tren del Pacífico, que opera desde la cárcel de San Antonio, y tiene un perfil en Facebook en el que sus lugartenientes lo han identificado como “el patrón”. Allí publicaron fotos de armas, granadas y fusiles, así como también dinero en efectivo y droga que fueron tomadas en el interior del centro penitenciario. El homicidio de “El Conejo” visibilizó, una vez más, el poder que puede lograr el hampa en un centro de reclusión venezolano.

LA MADRIGUERA DEL CRIMEN

Aunque “El Conejo” fue asesinado al salir de una discoteca y cuando ya gozaba de su libertad, su muerte no puede desvincularse de la cárcel de San Antonio, en la Isla de Margarita, el sitio donde cumplió su pena mientras consolidaba su liderazgo criminal. De eso, la muestra más fehaciente son los vídeos de los reclusos del internado, quienes el lunes apuntaban y disparaban al aire sus armas largas en señal de homenaje, como para dejar claro que la huella del delincuente aún estaba presente entre los muros del lugar que un día The New York Times consideró su paraíso.

“Esa cárcel no estaba en manos del Estado sino de una persona que la tenía bajo control por la cantidad de armas y el número de personas que estaban bajo su mando”, afirmó Humberto Prado, director de la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones. Según él, el segundo de la banda había quedado en el penal y reportaba todo lo que sucedía a quien, aun estando afuera, seguía siendo el “pran”, el dueño de la madriguera.
El poderío de “El Conejo” en su penal, dijo Prado, no es un hecho aislado. La anomalía sucede en varios internados de Venezuela, como Tocorón y Tocuyito, donde los presos y sus mafias han construido piscinas, discotecas y restaurantes.


Ante la escasa inversión del Estado en la ampliación de prisiones, los “pranes” han asumido estos gastos. Para el criminalista e investigador de la Universidad de los Andes, Freddy Crespo, todas estas modificaciones se hacen no sólo en beneficio personal, para levantar un espacio que se parezca al que se tiene en libertad, sino también para dejar por sentado el poder que se tiene.

Detrás de los lujos y las armas que detentan los criminales en las prisiones, está la duda de cómo llegan los fondos para adquirir estos bienes. Un policía consultado señaló que la distribución de drogas, la extorsión y las “causas” cobradas a los presos comunes son la fuente de la riqueza de los “líderes negativos” que azotan también a quienes están libres.

Para el abogado y exjuez Jesús Ollarves la corrupción que existe en las cárceles de Venezuela ha alimentado el fenómeno, pero también lo ha hecho esa suerte de “mimetización” entre el pranato y las instituciones y funcionarios gubernamentales.

“No es racional que la ministra del Servicio Penitenciario se abrace con un pran en el confort de una celda, que por cierto es un privilegio que no tienen los más de 51 mil procesados que hay en el país”, sentenció.

UNA "ROSITA" DE JARDINES PELIGROSOS

Desde 2012, el nombre de Jimena Araya, conocida popularmente como “Rosita”, ha estado involucrado en algunos casos un tanto turbulentos, la mayoría de las veces, asociados a hechos delictivos.

El novio fugado: “El Niño Guerrero”. La primera vinculación de “Rosita” con el mundo del crimen fue en 2012 con la fuga de Héctor Guerrero Flores, alias “el Niño Guerrero”, quien era el pran del penal de Tocorón (Aragua). Fue detenida por presunto “encubrimiento y fuga de detenido en grado cooperador”. Pero luego quedó en libertad.

Coqueteo con la política desde Podemos. En noviembre de 2012, “Rosita” aseguró ser militante de Podemos, un partido pro gobierno, pero la dirigencia nacional de esa tolda política aseguró que esa información no era cierta.

El novio tiroteado: “Cara e’ muerto”. En agosto de 2014, asesinaron a Luidig Ochoa, apodado “Cara e’ muerto”, quien era novio de Jimena Araya para ese entonces. Había estado preso.

El novio descuartizado: Carlos “Breaker”. En junio de 2015, fue encontrado el cadáver desmembrado de Carlos Rafael Galíndez Graterol, alias Carlos “Breaker”, en el km. 16 de la carreta Mamera-El Junquito. Era novio de Rosita y pertenecía a “El Tren de Aragua”.

La emboscada del pran: “El Conejo”. El domingo 24 de enero, Teófilo Rodríguez Cazorla, conocido como “El Conejo”, murió en Margarita a consecuencia de los múltiples impactos de bala que recibió al salir de una discoteca en Porlamar en donde “Rosita” fue la DJ.

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