ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO

La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!

domingo, 11 de octubre de 2015

Ángel González: El otro joven condenado en la causa de Leopoldo López

Runrun.es
Por María Alesia Sosa Calcaño
Fecha: 10/10/2015


Su nombre está en la sentencia firmada por la jueza Susana Barreiros, que condenó al dirigente político Leopoldo López a casi 14 años de prisión. Ángel González tiene 20 años, y también es uno de los condenados, junto a Christian Holdack y Demian Martín. Lo acusaron de instigación pública por los hechos ocurridos el 12 de febrero de 2014 en el centro de Caracas, luego de la protesta convocada por el movimiento estudiantil.

Lo detuvieron en los alrededores de Parque Carabobo el 12F, lo golpearon y torturaron durante las primeras 48 horas de arresto. Finalmente fue trasladado a la sede de Polichacao donde permaneció 45 días preso. Al término de ese período fue beneficiado con una medida cautelar que le dio libertad condicional a cambio de una fianza.

La sentencia de su juicio determinó que tiene que presentarse cada 15 días en el tribunal. Sus abogados apelarán la próxima semana.

González creció en una familia de pocos recursos en Naiguatá, estado Vargas. Su mamá trabaja como cocinera y su papá, como asistente de rampas y despachador de vuelos en el aeropuerto de Maiquetía. “Mi abuelo —que fue marinero— y mi tía—que es TSU en Turismo—, son los únicos dos parientes que siempre han sido opositores. Somos gente de bajos recursos, pero trabajadores. Siempre tratando de salir adelante, y sufriendo los problemas de todas las familias venezolanas, como falta de agua, cortes de luz, y tenemos dificultad para conseguir comida”.

Cuando lo detuvieron, Ángel estudiaba administración industrial en el Instituto Universitario de Tecnología Industrial en La Guaira, y perdió el semestre, que ya volvió a retomar hace dos semanas.

En Naiguatá es conocido porque todos los años hace el papel del Cirineo, en el Vía Crucis viviente de su pueblo en Semana Santa. “El año pasado no lo pude hacer porque estaba preso, pero ya en 2015 me reincorporé”. Reconoce que en su pueblo la mayoría de la gente es chavista, y que también recibió insultos de parte de algunos vecinos.

Dicen sus abogados que en ninguna de las 70 audiencias de juicio los testigos mencionaron a Ángel González en la reconstrucción de los hechos. “Ningún testigo me mencionó, mi nombre no salió sino en la acusación de los fiscales y luego en la sentencia”.

—¿Tú sabes lo que era instigación pública antes de todo esto?

—La verdad es que no. Tuve que buscar el significado. No sabía qué era esa palabra, ni agavillamiento. Sí sabía lo que era daños e incendio. Me llegaron a decir que estaba financiado por EEUU, y yo respondí que no he visto un dólar de eso. Me dejaron ese delito para decir que estaba involucrado en lo de la marcha y bueno, estoy en la calle por una cautelar.

—¿Qué te llevó a marchar el 12F?

—La situación que atravesaba y atraviesa Venezuela: escasez, inflación, colas, violencia. Eso me crea indignación. No puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo el país se desangra. Pudiéramos ser una potencia, pero por la mala administración de un gobierno no podemos serlo. Es un gobierno que le ha quitado el futuro a los jóvenes, que los reprime, los persigue. Me da un sentimiento muy grande, por lo menos en mi pueblo, Naiguatá, ver esas colas bajo el sol, ver que nadie consigue nada o que todo es demasiado caro. Son cosas que me obligan a hacer algo, si uno no lo hace, ¿quién lo va a hacer? No podemos seguir esperando.

—¿Cuándo te empezaron a importar estos problemas?

—En 2014 yo tenía 19 años, pero fue algo que salió de mi, porque mis padres siempre apoyaron al Gobierno, teníamos muchas discusiones por eso. Yo era el único de la familia que quiso ir más allá, que quiso poner un granito de arena para levantar al país, por eso fui a marchar ese día. Después de lo que me pasó, mi papá dice que odia a este gobierno, y no quiere nada con ellos. De alguna manera, eso sirvió para que él despertara y se diera cuenta que este es un sistema que no está funcionando.

—¿Cómo fue el 12F desde que te despertaste ?

—Me levanté con ganas y entusiasmo. Con unos amigos de Naiguatá fui a la universidad y de allí a Plaza Venezuela a concentrarme con los demás estudiantes,. De ahí fuimos a Parque Carabobo a llevar el documento en apoyo a los estudiantes que estaban detenidos en Táchira; nos concentramos en el Ministerio Público. Pedíamos que nos atendiera la fiscal Luisa Ortega, pero no bajó. Allí empezaron los disturbios. Muchas bombas, corredera, estaban todos los cuerpos de seguridad del Estado: la GNB, PNB, el Sebin, CICPC, y los Tupamaros, colectivos armados. Todos arremetiendo contra los estudiantes, con sus escudos y sus cascos.

—¿Tuviste miedo?

—Algo me llamó a quedarme ahí. Había muchos estudiantes, y no quería dejar solos a los que se quedaron. Con mi celular empecé a grabar todo lo que estaba pasando. Por eso es que a mi me detienen, porque estaba documentando lo que ahí pasaba, cuando estaban quemando las patrullas. Al verme grabando, me agarraron cuatro personas vestidas de civiles.

—¿Te dijeron por qué te habían detenido?

—En ningún momento me resistí al arresto porque el que no la debe no la teme. Yo no hice nada. No me dijeron por qué me estaban llevando preso, ahí se llevaron al que les dio la gana. Primero me llevaron a la sede del CICPC de Parque Carabobo. Ahí nos tuvieron arrodillados seis horas contra la pared, como si fuéramos unos delincuentes. Nos golpeaban, nos daban cachetadas, nos pisaban los pies. Un periodista portugués estaba entre los esposados, y no entendía lo que le decían porque no hablaba español. El funcionario le pedía su cédula, y él no entendía. Lo golpearon por no comprender.

—¿Qué te impactó de ese día?

—Yo vi cuando mataron a Bassil (Dacosta), un hermano venezolano, un héroe, a quien tristemente lo mató el Sebin, no lo mató Leopoldo López, como dice el Gobierno. Lo mató un cuerpo de seguridad del Estado, por protestar. Estaban disparando con armas de fuego, con perdigones, bombas lacrimógenas, y aparte tenían cascos y escudos para protegerse, ¿de qué? Si los manifestantes no tenían nada. Sólo estábamos protestando.

—¿Cómo se enteró tu familia de tu paradero?

—Mi familia no sabía nada de mi, hasta que un vecino les avisó que me habían reconocido en una foto de Twitter, y mi nombre aparecía entre la lista de detenidos que se difundió por ahí.

—¿Cómo has cambiado desde que te sucedió esto?

—La indignación. Si el año pasado estaba indignado, ahora estoy el doble. Y ahora tengo más ganas de seguir adelante y de seguir luchando. Mi familia me pide que deje eso así, pero yo simplemente no puedo. Yo amo Venezuela y no voy a descansar hasta verla bien.

Hasta que todos los problemas se solucionen, hasta que podamos vivir bien, seguros, comer bien, derecho a la salud, a la educación, y muchas otras cosas que podemos tener, y que vamos a tener.

—¿Cómo afectó a tu familia este juicio?

—Mi familia tiene miedo que me metan preso nuevamente, y yo les digo que si ese es el precio que hay que pagar para ver a Venezuela bien y para que mi país cambie, yo asumo el riesgo, no importa. Estoy molesto e indignado con todo lo que me ha pasado el último año, pero hay que seguir adelante.

—¿Te preguntas por qué te tocó a ti pasar por esto?

—No me da rabia. Me tocó porque yo estaba ahí en la plaza, fue algo al azar, si me hubiera ido ese día no me hubiera tocado, pero yo decidí quedarme. Iban a agarrar a cualquiera que estuviera allí. El día que nos detuvieron había un chamo que tenía piedras en el bolso, y era militante del Psuv, a él lo liberaron aunque fue al único que le encontraron objetos contundentes en su morral, y a nosotros simplemente por estar en contra del gobierno, nos dejaron detenidos.

—Hay una foto tuya que presentó el fiscal del ministerio público, Franklin Nieves, donde apareces con algo en la mano y él dijo que era una bomba.

—En la foto aparezco con un trapo bañado en vinagre, que utilicé para protegerme de las bombas lacrimógenas. A partir de una foto inventaron lo que les dio la gana, pero la historia es otra, lo viví yo, no consignaron los videos.

—¿Y los videos que grabaste con tu celular?

—Esos desaparecieron, en la experticia ni quiera pusieron mi celular para utilizarlo como prueba. En esos videos que grabé estaba la verdad.

—¿Conocías a Leopoldo López antes de este proceso?

—No, lo había visto por televisión. Lo conocí en el tribunal, porque unieron nuestras causas. Igual que a los muchachos (Coello, Holdack, Martín). No militaba en ningún partido, ni siquiera estaba inscrito en el Consejo Nacional Electoral.

—¿Por qué nunca habías votado?

—No sé, estaba esperando alguna elección más importante. Ahora me la paso convenciendo a la gente para que vaya a votar el 6 de diciembre en las parlamentarias. Si no votas le das más chance al gobierno de hacer fraude, si uno sale a votar las posibilidades de hacer trampa son mínimas.

MAS INFO AQUÍ

No hay comentarios:

Publicar un comentario