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martes, 1 de septiembre de 2015

¿Puede votar la economía?

30 agosto, 2015 | por Piero Trepiccione
Efecto Cocuyo


Las razones para votar

Es un tema muy estudiado y que se sigue investigando a profundidad. Cuáles son las verdaderas motivaciones que estimulan el acto de ejercer el voto son un elemento esencial para garantizar el buen funcionamiento de un sistema político que se precie de ser democrático. En términos generales, mientras más apatía muestra una sociedad menos atención pondrán las autoridades a sus demandas; por tanto, es lógico que una de las razones fundamentales para acudir al llamado de las urnas electorales sea precisamente poner sobre el tapete de las políticas públicas las demandas sociales. Se convierte entonces el voto en una herramienta ciudadana muy valorada para generar respuestas institucionales a los requerimientos de una sociedad.

Pero también es digno de destacar que el voto se convierte en un premio o castigo, vale decir, el individuo sujeto de derechos y deberes, manifiesta aprobación o desaprobación tanto de los gobernantes como figuras institucionales, así como también de las políticas públicas generadas a partir de una gestión de gobierno. Pudiéramos decir que se convierte en una satisfacción personal el tener la capacidad individual de valorar positiva o negativamente una gestión pública. El ejemplo cívico y de ejercicio ciudadano muy bien evaluado por la sociedad en su conjunto se convierte en una fortaleza en medio de la opinión pública que estimula las conductas individuales de participación. Pero además, existen razones utilitarias que tienen que ver con lo que siente el individuo que recibe en satisfacción de parte de los entes del Estado. Es decir, son razones multifactoriales y complejas que apuntalan la participación política concentrada fundamentalmente en el ejercicio del voto.

El peso de los temas

Dependiendo del momento político que viva una sociedad, privan unas razones más que otras para impulsar la participación o la abstención según sea el caso. Refiriéndonos a Venezuela en particular, hemos tenido momentos históricos de alta participación electoral como también momentos donde la abstención ha sido la gran protagonista. De cara a las elecciones parlamentarias que tendremos el próximo 6 de diciembre, el antecedente más inmediato fueron las de septiembre de 2010. En ellas, el nivel de participación alcanzó cerca de 70 por ciento. Cifra considerada alta respecto de procesos electorales similares en América Latina y en otras regiones del mundo.

Para el proceso que se avecina se proyecta igual o un poco más de participación, lo cual indica la alta valoración por el instrumento del voto para validar o cuestionar lineamientos de políticas públicas. Temas como la inseguridad, la transferencia de fondos al poder popular, el estado general de la economía, el nacionalismo, los dogmas ideológicos, entre otros, son centro de impacto que determinan hacia dónde se mueven las agujas de apoyo de la opinión pública. En la Venezuela de hoy tres temas apuntalan el sentimiento generalizado de la población: el llamado combo económico, la inseguridad y el nacionalismo. Tendremos que monitorear a profundidad las percepciones políticas del venezolano en el último trimestre de este 2015 para determinar cuáles serán las razones fundamentales que le darán mayor peso al ejercicio cívico de votar.

¿Y entonces, puede “votar” la economía?

Durante todo 2015, la economía ha sido la gran protagonista de las quejas cotidianas de los venezolanos. Los últimos sondeos reflejan cifras alarmantes en materia de percepciones sobre la situación actual y su impacto sobre el individuo y las familias. Prácticamente el país se ha despolarizado en este tema. Cerca ya de 90 por ciento de la población manifiesta preocupación sobre el presente y el futuro inmediato en esta rama que viene en combo. Desabastecimiento, inflación y escasez se han convertido en una tripleta de quejas permanentes.

Bien vale entonces la asociación que pueda tener la economía en general sobre los comicios parlamentarios. Su impacto puede ser más profundo del que se refleja actualmente en intención de voto. Incluso, circunscripciones que tradicionalmente han sido votadas por apegos ideológicos o razones utilitarias pueden cambiar radicalmente con la coyuntura actual. La incógnita que faltaría agregar a esta ecuación es sobre quién recaería la responsabilidad de las percepciones negativas en temas económicos. Hasta ahora, el gobierno central y el presidente Maduro concentran la atención en ello. Tendremos que ver si en este último trimestre se pueden cambiar las percepciones. Pero, una cosa es segura. La economía “vota” y “habla” en determinadas circunstancias…

Foto: panorama.com

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