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lunes, 13 de abril de 2015

De la Cumbre al abismo

Tal Cual

Tras la Cumbre de las Américas, Maduro vuelve a contemplar el precipicio económico. Al parecer, la magia no funcionó, y el país que abandonó para viajar a Panamá ha empeorado muchísimo a su regreso

MARIO SZICHMAN/ Nueva York

Esta es la idea de futuro que tenía Ambrose Bierce: “Período en que nuestros negocios prosperan, nuestros amigos son leales, y nuestra felicidad está asegurada”. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, concluyó su visita a la Cumbre de las Américas pensando, en cambio, que todo pasado fue muy superior al presente, incluidos los pasados previos al chavismo.

Y ahora ¿qué depara el futuro al jefe de estado y al pueblo venezolano? ¿Habrá prosperidad en los negocios, mantendrán los amigos la lealtad, estará asegurada la felicidad de los habitantes? Al parecer, si las cifras no mienten, habrá mucho más de lo mismo, aunque, con cada día transcurrido, será progresivamente abominable.

Además de retornar con las manos vacías, Maduro observa un tétrico panorama económico y financiero. Por todas partes se perciben nuevos derrumbes de la estantería. Ya en enero de 2015 Venezuela estaba en la lona. Pero, con esa perversa lógica que rige la administración chavista, estaba incomparablemente mejor que ahora.

De principios de año a esta fecha la crisis se ha profundizado. Es mejor que los venezolanos saboreen las mieles del triunfo de este día, tan especial, pues de aquí en una semana, todo se agravará, y cuando pase un mes, la mayoría soñará con el momento en que era suficiente estampar una certificación de acendrado patriotismo.

El gobierno de Caracas tiene escasas herramientas para alterar la realidad. Lo único que pudo hacer fue recolectar firmas, millones de firmas destinadas a torcerle el brazo a Barack Obama, y lograr que anulara una “executive order” congelando cuentas bancarias en Estados Unidos de siete funcionarios venezolanos, acusados de presuntos abusos a los derechos humanos.

La “executive order” de Obama proclamó también que el gobierno chavista era “una amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad nacional de Estados Unidos. Eso despertó un jolgorio general pues, hasta ahora, la amenaza inusual y extraordinaria del régimen se limita a quienes habitan la patria de Simón Bolívar.

En total, el gobierno venezolano recaudó10 millones 408 mil 083 firmas rechazando la “executive order” de Obama. Aunque la oposición intentó ridiculizar las cifras, éstas fueron certificadas por Tibisay Lucena Ramírez, presidenta del Consejo Nacional Electoral. “Se pudo comprobar la consistencia en 98,7% de los datos de los firmantes”, dijo Lucena Ramírez.

Es de lamentar que esas rúbricas, debidamente registradas ante las autoridades competentes, no hicieran mella en el gobierno de Washington, que decidió mantener las sanciones.

Pero el chavismo no se rinde. Ha adoptado una serie de medidas de austeridad, entre ellas recortar los cupos de viajeros que intentan viajar al exterior. También ha racionado productos de la dieta básica y de la higiene.

Aunque son decisiones impopulares, propias del período especial que vive Venezuela, y seguramente se prolongarán al infinito en la forzosa trayectoria del deterioro, el pueblo las acepta.

CIFRAS PREOCUPANTES

Hasta hace un tiempo, era posible maquillar los datos de la hecatombe, u ocultarlos, como suelen hacer las principales instituciones financieras del gobierno, del Banco Central para abajo. El método más eficaz era no publicar datos.

Lamentablemente, Venezuela no es el Paraguay del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, o Corea del Norte. El país está entrelazado con numerosos vínculos a la depredadora banca internacional, la cotización de sus bonos es revisada todos los días en Wall Street, y muchos de sus tenedores –excluidos aquellos vinculados a la presunta boliburguesía– tienen problemas para pegar los ojos durante la noche.

Moody´s, una evaluadora de riesgos, ha ubicado los bonos venezolanos en la categoría Caa3. Según Bloomberg News, eso los coloca “una muesca o dos por encima de la bancarrota”.

Los bonos venezolanos para vencimiento en el 2018 tienen ahora un rendimiento del 30,4 por ciento anual. El lector puede darse una idea de la apuesta que hace un tenedor de bonos adquiriendo esa mercancía si se toma en cuenta que los bonos alemanes de vencimiento también en el 2018 reditúan un 0,28 por ciento anual.

¿Quién es el inversionista suicida, el que apuesta a los bonos venezolanos a los bonos alemanes? (el rendimiento de los bonos es similar en Estados Unidos, o en las principales naciones de Europa occidental).

En lo único que descuella Venezuela es en su designación, por segundo año consecutivo, como “El país más miserable del mundo”. El sambenito le fue colgado por el Instituto Cato en su “Misery Index” anual.

Al concluir el 2014, el instituto dijo que los cinco países más miserables del mundo eran Venezuela, Argentina, Siria, Ucrania e Irán. Solo las dos naciones sudamericanas están exentas de conflictos bélicos. Siria está hundida en una guerra civil, Ucrania se halla amenazada de manera constante por insurgentes respaldados por Rusia, e Irán participa en las guerras de Siria, Irak y Yemen.

Lo que hace tan notable la desintegración económica de Venezuela es su rapidez. Escribiendo en Business Insider, Linette López destacó que el país “declina a una velocidad pasmosa”. El índex de la miseria tiene tres componentes: las tasas de inflación de un país, los promedios de interés, y el desempleo. Además, se incluye toda disminución en el Producto Bruto Interno.

La estocada final al modelo chavista fue la caída del precio del crudo, de alrededor de 90 dólares en junio, a unos 48 dólares en la actualidad. Aunque el chavismo siempre gastó más de lo que obtenía del crudo, una vez colapsaron los precios del producto la lerda erosión del poder adquisitivo del venezolano o de las divisas requeridas para importar productos, se convirtió en una impetuosa cabalgata. Ahora, el gobierno se ha quedado sin dinero. “El derrumbe en el precio del crudo”, indicó López, “ha hecho las cosas increíblemente peores, a una velocidad increíble”.

Inclusive se ha modificado el desempeño de los venezolanos en relación a las colas. Hasta el año pasado, dijo la periodista de Business Insider, la existencia de colas aludían a cierta prosperidad.

Los compradores contaban con dinero en el bolsillo para comprar, día tras día, luego de una larga espera, en los supermercados del gobierno. Pero ahora, “suelen esperar hasta seis días” antes de hacer cola. Esas largas filas de seres aguantándose las incomodidades de participar en una fila no cuentan toda la verdad. El consumo ha disminuido, según la cronista.

¿Qué le espera ahora al pueblo venezolano? La mayoría de los analistas, e instituciones internacionales, pronostican una inflación de tres dígitos, superior al 100 por ciento anual, el incremento en la escasez de productos esenciales, el constante quebranto del aparato productivo por falta de repuestos, y una situación de emergencia en el sector de la salud, donde ya la falta de insumos ha obligado a directores de hospitales a enviar enfermos graves de retorno a sus hogares, según lo informó hace algunas semanas The Wall Street Journal.

Pese a ello, el gobierno está consolidado. El chavismo ha llevado la imaginación al poder, y seguramente encontrará un nuevo y ameno motivo de distracción, quizás en alguna otra recolección de firmas, capaz de patear la lata hacia adelante durante algunas semanas más. Lo importante es subsistir, que equivale a perdurar. Nadie le puede negar al gobierno chavista su gran capacidad para aferrarse al coroto.

@mszichman
http://marioszichman.blogspot.com/

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