Reafirmo que la corrupción es un mal mundial y de mucha antigüedad. Anda por dondequiera, con sus pocas excepciones, haciendo sus daños económicos, sociales, políticos y ético-morales
ADELSO GONZÁLEZ URDANETA
Rafael Caldera Presidente de la República, fui Comisionado Presidencial para la Vigilancia de la Administración Pública, conocido popular y comunicacionalmente como "Comisionado anticorrupción". Tuve entonces una experiencia y un aprendizaje útiles.
Aportamos sobre ello las siguientes ideas y reflexiones:
*Reafirmo que la corrupción es un mal mundial y de mucha antigüedad. Anda por dondequiera, con sus pocas excepciones, haciendo sus daños económicos, sociales, políticos y ético-morales.
*Muchos afirman, bien fundamentados, que este tipo de régimen que ha gobernado en Venezuela durante estos largos años ha estado marcado por la corrupción, y hasta algunos aseguran que en la historia venezolana es el más corrupto.
*Como buena base para lo anterior cabe señalar dos hechos: 1) la separación de poderes existentes, por ser en la realidad todas las ramas del poder público nacional partes de "un solo gobierno" (frase del mismo presidente Chávez); 2) la casi ausencia real de los debidos controles.
*La lucha contra la corrupción en cualquier país debiera ser lo más consensual posible y no meramente gubernamental. No sólo ella depende de una buena ley sino de toda una voluntad colectiva, consensual. Naturalmente, con la iniciativa gubernamental.
*En esta lucha es muy importante la denuncia, con todo su valor legal, pedagógico y sicológico, con signos de seriedad, respeto y objetividad, con unas reglas bien convenidas y de profundo contenido democrático.
*La lucha contra la corrupción debiera ser permanente y para siempre, y no puede tener plazos. Su complejidad exige a todos inteligencia y fuerza moral.
*La corrupción existe en lo privado y en lo público. Ni la empresa privada ni la pública están bien vacunadas contra ese mal. En ambos casos existen en estrecha relación el corruptor y el corrupto, y la culpabilidad debiera ser compartida.
*Los discursos y promesas de acabar con la corrupción están fuera de la verdad y de la realidad existentes. Son apenas muestras indebidas de una lucha demagógica, infundada, débil e infecunda, que no debiera darse donde prive la debida seriedad.
*Ojalá alguna pronta vez pueda darse en Venezuela una consensual e integral lucha contra la corrupción, con la sincera y eficiente participación colectiva e individual, con todas o casi todas las organizaciones e instituciones comprometidas.
*Un gobierno en Venezuela responsable consigo mismo y con su misión fundamental asume la nacional e internacional demanda de luchar contra la corrupción en forma consensual, integral y permanente, con toda seriedad, respetabilidad e institucionalidad, dentro de una línea profundamente democrática.


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