Yabrudy aspira a que las personas no caigan en el juego polarizador del gobierno EDSAU OLIVARES
GUSTAVO MÉNDEZ | EL UNIVERSAL
domingo 6 de abril de 2014 12:00 AM
De verbo conciso y con una clara visión sobre la crisis nacional, Daniel Yabrudy, presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Simón Bolívar, 23 años y estudiante del último año de Arquitectura, sostiene que la transformación del país solo es posible con el esfuerzo de todos. Advierte que no es viable un cambio de un día para otro, sino un proceso de largo aliento. Como joven no pierde la fe y apuesta a Venezuela
-Por primera vez se nota una división del Movimiento Estudiantil. Un sector apuesta más al diálogo y otro solo cree en la calle.
-Es un reflejo de la realidad del país, igual pasa en el resto de la sociedad. Celebro que así sea porque refleja que hay ideas encontradas, mientras que en el Gobierno se dicta una línea y todos deben acatarla sin discusión porque el que piensa distinto va para afuera.
-El pluralismo es importante pero en esta coyuntura las divisiones pueden afectar la unidad de criterio para afrontar al Gobierno. Muchos ciudadanos se preguntan cuál es la opción: calle o diálogo.
-Un posible diálogo con el Ejecutivo no representa ni el fin de la protestas ni el abandono de las calles ni la entrega de nuestros objetivos. Entendemos la necesidad, de una buena parte del país, pero no dejamos de creer en el diálogo y tampoco en la calle pese a las diferencias que puedan existir entre los ciudadanos, la dirigencia política y estudiantil. En el fondo entendemos que no hay una sola forma de alcanzar los objetivos, cada quien debe entender el rol que debe asumir y cómo quiere llevar la lucha. A más formas de protestas se sumarán más personas. Más allá de ir a un diálogo o trancar una calle todos estamos buscando lo mismo, y digo todos porque hasta el sector oficialista, las encuestas indican 80 % de la población desea que el país mejore, entiende que hay una crisis. Quienes estamos en contra del Gobierno no debemos debatir solo cuáles son las formas de lucha, sino cuál es el fondo y qué estamos buscando. El que quiera usar la cacerola, el que quiera trancar la calle que lo haga siempre de forma pacífica y sumando más personas a las protestas.
-¿En dos meses de protestas cuánto han sumado?
-Cada día sumamos más personas a las manifestaciones, y lo fundamental, que lo percibimos en las calles, es que estamos recuperando la esperanza de que el país puede tener un cambio que pasa por la inclusión sin importar quien es el presidente. Somos estudiantes y más allá de quien sea el presidente siempre lucharemos contra las injusticias. También logramos que los ojos del mundo estén sobre el país, que diversas instancias y personalidades se hayan pronunciado y tienen más conciencia de lo que sucede acá. De a poco le estamos quitando la careta democrática, de supuesta democracia, que tiene este Gobierno y lo estamos desmintiendo en todos los espacios, pero sobre todo en Venezuela. Si bien hay muchas personas que aún creen, por diversas razones, que este Gobierno respeta los Derechos Humanos, las libertades y la Constitución, estamos demostrando que no es así. El Gobierno pretende achacar a las protestas la inseguridad, el desabastecimiento y los asesinatos. Una barricada se levanta pero no podemos levantar un muerto por un tiro en la cabeza que no fue disparado por los estudiantes, porque no tenemos armas, ni por la sociedad civil, que protesta pacíficamente, sino por los funcionarios policiales. Son ellos los responsables de la seguridad ciudadana. Este Gobierno ha aplicado más de 20 planes de seguridad y ninguno han funcionando. El Gobierno, a través de la impunidad, ha creado los grupos paramilitares que actúan al margen de la ley y con las plenas libertades que les da Diosdado y otros dirigentes.
-¿Cuánto han perdido en las protestas?
Los compañeros asesinados. Hemos perdido al permitir que el Gobierno siembre más miedo en las personas para protestar. Hace días dos personas, que viven en Catia, me relataron que a raíz de las protestas, los grupos paramilitares se han encargado de sembrar terror en la comunidad marcando las casas y señalando a quienes saben que son oposición. Pero la gente sale a marchar, y en una bolsa o bolso meten sus franelas, banderas o gorras. Otro saldo son los compañeros presos, pero más que pérdidas lo veo como razones para seguir luchando. Es más lo que estamos ganando que lo que podemos perder.
-Temen que no se logren los objetivos y surja otra desilusión.
-A algunos les ha llegado el mensaje de que hay de salir rápido de Maduro para poder solucionar los problemas. Pero la transformación pasa por modificar toda la estructura. Hay que renovar los poderes públicos. No podemos pensar en sacar a Maduro para que entre un Diosdado y vayamos a elecciones con un CNE vencido. Apuntamos a las exigencias que se renueven las instituciones. Eso debe ser una discusión en la Asamblea Nacional. Vemos como una amenaza la frustración que pueda surgir en la gente, pero estamos dispuestos a arriesgar todo, y más, para lograr el país que queremos. Nuestro mensaje es responsable y honesto con la gente que nos ha dado esta responsabilidad. En las asambleas advertimos que la transformación del país no se logrará en días o meses hay mucho trabajo por hacer y no es labor de Capriles, María Corina o Leopoldo sino de todos. Cada quien debe asumir su responsabilidad desde su espacio.
-Se habla mucho del déficit de apoyo de los sectores populares.
-Hay muchos factores pero es mentira que en los barrios de Caracas y del país todos son oficialistas. Son personas conscientes del cambio. Hay mucho miedo pero es importante entender la realidad de ese sector. En ese sentido, es momento de sumar, y a modo de crítica muchas veces en las marchas cantan: "Hay que estudiar, hay que para no ser como Nicolás" si bien suena chistoso es discriminatorio porque un alto porcentaje de jóvenes no han tenido acceso a una educación de calidad, ahora y antes. Nadie es más venezolano por estudiar.
-Un cántico excluyente
-Si. Todos somos valioso más allá de estudiar o no. Todos debemos tener esa oportunidad y muchos han levantado a sus familias y construido su futuro con sus manos y sin estudios. La pregunta no es por que el barrio no baja, sino porque nosotros no subimos. La realidad del país es compleja hay grandes injusticias sociales que nos afectan desde hace tiempo. Muchos no entienden que la mayoría de las personas que viven en los barrios si no trabaja no comen ese día. No podemos juzgar que si los del barrios son conformistas y se merecen este gobierno, el momento que vivimos es difícil y el gobierno se ha encargado en dividirnos que pensemos de forma excluyente y que no sumemos a más personas por desconocer sus realidades.
-Crees que su mensaje ha permeado a esos sectores
-Estoy seguro que hemos avanzado, no solo en dos meses de protestas, sino en los últimos años tal como lo dicen las elecciones. Lo sentimos cada vez que marchamos desde la Simón Bolívar hasta Baruta y pasamos por los barrios donde nos reciben con las manos abiertas y nos invitan a conversar, y aprovechamos para entregarle un volante que explica los problema de la escasez, la electricidad y la inflación y nuestras propuestas para salir de la crisis. Estoy convencido que ha cambiado la percepción de muchos barrios, porque al final somos la misma gente. Recuerdo un mensaje de Laureano Márquez que dice que no hay que insultar, que si te ofenda no respondas de la misma manera, que no hay perder el alma.
-No actuar como lo hace el Gobierno
-La violencia no se elimina con violencia, la injusticia no se acabará con más injusticias. No podemos comportarnos como ellos, y desde nuestra hogar, comunidad, escuela y universidad construir ese país que queremos y no tenemos. Se dice fácil y puede sonar poético, pero es la verdad y requiere del trabajo de cada uno de nosotros. Esto necesariamente debe cambiar, que nos reconozcamos con nuestro propio esfuerzo. La lucha es, y debe ser, desde todos los aspectos. Hay que hacer un trabajo social para lograr ese cambio que si es posible. Esta lucha tiene un objetivo y lo vamos a alcanzar.
gmendez@eluniversal.com
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