Alfredo Olivier
28-05-2013
La naturaleza utiliza mecanismos que nos podrían parecer demasiado crueles, pero que resultan altamente efectivos para el fin mayor de la preservación de las especies. Es el caso de las tortugas que desovan en las playas y las tortuguitas recién nacidas deben recorrer un espacio a merced de las aves depredadoras, para tratar de llegar al mar. Para garantizar que algunas de esas vulnerables infantes logren su cometido, la solución es la producción de grandes cantidades de huevos; los primeros que eclosionan brindan alimento de sobra a los depredadores hambrientos hasta lograr saciarlos y así, las tortugas que inician el recorrido de últimas tienen más posibilidades de llegar hasta el agua salvadora.
Se podría pensar que Hugo Chávez utilizó esta estrategia, pensando que algunos fondos pudiesen llegar a los servicios y obras que requería el País. Al recibir el poder eliminó las licitaciones, declaró emergencias y eliminó casi por completo los controles y la rendición de cuentas, brindando abundante alimento a los depredadores, pensando que rápidamente saciarían su hambre; pero los corruptos lejos de sentirse satisfechos se les incrementó su apetito y el resultado final no fue la preservación del erario sino su total depredación.
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