Un líder polémico

Tal Cual

Nos parece adecuado el llamado a la paz y al respeto ciudadano, tanto para quienes vieron en Hugo Chávez su guía, como para aquellos que lo adversamos consecuentemente. La muerte siempre coloca los avatares y las pasiones de nuestras vidas en un extraño sitio, lejos del fragor de los días, en que nos recuerda la fragilidad y también el tenso y paradójico drama del esfuerzo humano

EDITORIAL

En la tarde de ayer murió el presidente Hugo Chávez Frías, después de enormes sufrimientos producto de una implacable enfermedad, contra la cual luchó sin tregua. Nosotros disentimos frontal y radicalmente de su gobierno, sin ambages.

Pero en este momento queremos tenderle la mano y manifestar nuestra condolencia a sus familiares, a sus colaboradores y amigos y a esos millones de venezolanos que lo siguieron políticamente y en los cuales despertó una intensidad afectiva muy poco común.

La muerte siempre coloca los avatares y las pasiones de nuestras vidas en un extraño sitio, lejos del fragor de los días, en que nos recuerda la fragilidad y también el tenso y paradójico drama del esfuerzo humano.

La forma en que Nicolás Maduro dio la noticia al país, minutos después del deceso, nos parece adecuada por su llamado a la paz y al respeto ciudadano, tanto para quienes vieron en Hugo Chávez su guía, como para aquellos que lo adversamos consecuentemente. Tal actitud es la única que cabe en esta hora difícil, en aras del mejor futuro de la nación.