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viernes, 8 de marzo de 2013

Lucha difícil

Tal Cual

Adversarios de Chávez encabezaron un golpe de Estado y paros indefinidos hasta tomar la ruta electoral. Los partidos políticos estuvieron debilitados frente a otros sectores, hasta el nacimiento de la MUD. La última elección presidencial, cuando se midió con Henrique Capriles, fue la que arrojó una brecha más pequeña

MARISELA CASTILLO APITZ

Corría el año 1998. Acción Democrática y el partido socialcristiano Copei habían gobernado intercaladamente por 40 años, desde que derrocaron a la dictadura del general Marco Pérez Jiménez, en 1958, con la ayuda del Partido Comunista de Venezuela. Tanto AD como Copei disfrutaron del poder por más de cuatro décadas seguidas, pero su apoyo popular cada vez mermaba más. La crisis económica y social amenazaba con estallar: la inversión social ya no era prioridad.

La antipolítica era el sentimiento que la mayoría de los venezolanos tenía por aquellos días. Después de la hegemonía de estos dos partidos, el teniente coronel Hugo Chávez postulaba su nombre para las elecciones presidenciales, y aunque al principio no era el favorito, de acuerdo a las encuestas, fue creciendo hasta convertirse en la principal opción para las elecciones presidenciales de 1998. Como respuesta, la oposición apoyó a la exreina de belleza, Irene Sáenz, ganadora del Miss Universo 1981. Más antipolítica.

Mientras la campaña avanzaba, la popularidad de Sáez se desplomaba. Los partidos decidieron retirarle su apoyo y dárselo al exitoso empresario y gobernador de Carabobo, Henrique Salas Römer, quien a regañadientes aceptó el respaldo de estos partidos, luego de haber crecido como líder regional combatiéndolos, justo dos semanas antes de los comicios solo “para frenar a Chávez”.

La estrategia electoral fue vender al exgolpista como un líder autoritario que buscaba centralizar el poder y enterrar a la democracia. Era calificado como un lobo disfrazado de Caperucita Roja. Los partidos tampoco exageraban: Chávez comenzaba a amenazar con freír las cabezas de los adecos, barrer y borrar al extinto Congreso.
Sin embargo, Hugo Chávez crecía en las encuestas para finalmente imponerse como el vencedor.

A pesar del 36,5% de abstención, triunfó con el 56,2% de los votos. Los partidos que tradicionalmente habían gobernado a Venezuela por primera vez quedaron reducidos al 39,9%.

A pesar de esta derrota para la oposición, la victoria de Chávez no estaba cantada porque no tenía la mayoría en el Congreso y los diputados de aquella época representaban una piedra en el zapato para la Constituyente que él proponía.

PRIMER OBJETIVO: LA CONSTITUYENTE

El primer día de gobierno, Chávez llamó convocó un referéndum para consultar a los venezolanos si se debía elaborar una nueva Constitución. La oposición se preparó nuevamente para enfrentarlo, pero los propulsores de la Constituyente obtuvieron el 87,8% de los votos, en un clima de apatía electoral de 62,4% del electorado.

Esta derrota se tradujo posteriormente en que el chavismo obtuviera más del 95% de los constituyentes. De los 125 asientos, solo seis los obtuvo la bancada opositora: Claudio Fermín, Alberto Franceschi, Jorge Olavaria, Virgilio Ávila Vivas y Allan Brewer Carias.

Para esta época, la crisis en AD y Copei era evidente, tanto, que la tolda blanca anunció nuevas elecciones de base para renovar el partido, y Copei anunció la renuncia de su directiva nacional. No era poca cosa: luego de 40 años de gobernar alternadamente, Copei no logró ningún escaño y AD solo uno. “La Constituyente podría ser la carta de defunción de AD y en la aplastante derrota que nos han infligido queda patente la ineptitud del partido”, escribió el dirigente adeco Humberto Celli, por aquellos días en los que hasta Henry Ramos Allup se postuló con una tarjeta denominada Iniciativa Propia.

Esa así como se cerraba una página de la historia política del país, una etapa de 40 años que tuvo grandes aciertos, pero que acumuló tantos vicios e injusticias que el pueblo les pasó factura.

ECLIPSADOS EN LA LUCHA

Desde 1999 hasta el año 2004, los partidos políticos opositores fueron cediendo sus espacios y la sociedad civil tomó la delantera. Fueron años de lucha constante. Los empresarios, sindicatos, medios de comunicación y hasta la Iglesia tomaron postura en contra del gobierno de Chávez.

Para las megaelecciones del 2000 los ciudadanos fueron convocados nuevamente a comicios presidenciales, producto de la relegitimación de los poderes por la nueva Constitución de 1999. Claudio Fermín y el también golpista Francisco Arias Cárdenas postularon sus nombres en contra de Chávez.

La oposición decidió apoyar al antiguo compañero del Presidente, quien denunciaba que el gobierno debía enjuiciar a Luis Miquilena y José Vicente Rangel por corrupción.

Las elecciones se rodaron del 28 de mayo al 30 de julio de 2000 y Chávez obtuvo la victoria. Ni los votos de Cárdenas sumados a los de Fermín lograban igualar los votos que Salar Römer obtuvo en 1998. La oposición seguía en crisis.

En 2001, específicamente el 10 de diciembre, Fedecámaras y la CTV convocaron al primer paro cívico nacional durante el gobierno de Chávez. El objetivo era repudiar 49 leyes promulgadas por el Presidente, como la Ley de Tierras y la Ley de Hidrocarburos. Se acusaba a Chávez de atropellar las instituciones legales. Por primera vez se escucha "desobediencia civil" y evocan el artículo 350 de la Constitución.

Las leyes generaron un fuerte rechazo y la negativa del Gobierno de modificarlas lo aumentó. A partir de ese momento, muchos dirigentes de la oposición pidieron la renuncia de Chávez. En los año 2002 y 2003 se desarrolló una de las mayores huelgas patronales de Latinoamérica, promovida por los empleados de Pdvsa y la Coordinadora Democrática, que era una coalición de partidos políticos, asociaciones civiles y ONG opositoras.

Ante el malestar nacional, convocaron a un segundo paro cívico nacional, pero esta vez ya no era por un día, sino indefinido. Aquí el liderazgo opositor era representado por Carlos Ortega, presidente de la CTV, trabajadores de Pdvsa, y Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecámaras. Los partidos políticos aún no figuraban.

Los militares activos y retirados comenzaron a pronunciarse en contra de Chávez en Plaza Altamira, ubicada en el este de Caracas. Se trataba de un alzamiento no armado. En total fueron 120 oficiales. Las posturas de ambos bandos se radicalizaron y la oposición ya no exigía el retiro del paquete de leyes sino la renuncia de Chávez y todo su gobierno. Eran tiempos del famoso “Chávez vete ya”.

En abril de 2002 se consumó un golpe de Estado, que el TSJ lo calificó luego como “vacío de poder”. La oposición convocó a una marcha que se dirigió a Miraflores el 11 de abril de ese año y ocurrió la desgracia de Puente Llaguno donde resultaron 19 personas fallecidas, según cifras oficiales.

Dos años después, la oposición seguía dando la lucha y convocó a un referéndum para consultar si el Presidente debía continuar frente al país. Para ello tardaron más de un año recogiendo y ratificando firmas para cumplir los extremos legales del petitorio. Chávez fue ratificado en su cargo con el 59,1% de los votos, pero la oposición rechazó estos resultados afirmando que hubo fraude electoral, como denunció la entonces Coordinadora Democrática que agrupaba a las fuerzas opositoras partidistas y de la sociedad civil. Nunca se mostraron pruebas.

En 2005, y bajo el fantasma del “fraude”, del año anterior la sociedad civil presionó para que los partidos políticos llamaran a abstenerse en las elecciones de ese año para la Asamblea Nacional. Acción Democrática fue el primero en retirar sus postulados, y los demás lo hicieron en seguidilla. Solo quedaron como candidatos los “perseguidos políticos” que buscaban una vía para adquirir inmunidad parlamentaria.

No lo consiguieron. El Parlamento quedó en manos del chavismo y el Ejecutivo no tuvo impedimento en promover la reforma de la Constitución y leyes habilitantes para el Presidente. La abstención le salió cara a la oposición.

DE VUELTA A LAS PRESIDENCIALES

En 2006 había de nuevo elecciones presidenciales, en teoría las últimas en las que participaría Hugo Chávez, en vista de que la Constitución solo permitía, en ese momento, la reelección inmediata y por una sola vez. Entre llamados a abstenerse para no “convalidar al régimen” hecho por algunos, como Antonio Ledezma o Hermánn Escarrá, la oposición debatía llevar un candidato unitario.

De entre los tantos nombres, tres resaltaron: Julio Borges, dirigente de Primero Justicia, Manuel Rosales, gobernador de Zulia, y Teodoro Petkoff. La decisión se dejó en manos de la encuestadora Datos, cuyos resultados le dieron el placet al zuliano fundador de Un Nuevo Tiempo.

Así, el gobernador del Zulia se hizo líder la oposición. Durante la campaña presidencial su lema era “Atrévete” y "Por 26 millones de venezolanos" (en referencia al número de habitantes de Venezuela de aquella época). La principal propuesta de Rosales fue la tarjeta denominada “Mi Negra”, con la promesa de entregar el 20% de las regalías petroleras a los sectores populares.

Nada de esto funcionó. Cada vez el peso del Estado se imponía más y la popularidad de Chávez seguía creciendo. En 2006, Chávez volvió a ganar, esta vez con 62,84%. La brecha aumentó. La oposición quedó reducida a tan solo 36,9%. Iban de mal en peor. Este escenario sirvió para que el oficialismo anunciara una reforma a la Constitución, con el objetivo, entre otros aspectos, de aprobar la reelección indefinida. Chávez sabía que en el año 2012 tendría que dejar la presidencia y a toda costa lo quería evitar.

En 2007 se propuso una reforma de más de 60 artículos constitucionales y se sometió a referendo popular. Por primera vez los adversarios de Chávez ganaron una consulta, aunque por un margen muy estrecho, luego de que la abstención dominara al voto chavista. El movimiento estudiantil se activó luego de la salida del aire de Radio Caracas Televisión y el rechazo a tal cierre se hizo evidente. Fue la primera vez que el oficialismo salió derrotado por la vía electoral.

De nuevo la batuta estuvo en manos de terceros y no de los partidos políticos. Los estudiantes opositores levantaron las banderas de la lucha antichavista en vista de que los partidos políticos no habían podido agarrar vuelo.

PRÓXIMO PASO: LA MUD

2008. Chávez gobierna por décimo año consecutivo. Luego de la primera victoria electoral de la oposición en las urnas y la creación del Movimiento Estudiantil, los partidos políticos deciden crear la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con el objetivo de tener candidaturas unitarias para los procesos electorales.

En 2009, la oposición se pronunció contra la pretensión del gobierno de enmendar la Constitución por la aprobación de la reelección indefinida. El principal argumento fue que esta propuesta ya se le había consultado al pueblo en 2007 y había sido rechazada. Sin embargo, hubo elecciones para aprobar, esta vez, una enmienda. Chávez logró su objetivo con el 54,85% de los votos.

Luego de esta derrota, la oposición tenía solo un año para prepararse para ir a las elecciones parlamentarias de 2010. Pero los frutos de la Unidad comenzaban a verse. Se lograron candidaturas unitarias. La organización electoral y la estrategia unificada lograron darle a la MUD su primera victoria electoral, logró la mayoría de los sufragios y su impacto se aumentó con los votos opositores no-MUD (como el PPT entonces) para lograr el 52%. Sin embargo, fue el chavismo el que se aseguró la mayoría de las curules parlamentarias debido a una reorganización de las circunscripciones electorales. El PSUV logró más diputados con menos votos, algo que el propio Hugo Chávez no supo explicar frente a la prensa extranjera.

DAVID VS. GOLIAT

Dos años después, Venezuela vivió unas nuevas elecciones. La oposición se preparaba para finalmente conquistar Miraflores. El nuevo líder sería Henrique Capriles, gobernador de Miranda, quien por unas primarias nacionales fue elegido cómodamente para enfrentar a Chávez, que aspiraba a su tercer periodo presidencial.

El opositor no lo logró aunque encabezó la opción que logró la menor brecha con respecto al Presidente reelecto. El 7 de octubre de 2012 los resultados, a pesar del ventajismo electoral y de haber sido la campaña “bolivariana” más cara hasta el momento, los números fueron: Chávez: 55,01%; Capriles: 44,31%.

Así, la MUD cayó en un mal momento. El peor desde su nacimiento. Incapaz de derrotar al caudillo del PSUV y de cumplir las esperanzas opositoras acumuladas durante 13 años, se presentaron a las elecciones regionales apenas dos meses después para elegir a 23 gobernadores. La alianza partidista solo conquistó tres estados, que ya controlaban: Miranda con Henrique Capriles, Lara con Henri Falcón y Amazonas con Liborio Guarulla, estos dos últimos exmilitantes del oficialismo. La Unidad pasó de tener siete gobernaciones a tres, a pesar de que en números totales de votos la proporción electoral fue similar a la del 7 de octubre.

2013 comenzó con discusiones sobre si Capriles debe ser de nuevo la opción electoral opositora frente al candidato del chavismo para unos nuevos comicios presidenciales prontos a ser realizados. Mientras tanto, la MUD enfrenta el reto local de definir candidaturas para las elecciones municipales convocadas para el 14 de julio de 2013. La MUD tiene la tarea de resolver sus heridas producto de la derrota del 7 de octubre de 2012 y garantizar un candidato único, un programa de gobierno que finalmente haga que se conviertan en opción para el país y una oferta electoral que esta conquiste a la mayoría de los venezolanos. Estos son y serán los retos de la oposición: unidad, unidad y unidad.

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