El muy parcial y desviado ejercicio democrático se da en un aspecto clave aunque no único, como es lo electoral, y también en la aplicación de las políticas gubernamentales; lo primero, manipulado calculada e inescrupulosamente; lo segundo, sin la debida planificación e inmediatistamente
ADELSO GONZÁLEZ URDANETA
El muy parcial y desviado ejercicio democrático se da en un aspecto clave aunque no único, como es lo electoral, y también en la aplicación de las políticas gubernamentales; lo primero, manipulado calculada e inescrupulosamente; lo segundo, sin la debida planificación e inmediatistamente.
·En relación con el Estado de Derecho, la Constitución y demás Leyes. Han sido tratados según la circunstancia y conveniencia ocasional, incluso con expresas y reiteradas violaciones. El caso más trascendente y reciente es lo orquestado por la mayoría de la Asamblea Nacional y por el Tribunal Supremo de Justicia, sin importar los claros mandatos constitucionales sobre el nuevo período presidencial, con la consecuencia política y jurídica de una usurpación de poderes y de altas funciones públicas. Se prefirió infundadamente un ejercicio presidencial completamente ajeno a la vía electoral y al mandato constitucional.
·Defensa de nuestra soberanía nacional. Subrayamos el extremo a lo que se ha llegado con nuestra hermana república de Cuba, hasta tenerla como eje central de nuestra política nacional, en lo civil y en lo militar, específicamente en aspectos claves y de soberanía nacional.
Recientemente esto se ha reiterado en el caso de la enfermedad del presidente Chávez, convertida en misterio, en cuya administración política se han dado muestras de atentado contra nuestra soberanía.
·Lo de "un solo gobierno", en relación con las diversas ramas del Poder Público Nacional y lo que debiera ser su correcta intercomunicación, como poderes autónomos e independientes.
·El muy singular personalismo presidencial y consiguiente culto a la personalidad, autoritarismo y militarismo.
·La práctica gubernamental del inmediatismo y el cortoplacismo.
·El excesivo centralismo presidencial y el consiguiente debilitamiento de la conquistada descentralización.
·La permanente conflictividad, confrontación y división en nuestra sociedad, con siembra de odio, rencor y resentimiento.
·El tratamiento del gravísimo problema de la corrupción, sin los necesarios mecanismos de vigilancia institucional y el debido control.
·Resurrección del nepotismo gubernamental en casos concretos.
·Tratamiento clientelar y dadivoso al prioritario problema social de la pobreza y a quienes la padecen, sin ninguna planificación de fondo ni política seria a distintos plazos.
·La manera como se trata y atiende a los servidores públicos: con chantaje y coacción, en lo referente al partido de gobierno y a sus actividades públicas.
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