Los primeros días de Villegas en el Minci fueron color de rosa: información sobre la operación a Chávez hasta dos veces al día, aun con pocos detalles; promesas de inclusión; apertura de VTV para voceros de la oposición. Dos semanas, a lo sumo. Luego volvimos al secretismo, ocultamiento, exclusión e insultos
SIMÓN BOCCANEGRA
Impensable lo contrario. Pero la sola idea de que alguien formado tanto en las aulas universitarias como en el fragor de la calle estuviera al mando de esa cartera era más alentadora que continuar padeciendo los rigores de un Andrés Izarra especialista en complicar el trabajo informativo, en ocultar, en reírse de los muertos del hampa; y de convertir a los medios "públicos" para fungir como aparatos de difusión y ataque del PSUV.
Los primeros días de Villegas en el Minci fueron color de rosa: información sobre la operación a Chávez hasta dos veces al día, aun con pocos detalles; promesas de inclusión; apertura de VTV para voceros de la oposición. Dos semanas, a lo sumo. Luego volvimos al secretismo, ocultamiento, exclusión e insultos. La oposición dejó de aparecer en el 8 y mucho menos en los demás medios. Mario Silva sigue siendo el hombre fuerte de Los Ruices, en un canal donde la parrilla se comporta igualito que antes.
Varios reporteros incluso agarraron al ministro en el Parlamento para manifestar, de nuevo, el deseo de cubrir las sesiones de la Asamblea Nacional con acceso al hemiciclo y no confinados a un salón con una pantalla censuradora de ANTV. La respuesta fue "ustedes saben cómo es, yo también fui reportero y me tocó cubrir cosas así".
No sabemos si Ernesto tiene las intenciones pero no tiene el músculo, o si es que hay caudillos más fuertes que él controlando los hilos de los medios públicos. En todo caso, ha sido una gran decepción.
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