Plan Catia avanza sin ser consultado ampliamente con la comunidad. Desechos y aguas servidas se acumulan en los alrededores del mercado. A pesar de prohibiciones, buhoneros no paran de vender su mercancía, incluyendo productos escasos en los mercados
DAYMARA MARTÍNEZ
Transitar por el lugar pasa por soportar el mal olor y hasta los mosquitos que abundan alrededor del botadero. Pero además, las montañas de porquería se condimentan con la gran cantidad de desechos y escombros que dejan los trabajos del Plan Catia que ejecuta la Alcaldía de Libertador.
Un proyecto de remodelación urbana, que según José Quintero, líder comunitario de ProCatia, es un proyecto sin organización que excluye a los vecinos de la comunidad.
MAL HECHO
José Quintero sostiene que el Plan Catia incluía arreglar el bulevar para lo cual se gastó “supuestamente 26 millones bolívares y todavía me pregunto dónde está ese dinero”.
El dirigente de Pro Catia dice que los trabajos no se han terminado y que, además, van muy lentos. “Ojalá se parezca al de Sabana Grande, pero hasta ahora la zona continúa muy deteriorada, siguen los borrachos, la basura y las personas no colaboran”, añadió Quintero.
Para el líder comunitario el objetivo que tenían con el Plan Catia de transformar el casco central, y que todos los damnificados de Alta Vista fueran reubicados con viviendas dignas, no estuvo bien planificado.
Además, lamenta que el asunto no haya sido discutido con la comunidad y los comerciantes de la zona. Revela por ejemplo, que al no escuchar a los vecinos no se atendió un reclamo tan sencillo como que “el sistema de aguas negras está muy deteriorado y viejo, y con construcciones se empeora aún más”.
BUHONEROS NO SE VAN
Ni las labores del Plan Catia, ni la basura y prohibiciones, son barreras para que los trabajadores informales ocupen los alrededores del Mercado de Catia, en la parroquia Sucre, y también en las calles Colombia, Argentina y avenida Washington, con sus ventas ambulantes donde ofrecen alimentos y prendas de vestir.
Allí sí hay productos que están escasos en supermercados, como harina, aceite y azúcar. A escondidas, en las transversales del bulevar de Catia, comenta el buhonero Ricardo Venegas que hay también gran cantidad de comerciantes que extienden sus sábanas con mercancía en el piso.
De esta manera, tienen la facilidad de recogerla si ven que se acercan funcionarios de la Policía Municipal.
Venegas asegura que, a pesar de la resolución de la Alcaldía de Libertador que prohíbe colocar tarantines, permanecerá en la zona.
“Yo tengo 70 años y más de 20 como trabajador informal, nadie me podrá sacar de aquí”. Niega que sean los informales los que ensucian el entorno y dice que la empresa Supra Caracas va de vez en cuando, “pero si no hacen la correcta limpieza ya es otra cosa”.
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