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domingo, 9 de diciembre de 2012

Una cosa quiere el burro...

Lo que se debate es si el país será un país de importaciones públicas o privadas

LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
domingo 9 de diciembre de 2012 12:00 AM 


Fue insólita la cantidad de empresarios que asistió al seminario de Escenarios Datanálisis que realizamos en Panamá. Si consideramos que ese país es el octavo exportador hacia Venezuela (casi un millardo de dólares de sus mercancías de tránsito), el interés y el estrés que podíamos sentir era razonable. Muchos empresarios de la zona de Colón tienen enterrados en nuestro país una cantidad relevante de bolívares y mercancías. Ellos estiman que cerca de 600 millones de dólares están acorralados en este momento en nuestro país.

Las preguntas claves fueron: 1) ¿voy a poder sacar mi plata de ese corral? y 2) la restricción cambiaria del Gobierno significa que esa economía se dirige a un cierre de importaciones que cambiará el perfil de negocios en el país? Obvio que su preocupación racional es si van a perder plata ahora y si se acabó el negocio a futuro.

Cuando hacen preguntas tan específicas en el medio de una transición económica llena de incertidumbres, tanto para nosotros como para quienes pretenden implementarlas, a uno le provoca decir: "no tengo ni la más remota idea en que terminará esta historia y quienes proyectan con seguridad y confianza lo que va a pasar, son unos rolitrancos de habladores de paja".

Pero cuando tu actividad es analizar el entorno, como yo, esa manifestación extrema de sinceridad siempre viene sucedida por un: "bueno chico, ya sé que no eres adivino, pero ¿qué te dice tu olfato?", es decir: ¡adivina pues!

Ahí no me queda más remedio que responder, bajo aclaratoria explícita de que lo que digo está basado exclusivamente en mi intuición (aunque en un país como éste, cualquier cosa puede pasar).

¿Vas a poder sacar la plata del corral? Creo que sí, pero demorará más tiempo de lo usual, hasta que se defina la batalla entre los pragmáticos y los ideológicos, que en términos prácticos discuten si sacarás tu plata perdiendo algo con un tipo de cambio oficial devaluado, explícita o implícitamente, o si perderás mucho más en un mercado de divisas más peligroso e ilegal. La economía es un río rebelde y cuando intentan bloquearlo, suele desbordarse por cualquier lado. La plata la sacarán, pero no hay duda que perdiendo... lo que no se sabe es cuánto.

Con respecto a si vamos directo a una economía autosuficiente, con fuerte producción interna y no dependiente de importación de bienes y servicios, estimulada por la revolución, la respuesta si es más fácil: Jajajajaja.

Una cosa es la que quiere el burro y otra quien lo monta. Primero que todo, la evidencia lo que muestra es que el gobierno venezolano ha incrementado descomunalmente la dependencia a las importaciones, batiendo todos los récords históricos. La moneda, a cambio oficial, tiene el mayor nivel de sobrevaluación que recuerda el país, por lo que la posibilidad de estimular producción local masiva es un límite que tiende a cero. El interés de incrementar inversiones privadas en magnitudes significativas es poco menos que nulo y la capacidad del Gobierno de abastecer el mercado local con producción propia es equivalente a la que ha tenido para abastecerlo de cemento, cabillas u operar los puertos después de tomarlos en su poder (¿te suena?).

No panitas, por ahí no van los tiros. Lo que se debate no es si el país será productor o importador en el futuro, sino si será un país de importaciones públicas o privadas. En el caso de los panameños (y de todo el resto del mundo) la interrogante no es si seguirán vendiendo o no productos a Venezuela, como lo han hecho toda la vida, sino si se lo venderán a los mismos clientes privados de siempre o a lo que los economistas llamamos monopsonio: es decir un solo comprador, en este caso el Gobierno, con sus respectivas comisiones. Hermes: ¡ilumínanos ahí!

luisvicenteleon@gmail.com
@luisvicenteleon

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