Fuente: Aragua Agroproductiva A.C.
Llegó diciembre, el adviento o el nacimiento de Jesús, la navidad o la natividad, y en Venezuela se sigue con la estéril y estúpida diatriba entre gobierno y pueblo, tratando el primero de demostrar que cada vez importamos menos alimentos, pero ya vamos por unos 7.000 millones de dólares gastados en la compra de alimentos a Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Nicaragua, el Imperio Norteamericano y otros. El segundo, el pueblo, sufriendo ciclos de escasez de algunos productos fundamentales de la dieta diaria y comentando al borde de los anaqueles de mercados y supermercados el origen de los alimentos: fíjate que este queso es uruguayo; esta leche de larga duración es de Portugal, pero esta otra es ecuatoriana; mira, este aceite es boliviano; estos tremendos pollos son de Brasil y esta carne también es brasilera; caramba, estas manzanas chilenas se ven muy bonitas, etc. Y esto no termina aquí ya que hay productos que como el arroz, las caraotas, los frijoles, el café, la leche en polvo y muchos otros, son empaquetados en el país y no se puede identificar el origen de los mismos.
Y con esos ejemplos anteriores seguimos contribuyendo al sostenimiento de la agricultura y de los agricultores de otros países, mientras que nuestro campo y su pueblo continúan en franco deterioro; mientras que nuestra educación agrícola, nuestra investigación agrícola, nuestra extensión agrícola, siguen siendo despreciadas y abandonadas, comenzando con la situación crítica de las universidades autónomas. Pero nuestro pueblo no se rinde y continúa buscando opciones para superar esta crisis política que lo ha querido envolver, que ha querido tragarse a esta patria, donde históricamente sus ciudadanos han demostrado ser amantes de la libertad y las leyes. Por ello, que satisfactorio sería que al final del año, en estos días de paz espiritual, de unidad familiar y nacional pudiéramos evaluar la actividad agrícola venezolana en los siguientes términos:
La primavera nos trajo
miles de árboles florecidos,
destacando araguaneyes y apamates
que vinieron a alegrar nuestros sentidos.
Llegan las lluvias
y despiertan los lirios sabaneros
las aguas comienzan a llenar
las áreas que ocupan los esteros.
Los pastos comienzan a brotar
con verdes alfombras en potreros,
y el ganado agradecido va a pastar
para comenzar a llenar sus cuerpos lastimeros.
Los frutales se muestran
pletóricos de flores
para formar abundancia de frutos
con tan amplia gama de sabores.
Los maizales florecen
y se pintan de amarillo
cuando el pólen vuela enloquecido
para llegar a arropar a los pistilos.
Al lado, los campos de sorgo,
millones de granos enrojecidos
alimento de pollos y porcinos,
satisfacción del productor agradecido.
Tierras planas y pesadas
donde destacan nutridos arrozales
con sus espigas doradas, agitadas
al impulso de vientos matinales.
Girasoles que retan la belleza
con sus cabezas redondas y de oro
llenas de semillas aceitosas
que para el productor, representan un tesoro.
Agricultura bajo techos y sin ellos,
de cebollas, tomates, pimentones,
corazón de guisos y ensaladas
que en esta época se preparan a montones.
Cañaverales en flor, raíces y tubérculos,
patillas, pepinos y melones,
multitud de alimentos favorablemente producidos
en estas tierras de tropicales condiciones.
Que satisfactorio sería que no ocurriera escasez de alimentos a lo largo del año, y que al final, nuestra balanza agrícola fuera positiva, para ser realmente soberanos, tener patria y tener pueblo.
Feliz Navidad para todos, disfruten las fiestas religiosas y familiares, con la esperanza de un futuro mejor; y un próspero año 2013.
Pedro Raúl Solórzano P.
Maracay, 09 de diciembre de 2012.
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