El "cordonazo" retó movilización del chavismo. Quienes llegaron a Caracas de todas partes del país debieron sortear la lluvia que amenazó la concentración. Chávez habló brevemente en la avenida Bolívar. Llamó a no permitir la "aniquilación" de Venezuela. El candidato del Gobierno cerró campaña sin visitar Delta Amacuro, Amazonas y Nueva Esparta
DAYIMAR AYALA ALTUVE
La armonía de las franelas rojas contrastaba con la anarquía de quienes llegaron ayer al cierre de campaña del candidato Hugo Chávez. Desde temprano desfilaron por la autopista y principales avenidas decenas de autobuses que colapsaron Caracas por los cuatro costados, aunque el Metro tampoco se salvó del caos y el servicio fue gratuito. "Está pendiente del teléfono, chama que te va a llamar el supervisor", le decía una chica del Seniat a otra cuando iba camino a la concentración. Mientras, un merideño decía que el subterráneo era un pañuelo porque se encontró gente de su "pueblo".
No todos se fueron a las 7 avenidas a las que llamó el chavismo, el este también recibió a los oficialistas que prefirieron irse a Chacao, Parque Miranda y Los Ruices. Ya en el calor de la concentración el negocio era vender la "fría", específicamente Polar a Bs 10. Atrás quedó eso de las camisas y gorras porque fueron repartidas gratuitamente en las instituciones públicas. Se contabilizaron más de 20 logotipos de entes del Estado.
La improvisación quedó en evidencia. En el Paseo Vargas no había baños portátiles y quienes viajaron desde el día anterior usaban los espacios públicos como baño. Los motorizados transitaban entre la gente al punto de tropezar a niños y ancianos por igual. La gente se peleaba por los "combos de batalla" (con comida y refrigerio) y hasta por el agua, aunque algunos más selectivos apostaron por comer en los restaurantes de comida rápida.
EL CORDONAZO FUE PUNTUAL
Antes de la llegada de Hugo Chávez a la avenida Bolívar, el "Cordonazo de San Francisco" retó la resistencia de los chavistas que buscaban resguardarse en los locales cercanos de la constante e intensa lluvia.
"¿Quién es el candidato de la alegría?, les voy a decir algo, esta avalancha bolivariana que viene recorriendo el país las últimas semanas, ahora tenemos que convertirla en una avalancha de votos el próximo domingo", fueron las primeras palabras del abanderado rojo, siguiendo el mensaje oficial de los últimos días: la abstención complica el escenario para el chavismo.
La lluvia seguía y sonaron los cohetones, voló el papelillo y los globos tricolores. No había escapatoria ante la multitud y la gente resistió la lluvia. Unos decían que el aguacero era de bendiciones y otros se quejaban ante la posibilidad de pescar un resfriado.
El discurso no tuvo nada de pacificista, por el contrario el candidato dijo que "somos los mismos del Caracazo, del 4 de febrero y del 27 de noviembre. Por nada del mundo nosotros vamos a permitir que vuelvan a aniquilar a Venezuela".
Chávez insistió en que nunca le ha fallado al pueblo, ni siquiera el 4F cuando fracasó en su intento de golpe, y admitió sus errores como mandatario, pero igualmente llamó a votar "por la patria, por el futuro y por la dignidad". La guinda del mensaje llegó cuando aseguró que en el país "ya no hay hambre" y prometió que en 2019, de ganar, no habrá desempleo.
Los oficialistas tardaron más en espera y en viajes, que el tiempo que vieron a su candidato. "¿Ya se va?, seguro es porque se ha mojado mucho", se escuchó entre la multitud. Pese a la insistencia en llenar las avenidas Bolívar, Universidad, Lecuna, Fuerzas Armadas, Baralt, Urdaneta y México, en VTV mantenían fijas las imágenes en sólo 4 de ellas.
Tal como lo anunció TalCual el pasado miércoles, el candidato paseó por varias tarimas. Fue en la carroza, acompañado de su familia. Chávez se mojó en el trayecto pero igualmente llegó hasta la avenida Urdaneta.
La travesía que se denominó "De Sabaneta a Miraflores" culminó en el emblemático Puente Llaguno, símbolo de "la paz" que promueve el "candidato del amor".
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