La consecuencia directa reside en que esta situación de bienestar económico impulsa al déficit fiscal de la nación, que ya lleva cuatro años seguidos presentando cifras en rojo y empujando la deuda pública en un camino creciente habiéndose acrecentado la deuda pública interna en 8.425% desde 1999 hasta la fecha
CÉSAR ARISTIMUÑO
El motor del gasto continúa encendido. Y es que los desembolsos efectuados este año, básicamente en pago de salarios, aplicación de subsidios, ejecución de viviendas y mantenimiento de importaciones, han aportado la sensación de bonanza en medio de la campaña electoral.
La consecuencia directa reside en que esta situación de bienestar económico impulsa al déficit fiscal de la nación, que ya lleva cuatro años seguidos presentando cifras en rojo y empujando la deuda pública en un camino creciente habiéndose acrecentado la deuda pública interna en 8.425% desde 1999 hasta la fecha.
Analistas aseguran que el mayor gasto fiscal del Gobierno central se drena a través de los mecanismos extrapresupuestarios que maneja el Ejecutivo de forma discrecional. A pesar de contar con una abultada factura petrolera, la actual administración se ha endeudado internamente para alargar la vida de tal sensación de bonanza, siendo una de sus importantes razones no arrojar una mayor liquidez al sistema que pueda impactar el comportamiento de los precios.
Pero, bajo esta política el nivel de deuda venezolano ha dado pasos agigantados en los últimos dos años, lo que presiona las estimaciones del déficit fiscal para cierre de este año, al punto de que la deuda pública interna registra, al 30/06/2012, un saldo de Bs 216.028 millones.
El informe de gestión de 2011, entregado a la Asamblea Nacional por el Banco Central de Venezuela a mediados de marzo de este año, muestra que el tamaño de la deuda pública total del Gobierno (sin Pdvsa) pasó de 18,4% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010 a 25,2% a finales del 2011.
Se estima que este año la deuda pública venezolana en su conjunto representará 51,6% del PIB, más del doble del registro de hace cuatro años. Para un país que sólo exporta petróleo este escenario se hace insostenible y nos muestra que las condiciones actuales no ofrecen las bases mínimas para su sostenibilidad sin la ejecución de ajustes en la estructura económica del país.
Es por ello que muy probablemente el próximo año el Gobierno que resulte de las elecciones del 7 de octubre estará obligado a tomar medidas para ajustar los desequilibrios entre gastos e ingresos de la nación; aunque estos impacten en el ciudadano. La medida más concreta es la devaluación. De esta forma se obtienen más bolívares por cada petrodólar y se ayuda a cubrir parte del gasto y de la deuda.


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