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viernes, 7 de septiembre de 2012

Fuego intermitente mantiene vivo el miedo

Tal Cual

Aún quedan residuos cerca de los tanques que al entrar en contacto con calor producen nuevos focos. Habitantes no pueden olvidar la tragedia. Quieren ser reubicados en casas más alejadas de la zona

KEILYN ITRIAGO MARRUFO
Punto Fijo


Cómo se le puede pedir paciencia y serenidad a la población paraguanera que ve con intermitencia el mismo fuego que se llevó cuerpos, techos, ventanas y paredes completas. Aunque el Gobierno nacional diga que no, trabajadores de guardia de la Refinería de Amuay aseguran que el martes casi a las 7 de la noche se prendieron los alrededores del tanque 204, pero el incendio fue apagado a los pocos minutos. Uno de los informantes explicó que en las cercanías quedan crudo y residuos. "Al entrar en contacto con puntos calientes que podrían ser líneas de vapor se van a incendiar". Cuestionado sobre la posibilidad de evitar este tipo de eventos, aseguró que la zona está en condiciones adversas para disponer de maquinaría y personal dedicado a la recolección de desechos.

El ex gerente general de la Refinería Amuay, El Palito y Jose, ingeniero Fran Gygax, sostuvo que lo más probable es que estos depósitos de combustible estén muchos años sin funcionar correctamente, "pero antes de ponerlos en servicio nuevamente las unidades en proceso deben ser revisadas con mucha rigurosidad. En ningún momento se espera que las personas que arranquen la planta pongan en riesgo la seguridad de la misma, así como de las personas que están en las poblaciones aledañas".

SE QUIEREN IR LEJOS

Las explicaciones técnicas no convencen a los habitantes de la comunidad que de sólo divisar el fuego nuevamente sienten escalofríos porque en sus cabezas se repiten una y otra vez los minutos de horror vividos en la madrugada del 25 de agosto.

"Cada vez que veo la candela y el humo siento ganas de pegar la carrera", cuenta Marisela Fernández, quien vive en Creolandia, a unos dos kilómetros de Amuay. Su hijo, que perdió a siete amigos que vivían al lado del Destacamento 44, está durmiendo en otra casa en el barrio Bolívar. "No lo quiero tener aquí". Ese día la onda de la explosión levantó al chico de 16 años y lo tiró el suelo. Todavía el brazo izquierdo le duele.

Acacio Pestana, dueño de un negocio ubicado a 700 metros de la Refinería, en San Rafael, cuenta que el domingo a las 9 de la noche volvió a agarrar fuego el tanque pero los bomberos lo apagaron enseguida.

"Todavía hay altas temperaturas, dicen que todo está controlado pero igual la gente tiene mucho miedo".

Yenifer Cordero, habitante de Alí Primera, ya no quiere vivir cerca de la refinería. Da gracias a Dios poder contar que a la 1 de esa madrugada trágica camino a su casa se topó con una nube de gas pesado tipo verdoso que olía a huevo podrido. A ella y a su esposa les pareció muy extraño, "pensamos que era un accidente.

Nos íbamos a parar, pero un guardia nos hizo señas de que pasáramos rápido. Llegué a casa, acosté a mi hija y sentí la explosión".

SIGUEN CON ESPERANZA

Tenía 17 días de servicio en el destacamento 44. A las 9 de la noche del viernes 24 les escribió por última vez a su familia diciendo que estaba viendo una película en el área de casino. Yeiber Antonio González Parada, de 25 años, aún no aparece. Su mamá, papá, una tía, un tío, la hermana, dos primos y una vecina que lo conoce desde pequeño vinieron desde Yaritagua a buscarlo. Se están quedando en el Hotel Cardón desde el domingo del fin de semana que sucedió la tragedia, y todos los días hacen recorridos con fotos en mano. En la comunidad que está cercana a la posada Villa Araya le dijeron que por allí había pasado un chico muy parecido, pero desconocen hacia dónde agarró.

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