Domingo Alberto Rangel

Tal Cual

Es posible que Domingo haya terminado muy sólo y en posiciones inviables ideológicamente. Eso lo asumió siempre. Pero quienes no compartimos sus extremas posiciones no podemos menos que reconocer que hombres así son necesarios, sobre todo en tiempos en que el espíritu crítico y la dialéctica negativa casi parecen extinguidos. Buen viaje, compañero

SIMÓN BOCCANEGRA

De alguna forma la larga vida de Domingo Alberto Rangel, que nos dejó ayer, a todos nos concierne, sobre todo a los que hemos vivido en la multisápida comarca de la izquierda nacional. Él fue una de sus figuras emblemáticas durante décadas. Si algún rol representó, después de su salida de Acción Democrática, donde era una de sus figuras más estelares y promisorias desde muy joven, y también después de su tránsito por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria que lideró, fue el del radicalismo más extremo y sin fisuras.

Se negó a cualquier participación en la vida democrática burguesa. Asumió las causas mundiales más radicales. Y terminó predicando una suerte de comunismo y de anarquismo político totales.

A eso hay que sumarle su prodigiosa inteligencia, dotada de una memoria fantástica, una avidez por la información y el conocimiento insaciable y una capacidad de escribir inagotable, como lo demuestran sus decenas de libros y miles de artículos.

Por supuesto que a todos, en algún momento, nos enfrentó con su energía y ferocidad congénitas. Y, no podía ser de otra manera, a este régimen chavista que pretendió fraudulentamente asumir las banderas de la revolución y al cual le dedicó los más duros y despectivos adjetivos.

Es posible que Domingo haya terminado muy sólo y en posiciones inviables ideológicamente. Eso lo asumió siempre. Pero quienes no compartimos sus extremas posiciones no podemos menos que reconocer que hombres así son necesarios, sobre todo en tiempos en que el espíritu crítico y la dialéctica negativa casi parecen extinguidos. Buen viaje, compañero.