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jueves, 2 de agosto de 2012

Tender la mano

SIMÓN GARCÍA - Tal Cual

Henrique Capriles está recogiendo las exigencias, aspiraciones y deseos que como ciudadanos tienen y sienten los seguidores del oficialismo.

Un interesante punto de partida para ir más allá de su proyección como candidato de la oposición y situarse como líder de la unificación del país.

El largo período de atraso y destrucción que hemos vivido se inició con una sólida mayoría de venezolanos que, indignados con las élites políticas y frustrados por las crisis del gastado sistema institucional de entonces, creyeron encontrar salidas en un militar justiciero, rebelde y honesto.

También es verdad que esa mayoría, a medida que el gobierno constitucional fue degradando en régimen autoritario y las percepciones iniciales dieron paso a un inocultable autócrata, comenzó a desgranarse.

Pero errores de la oposición dieron sobrevida a la estrategia adversaria.

Ahora el respaldo al candidato continuista ha entrado en crisis terminal. Un síntoma es el crecimiento de la protesta reivindicativa y la desafección en territorios tradicionalmente bajo influencia roja. En otros sitios y sectores el paraguas rojo se mantiene aunque pareciera que más por sentido de protección que por lealtad. La sociedad está deslastrándose del cuento "revolucionario" que ya no da ni para comer ni para vivir.

Chávez ya no tiene con qué sostener nuevas expectativas. Los resultados a la vista se tragan al candidato oficialista en medio de menos democracia, menos propiedad, menos sociedad y más Estado. Los bombardeos de real no alcanzan para borrar la visión de que el conductor trastabillea hacia el trampolín de una piscina vacía.

Un buen sector de los que han creído en el Presidente por más de diez años está llegando al borde de la decepción. Analizan la situación desde el ángulo de su responsabilidad en ella y en los resultados de octubre. Han descubierto que la cárcel está abierta y dudan en repetir un voto para consolidar en su "punto de no retorno" un proyecto cuyo fin es desbaratar los vestigios de la democracia, reciclar la pobreza estado-dependiente y mantenernos en el carril contrario al siglo XXI.

Por eso la importancia de vencer la tentación de devolver los puñetazos de la cúpula gubernamental y tenderle la mano a la base social que la sostiene. Por la razón obvia de hacer más contundente y plural la victoria de Capriles. Pero también porque hay que contar con el diálogo y la voluntad de ese, entre un tercio y casi medio país que merece el respeto que hoy se le niega a la mayoría.

Vencerá la opción del progreso, la unión y la equidad social. Las encuestas, aun las que hacen fotoshop con las instantáneas del proceso electoral, tendrán que amoldarse a la nueva realidad. El futuro ya está con nosotros y hay que acelerarlo con la grandeza que nos merecemos.

@garcíasim

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