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domingo, 6 de mayo de 2012
Rafael Simón Jiménez: "TSJ es una vergüenza"
Tal Cual Digital
El abogado, historiador y ex vicepresidente de la AN, Rafael Simón Jiménez, confiesa que hay dos Hugo Chávez: el catastrofista y el racional. Este último, “a la hora de las chiquititas, toma decisiones prudentes, como lo hizo el 4F y el 11-A”
ELIZABETH ARAUJO /FOTO RENIER OTTO
–¿Qué hace un barinés en Caracas, cuando ya la cuota de ministros y funcionarios de la tierra del Presidente está llena de gente conectada en el Gobierno?
–En Barinas decimos, un poco en serio, un poco en broma, que los originarios de esa tierra tenemos que trabajar doble en el esfuerzo por poner fin a este desastroso gobierno; porque de alguna manera el prestigio histórico del estado quedó lesionado con la pasantía de Chávez en Miraflores. Yo me dedico a estimular las fuerzas del país democrático para la victoria electoral del 7 de octubre. En Barinas soy miembro del comando de estrategia de Capriles. En Caracas, participo de iniciativas como el Frente de Entendimiento Nacional y un movimiento denominado La Constitución es el camino.
–Obviamente que oyó a Aponte desnudar la corrupción del TSJ ¿Sabía cuán descompuesto estaba el Poder Judicial?
–El Poder Judicial nuestro es una autentica vergüenza. En la llamada cuarta republica había en efecto tribus, mafias e influencias partidistas indebidas que lastraron su majestad, independencia y transparencia; pero lo que ha sucedido en estos 13 años es un proceso de putrefacción y envilecimiento total. El exmagistrado Aponte, tanto como a los que él ha señalado, son la mejor demostración de un sistema judicial colocado no solo al servicio del siquitrillamiento político de la disidencia, sino algo aun peor: al servicio de intereses como el narcotráfico que han terminado por controlar espacios de poder y ganar complicidades e impunidad. En Venezuela el control político y los reales de la corrupción son los verdaderos factores que condicionan la administración de justicia.
–¿Qué diferencia hay entre este TSJ, presidido por alguien que elogia el sistema judicial cubano, y la extinta Corte Suprema que usted admite tampoco estuvo exenta de tribus y corruptelas?
–Cierto, el Poder Judicial jamás tuvo los atributos de probidad, majestad, independencia y transparencia que pudieran garantizar el funcionamiento pleno y cabal del estado de derecho. Pero en la vieja democracia existieron magistrados no solo competentes y honestos sino que decidían sin otra atadura que sus convicciones y conciencia. Eso fue lo que permitió el enjuiciamiento de Carlos Andrés Pérez, y la toma de numerosas decisiones que iban contra los intereses del poder. Lo que tenemos ahora es una vergüenza total. En primer lugar por la abyección e incondicionalidad hacia el poder. No olvidemos que a la Presidenta del TSJ le identificaron el voto por el NO, cuando el referéndum constitucional; y la reprimenda que Chávez le dio tuvo que compensarlo con mayores dosis de adulancia. Que Luisa Estela Morales sea revolucionaria, eso no se lo cree ni ella misma: Basta con buscar sus antecedentes en el poder judicial.
–¿Nunca sospechó, en los tiempos en que acompañó el proceso, que algo podrido emergía de esta naciente revolución bolivariana?
–Chávez llegó al poder voceando patibularias consignas contra la corrupción y nada podía presagiar que terminaría en esta charca putrefacta de corrupción que hoy en día es su gobierno. Nunca entendí por qué un hombre que no tenía propósitos de enriquecerse terminó permitiendo la impune corrupción. No había razones para ello. Si algo siempre preservaron los viejos revolucionarios fue la moral. Yo soy hijo de un fundador del Partido Comunista. Mi tío Trino Meleán fue secretario general del PCV. Yo me crié en un hogar donde era frecuente la vista de Gustavo y Eduardo Machado, de Jesús Farías, de Pompeyo, de Eduardo Gallegos. Y si algo distinguió a los comunistas más allá de sus visiones atrasadas fue su intransigente moral, que partía casi de un voto de pobreza como los sacerdotales. Por eso no puedo entender cómo un hombre como Chávez termina tolerando tanta corrupción. Para mi, Chávez sucumbió frente a su patológica adicción del poder y en función de esa desmesura sacrificó los principios. Al final en su gobierno se ha cumplido la máxima del historiador inglés Lord Acton quien dijo “que el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”.
–Uno de los misterios actuales lo constituye el ascenso económico de la familia presidencial en Barinas ¿Cuánta verdad hay de esa riqueza súbita y en la extensión territorial de La Chavera?
–En Barinas, como todo pueblo relativamente pequeño, nos conocemos todos. Sabemos de dónde venimos, qué tenemos y de dónde obtenemos el sustento. Los Chávez siempre fue una familia humilde, cuyo padre, el maestro Hugo de los Reyes, debió hacer meritorios esfuerzos para sacar adelante a su familia. Hoy la riqueza está a la vista en sus casas, carros, propiedades, testaferros. Dicen que la tos y la riqueza no se pueden ocultar y menos en comunidades donde todo está a la vista. Lo más grave es que el propio Presidente casi desde los inicios de su gobierno ha estado al tanto de esta situación, sin hacer nada por remediarla.
–El caso es que Chávez copó en 13 años el escenario nacional. ¿Cómo imagina ahora a Venezuela sin Chávez?
–El chavismo, a pesar de ser una fuerza construida alrededor de un líder único e insustituible, no va a desaparecer con éste. El chavismo como fenómeno social, político y electoral, es más que el liderazgo de Chávez, y más que un hecho emocional o efímero. El chavismo hunde sus raíces en el aberrante proceso de pobreza, marginalidad y exclusión social que se consolidó en el país a partir de los 80 y que se hizo insoportable en los 90. Chávez no fue más que el catalizador de esa inconformidad, de ese descontento. La desaparición del chavismo dependerá de la capacidad que tengan los gobiernos y los lideres que lo sustituyan para dar respuesta a esa realidad y construir una referencia de remplazo.
–En tanto que historiador ¿cómo explica esta oleada de caudillos que irrumpen en la vida de un país y llegan incluso a torcer el rumbo de la historia?
–Eso no es nada nuevo en nuestra vida republicana. Lo lamentable es ver como un monstruo antediluviano se presente recurrentemente en el siglo XXI, cuando la revolución científico-tecnológico, el desarrollo institucional y el progreso cultural debieron haber preservado al país de la aparición de tales personajes que, sin duda, constituyen un factor de anacronismo y atraso colectivo. En el siglo XIX Venezuela no conoció otra cosa que caudillos de todo pelaje, que desangraron el país. El siglo XX, para decirlos con palabras de Mariano Picón Salas, comenzó para Venezuela luego de la muerte de Juan Vicente Gómez. Tras un ir y venir entre 1936 y 1958. La democracia que se parteó luego del 23 de enero del 58 tuvo una etapa luminosa de bienestar y mejoría en todos los órdenes, pero lamentablemente muchos de sus logros sociales se revirtieron por diversos factores que crearon desafección, indiferencia y cuestionamiento de los ciudadanos en los políticos tradicionales y en la propia democracia. La corrupción, las cúpulas partidistas, la exclusión y el descrédito partidista e institucional instigado y exagerado en muchas oportunidades desde los llamados “poderes fácticos” crearon el contexto para que el pasado nos jugara una mala pasada con un líder anacrónico, atrasado, personalista y con una patológica adicción al poder que no solo ha causado un grave daño al país, sino que ha causado un grave rezago frente a la modernidad y el progreso de otras naciones latinoamericanas.
–¿Podría tener éxito la aventura de un sector militar en desconocer un eventual triunfo de Capriles?
–Los golpes de estado hoy no tienen ninguna viabilidad, aun cuando descartar esa opción seria ingenuo. Hasta en Malí acaba de producirse un alzamiento y la presión internacional disuadió a los golpistas de sus pretensiones. Existen sectores militares del llamado “cartel de los soles” que ven con preocupación un cambio de gobierno, pero no creo que tengan poder o ascendencia para un golpe: La inmensa mayoría de la FAN es institucionalista y no se prestaría para un golpe.
–¿Y Chávez? ¿No estará jugando al caos, al estilo Luis XV, o es posible que reine la sensatez y dejen gobernar a Capriles?
–En Chávez habitan mil contradicciones, y una de sus mas notorias es la que confronta al Chávez catastrofista con el Chávez racional, que a la hora de las chiquiticas toma decisiones prudentes. Así lo hizo el 4F y el 11-A.
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