El Aragüeño
05-05-2012
Plinio R Carvajal H
http://visionyanalisis.blogspot.com
Con 13 años de retraso se acaba de constituir el Consejo de Estado en Venezuela, aunque incompleto, ya que la constitución establece que está compuesto por el Vicepresidente Ejecutivo, que lo preside, cinco personas designadas por el Presidente de la República; por un representante designado por la Asamblea Nacional; un representante designado por el Tribunal Supremo de Justicia y un Gobernador designado por el conjunto de mandatarios estadales; hasta ahora sólo se han nombrado los representantes del ejecutivo; no se ha informado cuándo y cómo se elegirán a los representantes de las otras instituciones involucradas.
De acuerdo con la Constitución, en sus artículos 251 y 252, el Consejo de Estado es un órgano consultivo del Gobierno que recomendará políticas de interés nacional en aquellos asuntos que el Presidente de la República considere de especial trascendencia y requieran su opinión. Como su nombre lo indica, sus decisiones no tienen carácter vinculante, son solo consejos, que el Ejecutivo puede o no seguir.
Esta creación, luego de tantos años oscurece en lugar de aclarar, ya que no resulta verosímil que esta institución se haya creado para evaluar la salida de Venezuela de la jurisdicción del Tribunal Interamericano de Derechos Humanos. Parece más factible que esta sea la excusa para su activación y que la razón real sea más profunda.
La elección de los miembros ya designados denota el objetivo de tener un grupo de “notables”, involucrados con el proyecto socialista del Presidente Chávez, hombres de consenso que puedan asesorar a quienes en estos momentos de ausencia presidencial están llevando el cotidiano ejercicio del poder en nuestro país y mediar en los enfrentamientos surgidos en el seno del Psuv y del propio gobierno. En cierta forma constituye un tácito reconocimiento por parte del Presidente Chávez de las dificultades que su salud le impone para el ejercicio el poder.
Tampoco queremos dejar de lado el tema del retiro del Tribunal Interamericano de los Derechos Humanos, ya que el sistema interamericano de protección de los Ddhh, no sustituye en modo alguno el ordenamiento jurídico de ningún país signatario del mismo; por el contrario, sirve de ayuda a la defensa y protección de los mismos.
Los Derechos Humanos deben defenderse y protegerse en forma progresiva; el derecho adquirido no retrocede, y la Constitución prevé la instancia justicia internacional; la posibilidad de acudir a instancias internacionales, una vez agotada la nacional. No se pueden negar fallas en el funcionamiento, tales como inhibiciones en casos en los que debería haber tomado acción, pero estas fallas no justifican la situación de indefensión de los ciudadanos ante una justicia nacional totalmente influida por el Ejecutivo de ese país.
Con sus fallas, este tribunal ha permitido que personas que han visto violados sus derechos laborales y políticos puedan presentar sus casos, en los que el gobierno también presenta sus argumentos y se tomen decisiones jurídicas que restablezcan esos derechos; decisiones que han sido evadidas en su cumplimiento mediante triquiñuelas, como la desaparición del tribunal al que deberían incorporarse unos magistrados injustamente despedidos o la más notable, la de reconocer a un ciudadano su derecho a participar en una campaña política, pero privándolo de ejercer el cargo en caso de ser elegido, figura inédita en los anales jurídicos internacionales.
En definitiva, hay dos aspectos interesantes, el primero es tratar de desembarazarse de una instancia internacional que molesta porque permite a los ciudadanos acudir a ella en caso de no hallar justicia en su propio país (que será de la vida de la Defensoría del Pueblo, que debería cumplir esa función, defender al pueblo de abusos del Estado), esto nos dejaría en situación de indefensión ante el Estado; y la segunda es la creación tardía y apresurada de un Consejo de Estado, para que ayude a resolver una posible crisis de gobernabilidad que pudiera presentarse en nuestro país. Veremos como se desarrollan los eventos en estos asuntos.
Manuel Piar, el Gran Estratega de la Independencia
Con fecha 28 de Abril de 1774 aparece la fe de bautismo de Manuel Piar, caudillo popular y brillante militar que logró crear las bases estratégicas sobre la cual se logró la independencia y se fundó la República que nunca mas sería derrotada.
De origen humilde, a pesar de los rumores que lo señalan como hijo ilegítimo de príncipes o nobles, llegó a tener una sólida formación, dominando el holandés, español, francés, inglés, papiamento, patuá y el guinés africano. Desde muy joven luchó por la Independencia, participando en la conspiración de Gual y España, la expedición de Miranda y la independencia de Haití, donde comanda un buque de guerra. En Venezuela, a pesar de su experiencia militar recibe el bajo grado de alférez de navío, mientras otros, por su condición mantuana, empezaron su carrera como coroneles, tales como Bolívar, Ribas o Mariño.
Presta juramento en Chachacare, donde con Mariño, Bermúdez, Sucre, y otros inicia la “Otra Campaña Admirable”, que libera el oriente del país, mientras Bolívar libera el occidente. Forma la primera escuadrilla venezolana, siendo unos de los precursores de la Armada venezolana.
Piar, gran estratega, vio algo que otros no vieron, el territorio de Guayana con enormes recursos económicos; las fortalezas de Angostura y el Orinoco dotaría a la República de una base de operaciones estables, diferente al simple campamento, con una vía a las Antillas, al comercio exterior, a la posibilidad de traer elementos de guerra y obtener reconocimiento político de otras naciones; además a través del Apure se unía con Páez que operaba en los llanos. Por tal motivo, desobedeciendo orden directa de Bolívar abre operaciones sobre Guayana, liberándola con una serie de batallas victoriosas donde destaca la de San Félix, en la que muestra su genio militar y su valor personal, siendo ascendido a General en Jefe por sus propias tropas y permitiendo por primera vez, una base sólida para la república.
A pesar de su poder reconoce la autoridad de Bolívar, siempre que lo acepte como su segundo. Más adelante Bolívar desconoce el pacto, lo destituye y lo remplaza por un hombre de su confianza. Ante esto Piar pide la baja; esto causa malestar en el ejército y ante la posibilidad de una rebelión, por el ascendente que tenía entre los soldados y la gente humilde, Piar es detenido, Juzgado y ejecutado.
Recordemos hoy al gran estratega de la independencia, hombre de pueblo que luchó por la independencia de dos países, y dejó las bases para que otros terminaran el trabajo de liberar el país. Nunca sabremos lo que hubiera logrado de no haber muerto en tan trágicas circunstancias.
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