Enseñar a pescar

Tal Cual Digital

El populismo, no es otra cosa que usufructuar políticamente las necesidades o frustraciones de los menos favorecidos y de toda sociedad, a base de ilusiones. Si se satisfacen sus necesidades de manera permanente, obtendrán una independencia de criterio que pondría en peligro la continuidad de un régimen tan considerado y desprendido

ROLDÁN ESTEVA-GRILLET

"Al que nada sabe, se le engaña; al que nada tiene, se le compra." Simón Rodríguez. Estas dos carencias son la fuente del populismo, a mi parecer, pues éste no es otra cosa que usufructuar políticamente las necesidades o frustraciones de los menos favorecidos y de toda sociedad, a base de ilusiones.

Si se satisfacen sus necesidades de manera permanente, obtendrán una independencia de criterio que pondría en peligro la continuidad de un régimen tan considerado y desprendido; así pues, hay que satisfacerlas de forma inconstante, compulsiva, nunca para siempre, para así alimentar la "esperanza" de que algún día... y favorecer la dependencia, es decir, el clientelismo, la política paternalista que convierte en maná la dádiva del gobierno, de su buena voluntad, a cuenta del gran amor que le inspira el pueblo.

Hacerle creer que es la parte necesariamente buena y sana de toda la ciudadanía y que, sin otros méritos que el no haber estudiado ni adquirido propiedades, tiene derecho a vivir sin mayores esfuerzos, pues su condición de "minusválido" ­supuestamente insuperable en el capitalismo­ es causada por la perversidad de los que "saben" y los que "tienen".

El "pueblo" no ve que quienes lo manipulan forman parte de los que "saben" y los que "tienen", por cuanto éstos se parapetan detrás de una máscara revolucionaria que no pretende nada para sí, salvo el permanecer largamente en el poder hasta asegurarse un "digno" patrimonio equivalente o superior al de los indignos capitalistas, pues el de éstos provino de lo que dejan de pagar a sus trabajadores y de lo que cobran de más en sus productos al pueblo necesitado.

En cambio, el patrimonio revolucionario es producto del honesto y desinteresado servicio al pueblo por diversas vías: las del sueldo y demás beneficios del cargo, y las que muy discretamente pueden llegarle de parte de aquellos capitalistas que optan por sacrificarse antes que desaparecer.

Por supuesto, hay otra vía más expedita y peligrosa, que es la de aprovechar los débiles controles sobre el presupuesto; expedita porque es el gobierno quien maneja a su antojo las grandes cantidades de dinero, y peligrosa porque siempre habrá competencia, vale decir, gente envidiosa que por no haber sido favorecida ­sea por el cargo, sea por las circunstancias­ es capaz de denunciar el desvío y pronunciar la palabra temida: corrupción.

Pero como todos, o en su buena mayoría, esperan su turno, muchos se abstienen de levantar "falsos testimonios", en la confianza de que llegado el caso, tampoco lo denuncien a ellos. En fin, la complicidad es garantía de continuidad y, en este país, dinero es lo que sobra.

Todo sea en aras de salvar lo que a todas luces está a punto de deshacerse: la confianza plena del pueblo ignaro en un mesías, un caudillo o líder, poseedor de muchos defectos y una sola virtud: dedicar toda su vida al servicio del pueblo, que es él mismo, desde el más alto sitial, aquel a donde no lo toquen ni las leyes ni la moral.

El populismo es la negación del sabio proverbio chino, pues en vez de enseñar a pescar, opta por regalar el pescado.