AMÉRICO MARTÍN - Tal Cual
@AmericoMartin
1 StarWars , traducida al español con el nombre de Guerra de las Galaxias, fue una impresionante saga fílmica creada por George Lucas. Todo en ella era espectacular y futurista salvo la nuez del argumento. La vistosa cobertura de rayos láser, plataformas y naves súper modernas encubría un relato muy familiar para todo público. La República intergaláctica, democrática y respetuosa de los derechos humanos se hunde minada por la corrupción y las luchas subalternas por el poder.
Derrocada por un imperio totalitario (el lado oscuro) da lugar a una resistencia civil que a la postre restablecerá los fueros democráticos.
Nada distinto a lo ocurrido con la revolución rusa del suave Kerenski al duro Lenin, la democrática y estólida República alemana de Weimer y el totalitarismo nazi, y para no seguir con el cuento y regresar a ambientes más cercanos, el tránsito de la mal llamada IV República a la peor llamada V, que no fue sino un cuento de locos similar el que nos narra George Lucas: una democracia agobiada de corrupción e intrigas, destruida por un régimen no democrático que ha logrado la hazaña de ampliar los vicios de aquella, sin conservar sus virtudes.
Evoco todo eso aquí porque tenía ganas de comentar un episodio venezolano ampliamente conocido cuyos resortes íntimos siguen siendo básicamente desconocidos, y más que eso porque con el nombre de Guerra de las Galaxias se conoce la última fase de la estrategia norteamericana que le hundió el estoque al socialismo realmente existente. Fue una operación pesada pero terriblemente eficaz. Sus protagonistas personales fueron Mihail Gorbachov allá y Ronald Reagan y George Bush, acá. No lo van a creer, pero esto tiene algo que ver con el episodio protagonizado por Chávez y María Corina. No es una desmesura: sólo he dicho "algo". Sigamos.
2 Abastecido por sus informes de inteligencia Reagan estaba consciente de la pudrición interna del mundo soviético, y fue entonces cuando propuso la "pulseada" entre los dos sistemas. Destinó fabulosos recursos al desarrollo de un escudo antimisiles, en lugar de seguir aumentando el número de armas nucleares. El proyecto recibió el nombre de "Iniciativa de Defensa Estratégica", vulgo: Guerra de las Galaxias. Era un reto desmesurado para el socialismo encabezado por Gorbachov, cuyo agotamiento aún no era muy visible. Seguir a Reagan en esta nueva carrera equivalía a reventarse, que era precisamente el objetivo de la estrategia gringa. Por supuesto, los soviéticos hicieron ver que no se quedarían atrás en esta singular competencia, pero se lanzaron a mover al mundo contra la Iniciativa de Defensa Estratégica, esgrimiendo la atractiva bandera de la paz.
Un agregado de prensa de la embajada soviética en Venezuela me invita a conversar. Me lleva una botella de vodka y un par de latas de caviar. Se interesa en la marcha de mi campaña presidencial y las de Héctor Mujica y Luis Beltrán Prieto. Finalmente me suelta con franqueza lo que espera de mí.
Reagan nos lleva directo a una devastadora guerra nuclear. Estamos promoviendo un gran movimiento por la paz universal antes de que sea demasiado tarde.
Creo que es una buena causa, pero ustedes habían usado otro medio de disuasión. Con ser tan repudiable, la carrera nuclear se contenía a sí misma por el temor a la mutua destrucción asegurada.
¿Qué los ha llevado a preferir un movimiento de paz como el que proponen? Me mira con aire evasivo, pero vuelve a la carga: La URSS no puede asumir el costo de este episodio. Todos estamos amenazados.
La guerra aniquilaría la especie humana.
Me inquieta lo que me dice porque no le faltan razones. Por no dejar, le pregunto, ¿cómo queda el respaldo a las causas sandinista y salvadoreña? No estamos interesados en esas guerras que poco significan frente a la catástrofe nuclear y en cambio pudieran acelerarla.
3 Todo eso está muy bien, mas ¿qué relación guarda con el contrapunteo entre María Corina y Chávez? Muy poca en verdad, por no decir ninguna, sólo que observando el desconcierto del Presidente me pareció que cual nuevo Mihail Gorbachov difícilmente podría soportar la multiplicación de "pulseadas" con la oposición. Lo que le dijeron a Chávez es de impecable factura. La figura de la expropiación está presente en el ordenamiento jurídico, pero el afectado ha de ser compensado porque el equilibrio patrimonial debe preservarse. Expropiar sin indemnizar es apropiación indebida. "Un robo" como dijera María Corina con toda probidad.
Las contradicciones que minan al partido de gobierno son inocultables. El presidente se defiende monopolizando más, si cabe, las decisiones, pero la fiesta democrática de las Primarias en la acera de enfrente avergüenza a muchos de los atrapados en el entramado de prohibiciones que paralizan a la militancia bolivariana. Y por si fuera poco, el militarismo domina las alturas del poder. No sé si estará al tanto, pero el presidente debería reflexionar sobre un aforismo procesal que funciona bien: "quien mucho habla, mucho se equivoca".
Al decir que el partido le había impuesto a Diosdado y que si por él fuera habría permitido la presencia opositora en la directiva de la AN, revela agotamiento y flancos débiles. De no ser por eso, tal vez la pulseada con María Corina no hubiera resonado como la campana de una Catedral.
Vienen las Primarias. La Oposición ha mostrado su robustecida musculatura unitaria. Podríamos vivir un octubre democrático distinto y mejor que el octubre rojo, universalmente padecido.
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sábado, 21 de enero de 2012
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