El Lago sigue causando angustia en quienes viven a sus riberas

El Aragüeño
05-12-2011
María de los Ángeles Castillo
maria.castillo@elaragueno.com.ve

Angustia, zozobra, desolación, abandono y desidia es lo que se percibe al visitar el Sur de Maracay, donde las aguas del Lago Los Tacarigua ya no tienen piedad con aquellas familias que aún permanecen a la espera de una solución que les permita volver a tener un espacio digno en el cual habitar.

Y es que no sólo se trata de la crecida del Lago que ya se une con las aguas del río Madre Vieja y las precipitaciones de los últimos días que han incrementado las anegaciones sino que, además, no hay atención por parte de los organismos encargados del mantenimiento urbano, pues el monte se hace cómplice de la inseguridad y de quienes aprovechan para cometer actos indecorosos que van en contra de la moral y buenas costumbres.

Lo que antes eran calles de urbanizaciones consolidadas hoy funcionan como una especie de vertedero de basura, que naufragan entre las aguas sucias que generan olores pestilentos y presencia de animales e insectos que afectan directamente la salud de la colectividad en general.

La demanda de los habitantes sigue siendo la misma: Una pronta solución que les permita vivir lejos de la desidia y de la incertidumbre de saber si pueden o no salir o entrar a sus viviendas, porque todo lo determina la lluvia y el nivel del Lago.

Eso, sumado a la ausencia de servicio eléctrico que en la mayoría de las calles es nulo, dando paso a que amigos de lo ajeno intenten ingresar a las viviendas llevándose lo poco que les queda.

Y en época decembrina, la Navidad no ha llegado a Mata Redonda y La Punta, porque elementos que reflejan alegría, paz y esperanza son sumergidos en el barro de la indolencia que llega y se va todos los días entre las aguas del Lago Los Tacarigua.