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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un debate con guantes de seda

La falta de confrontación limitó las posibilidad de comparar

Los cinco precandidatos privilegiaron dar una imagen de unidad y cordura | OSWER DÍAZ

ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
miércoles 16 de noviembre de 2011 12:00 AM


La unidad tiene un precio y se paga en la moneda dura de la moderación, la cordura y la sensatez. En un país donde las referencias del combate político enloquecieron, se distorsionaron hace ya muchos años y todo vale con tal de liquidar al contrincante, los precandidatos de oposición recurrieron al manual de Carreño, quizás de manera inconsciente, para darnos una demostración de madurez política que, sin embargo, atentó contra el espectáculo.

La diatriba, la ofensa y el agravio fácil, tan en boga por estos tiempos y sobre todo a continuación del show de Chávez, influyó en el ánimo de los contendores, quienes se fueron al extremo opuesto de la ramplonería para disputarse el favor popular con guantes de seda y discursos asertivos. El resultado puede haberse asemejado más a unos juegos florales, diseñados a punta de unanimidad, que a un debate donde, sin necesidad de sacarse las tripas, la confrontación debe servir para contrastar posiciones, medir conocimientos, evaluar y verificar capacidades, y tomar decisiones.

En otras palabras, a excepción, de las irrupciones de Diego Arria, quien se salió del guión con un tono agresivo, quizás en disonancia con el talante de sus pares, el debate no produjo mayores sensaciones. Ni pena, ni angustia, ni ansia, ni indignación, ni mucho menos tensión dramática o stress. Es decir, privó la armonía y ésta, siendo un bien políticamente correcto, no resulta divertida. De allí que el candidato con menos que perder, haya sido el más osado y el más radical, mientras los demás se aferraban a su estrategia de contención.

Hubo, sin embargo, gradaciones. Mientras María Corina, sencillez en su blanco atuendo, señalaba que derrotaría a Chávez, ni Henrique (sin corbata pero con paltó) ni Leopoldo (de corbata roja) lo mencionaron directamente, mientras Pablo, también muy formal, advertía que su enemigo era la pobreza, la corrupción y la exclusión. De paso, es impensable el número de promesas y ofertas que puede contener un minuto, insuficiente, sin embargo, para explicar cómo se materializarían.

Con todo, el debate sirvió para demostrar algo fundamental: la unidad está garantizada y ésta resulta una pésima noticia para un Chávez que jugaba, desde el principio, a la dispersión de los factores democráticos. Entonces, si la unidad está garantizada, ¿qué de malo puede tener que los próximos debates se sazonen con un poco más de disentimiento y se aborden temas cruciales, con mayores precisiones, como el desmontaje del aparato chavista en todas las instancias de poder o el papel que va a jugar el Estado en un eventual gobierno de cualquiera de los cinco?

Otro elemento que jugó contra el componente dramático que debe caracterizar a un evento de masas como ese, es el formato. Luce como inapropiado que a los precandidatos se les adelanten las preguntas . Es algo así como revelar a los estudiantes el contenido del cuestionario de un examen final. De manera que las respuestas vienen preparadas de antemano, los precandidatos tienen la ayuda de las chuletas y el público queda con la duda sobre la profundidad y extensión de los conocimientos y habilidades del aspirante.

Otra cosa es que tanta delicadeza debe dejarse de lado a la hora en que el ganador de las primarias se monte en el ring. Con alguien tan inescrupuloso como Chávez, que suele servirse de todo tipo de tácticas nefandas, sólo queda el combate cuerpo a cuerpo, golpe a golpe, sin tregua, ni consideración. Y si el contendor no es Chávez, con más razón. Los caballeros no son mochos. Las damas mucho menos.

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LA DISCUSIÓN EN TIEMPO REAL

RAFAEL RODRÍGUEZ | EL UNIVERSAL
miércoles 16 de noviembre de 2011 12:00 AM


Ante la realización del primer debate entre los cinco aspirantes a la candidatura presidencial por parte de la Mesa de la Unidad Democrática este lunes se vivió en Venezuela una especie de debate paralelo en las redes sociales más importantes como son Facebook y Twitter.

Ángel Méndez, Consultor Senior de Tendencias Digitales, destaca la importancia de las redes sociales debido a la importante penetración dentro de los usuarios de Internet en Venezuela.

"El papel de las redes sociales es clave debido a la penetración que tienen dentro de los internautas venezolanos. Según cálculos de Tendencias Digitales, el 95% de los venezolanos con internet ya cuentan con un perfil en alguna red social. Esto representa unos 10 millones 300 mil venezolanos, de los casi 11 millones que se conectan actualmente a internet (38% de la población)", señala Méndez.

"Ya las personas antes del debate estaban haciendo RT a cuentas de periodistas anclas de CNN en Twitter, para informarle al resto de la población que si Globovisión no transmitía por alguna razón, esa era otra opción por televisión por cable. La gente se organizó y hubo prácticamente toda una discusión en tiempo real", agrega.

"Estamos frente al primer proceso electoral venezolano que contará con la red como un aliado para hacer seguimiento en tiempo real", dijo.

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