Editorial TalCual
La mentira es una de las marcas de fábrica de la actual administración.
El Caporal Wills Rangel dixit no puede evitar contar mentiras. Las dice con una facilidad pasmosa. De todos los calibres los embustes van saliendo de su boca sin ningún reparo. Seguramente pocos se acuerdan de que hace años aseguró que unos ciudadanos extranjeros habían sido detenidos espiando en los alrededores de una base militar en Maracay. Nunca hubo nombres, ni juicio, porque en realidad tampoco había espías. Un embuste que repitió en diversas versiones fue el de que lo querían matar. Hubo hasta un inocente cazador detenido por algunas horas, pero más nada.
En otra oportunidad capturaron a unos señores a quienes acusaron de portar un lanza-cohetes, pero ni juicio hubo, mucho menos presos. En una de las versiones de esta coba acusó al finado ex presidente Carlos Andrés Pérez de ser partícipe del intento de magnicidio. El Gocho, con ironía, le respondió que no sería un magnicidio sino un tiranicidio.
Otra de las mentiras son las violaciones al espacio aéreo por aviones que nadie más que él ve, o la intromisión de submarinos "atómicos" en aguas nacionales. La invasión por parte del imperio se puede asociar con la anterior mentira, algo que los gringos ya ni se molestan en negar. Al inicio de su gobierno aseguró que el déficit de viviendas en el país era de 2 millones y que su gestión lo reduciría a la mitad.
La última supercoba tiene que ver con esta materia. A raíz de las inundaciones del pasado año, que dejaron, según las cifras oficiales, 100 mil damnificados, a Chacumbele no se le ocurrió otra cosa que lanzar una misión. Fue a partir del primer trimestre de este año que nació la Misión Gran Vivienda Venezuela. Su meta no podía ser otra que romper todos los récords en fabricación de casas que existieran en el país.
No importaba para nada que durante los 12 años precedentes su gobierno fuera el que menos viviendas hubiera construido. Para 2011 se fabricarían 150 mil y un número similar para el año que viene. Los informes de todos los sectores señalan que tal promesa no se cumplirá. Ni siquiera el Banco Central de Venezuela da los datos a pesar de que Julio Borges se los pidió expresamente, pero eso al Caporal no le importa. El pasado domingo "entregó" la vivienda número 102.000, aunque un aviso oficial publicado al día siguiente dice que son 100 mil. La coba fue transmitida en vivo y directo a todo el país.
Ahora, si el primer objetivo de la referida misión era darle vivienda a los damnificados del pasado año y si estos sumaron cien mil, por qué todavía hay gente viviendo en albergues, hoteles, cuarteles, ministerios y centros comerciales. Según las cuentas de los que llevan las estadísticas en el país, en cada vivienda, en promedio, residen cuatro personas. Una simple multiplicación nos indica que si se edificaron más de cien mil casas en ellas deberían estar viviendo todos los damnificados. La mentira tiene patas cortas.
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