ROCÍO SAN MIGUEL
rociosm@cantv.net
Tal Cual
Venezuela carece desde el año 1999 de un Concepto Estratégico Nacional que, aprobado por el Consejo de Defensa de la Nación, le permita garantizar los fines supremos de la seguridad nacional.
Esta situación ha generado en la primera década del siglo XXI, una disfuncionalidad en la concepción, planificación, toma de decisiones y ejecución de políticas públicas referidas a la seguridad y defensa nacional que comienzan a ser visibles en sus resultados y tendrán su impacto inexorable en la seguridad regional.
Para 1999, al momento de aprobarse por referéndum la nueva Constitución, se abría la esperanza de una direccionalidad asertiva para el Estado venezolano en torno a la seguridad nacional. No en vano era la primera vez en la historia constitucional del país que se incorporaba todo un título en la carta magna referido a la seguridad de la Nación que, entre otras cosas, señalaba el imperativo de legislar sobre aspectos inéditos y reformar las leyes vigentes para adecuarlas a los requerimientos que los constituyentes del fin de siglo XX habían dibujado para el país.
Lamentablemente, el balance a más de diez años de vigencia de la Constitución da cuenta de leyes pendientes por aprobarse, entre estas, la Ley de Movilización Nacional, la Ley de Participación Activa de la Fuerza Armada Nacional en el Desarrollo Nacional, la Ley de Clasificación y Desclasificación de Documentos, la Ley del Servicio Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia, la Ley de Armas y Explosivos, la Ley de Seguridad Social de la Fuerza Armada Nacional, la Ley de Disciplina Militar y la Ley Orgánica de Fronteras. Otras, como la Ley para el Desarme del año 2002, lamentablemente no han podido ejecutarse en uno solo de sus artículos por falta de voluntad política. Tampoco han resultado transformadoras en sus previsiones la Ley de Policía Nacional o la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada, que podrían haber impulsado eficazmente la seguridad nacional. El salto que supuso pasar del siglo XX al siglo XXI, antes que un desafío para convocar al concurso de los mejores en el diseño de país, ha sido utilizado por la dirigencia política por más de diez años en mantener una retórica ideológica polarizante, en muchos casos al margen del Estado de derecho como fórmula para mantener el poder, lo que impide concebir para Venezuela la caja de herramientas que le permita enfrentar un futuro seguro y próspero para los elementos constitutivos del Estado: su población, su territorio y su sistema jurídico político.
Sin duda la concepción y puesta en marcha de una política de Seguridad y Defensa Nacional eficaz, será el primer signo que permita identificar la era post Chávez para Venezuela (Este artículo forma parte de un escrito más voluminoso elaborado por Rocío San Miguel para la revista Diálogo Político, Año XXVIII, Nº 1, marzo, 2011, de la KonradAdenauer-Stiftung).
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