02-09-2011
Luis Patiño
luis.patino@elaragueno.com.ve
Con fotos de El Siglo
Los habitantes del municipio Diego Ibarra se alistaban para descansar en sus hogares luego de una jornada rutinaria, unos apenas llegaban a sus casas, otros simplemente estaban preparando la cena para cumplir con la tercera comida del día, sin sospechar que se aproximaba un desastre natural en la zona.
El 2 de septiembre de 2010 el municipio Diego Ibarra estaba tranquilo, mientras en la montaña, que se levanta entre Costa de Oro y Diego Ibarra, se producía un aguacero desde las primeras horas de la tarde.
Cuando el reloj marcaba las 8:00 de la noche, algunos habitantes de La Haciendita comenzaban a escuchar un ruido tenebroso que bajaba por el río Mariara, palos rompiéndose, piedras golpeando cualquier objeto sólido y el agua que arrasaba con todo lo que se atravesara en su paso era lo que descendía de la montaña que se encuentra cerca del centro de la capital del municipio Diego Ibarra.
Mientras la madre naturaleza hacía estragos en una población que no se encontraba preparada para un desastre natural, las personas asustadas trataban de resguardar sus vidas y evitar perder sus cosas que con tanto sacrificio podían conseguir, pues el agua, lodo, y escombros que bajaban de la montaña se comenzaban a colar entre los mínimos orificios que podían conseguir en sus viviendas.
Aproximadamente unos 20 minutos de pánico vivió el poblado mariareño, pues cuando ya habían aceptado lo que estaba ocurriendo en la zona, salieron a ver la magnitud del desastre ocasionado por una intensa lluvia a pie de cerro, que no tuvo compasión con ningún habitante de la zona, pues las calles, casas, y fábricas de cuatro sectores estaban tapadas por lodo, y algunas viviendas ya no se encontraban en el mismo lugar.
En las adyacencias se podían visualizar cientos de personas que se encontraban anonadadas, confundidas, preguntándose entre ellas ¿qué pasó? pero ninguna encontraba la respuesta debido que viviendas, vehículos y calles estaban destruidos por el desbordamiento de los ríos Guamache y Mariara.
Desespero, angustia y dolor fueron algunas de las expresiones que reflejaban los rostros de aquellas familias al ver cómo sus pertenencias estaban siendo arrebatadas por la madre naturaleza, sin lugar a duda los habitantes de la jurisdicción estaban presenciando el peor desastre que Mariara había tenido en su historia. Al percatarse de ello rápidamente los vecinos socorrieron a quienes necesitaban ayuda, mientras los cuerpos de seguridad estaban sumamente ocupados sacando personas, mascotas y vehículos dentro del intenso barro que cubría las avenidas de los sectores afectados.
¡Al llegar el Sol!
Arrasó con las paredes de las casas (El Siglo)
Luego de una noche de desvelo y preocupación para los habitantes de Pueblo Nuevo, Libertador, La Haciendita y Los Jardines, al salir el Sol pudieron observar con mayor claridad el desastre que había causado el desbordamiento de estos ríos, un intenso barrial estaba en las calles de los sectores y muchas personas se lanzaban a llorar en las afueras de sus moradas al ver que varias de sus pertenencias se habían perdido.
Sin embargo, desde ese momento Mariara entendió que no estaba sola, ya que personas de diferentes sectores comenzaban a llegar para apoyar en lo que necesitaran y brindar esa mano amiga a un pueblo que en verdad lo ameritaba.
Toneladas de barro cubrían las calles, maquinarias pesadas comenzaban a llegar de distintas empresas privadas y del Gobierno, materiales de limpieza se entregaban en los pocos espacios que usaron como refugio para poder albergar a tantas familias afectadas, la Aldea Universitaria María Ratt comenzaba a recibir cientos de familias cansadas de sacar lodo durante toda la noche.
Más ayuda para el pueblo
El municipio del estado Carabobo comenzaba a recibir ayuda tras ayuda. Comida, ropa y agua potable estaban llegando en grandes cantidades, no sólo para los afectados, sino también para el grupo de voluntariado que se acercó a restablecer la zona que se encontraba sumergida en un intenso lodo.
El alcalde Róger Martínez realizó el llamado de alerta recibiendo el apoyo de cuatro alcaldías vecinas para tratar de devolverle al municipio Diego Ibarra una pequeña parte de lo que ya habían perdido. Valencia, San Joaquín, Guacara y hasta Girardot (estado Aragua) llegaron con equipos pesados para la limpieza de las calles y viviendas.
Paso bloqueado
La Av. Carabobo convertida en un río (El Siglo)
La principal arteria vial de Diego Ibarra es la avenida Carabobo, después de la Autopista Regional del Centro (ARC), es la única conexión que tiene Mariara con los municipios San Joaquín y Guacara teniendo como vecino además al estado Aragua. Esta quedó tapiada con el lodo, lo que no permitía la circulación de los vehículos, quedando incomunicada la localidad.
El paso duró semanas sin ser restablecido, ya que se trabajaba día y noche sacando camiones inmensos de barro, “alrededor de unas 400 toneladas de lodo se pudo sacar en 15 días para abrir nuevamente la avenida, además se realizó un censo donde logramos contar que 56 familias fueron las que realmente necesitaban ser reubicadas y otorgarles una vivienda digna”, informó el burgomaestre.
Reubicación y enseres para afectados
Luego de realizar el censo, donde se pudo evidenciar la carencia de un techo para 56 familias afectadas, comenzaron a buscar sitios dónde trasladar a quienes se encontraban en los refugios, pues el Hotel Maracay del estado Aragua también se ofreció como centro de acopio por el deslave que ocurría en Mariara.
Al contar con tantas personas afectadas, el Gobierno comenzó a entregar enseres a las familias que perdieron sus pertenencias donde el agua alcanzó una altura de un metro en sus respectivos hogares: Neveras, cocinas, lavadoras y camas con sus colchones fueron entregados luego que las casas estuvieran totalmente limpias.
Un año más tarde
El río quedó con los cerros de tierra a un lado y ahora está “adornado” por el monte (El Siglo)
El puente que desencadenó el desastre sigue igual (El Siglo)
El esfuerzo que han realizado las personas afectadas por el deslave ha sido importante para la recuperación de sus hogares, sólo hace falta la construcción de las viviendas puesto que ya cuentan con el terreno en La Antigua Tenería Moderna, el cual estaba totalmente abandonado de hace ya unos 14 años, causando daños a la comunidad debido que dentro de las instalaciones contenía sustancias químicas que se mezclaban en el ambiente provocando distintas enfermedades respiratorias y en la piel.
Durante este año los mariareños han comenzado una nueva etapa, donde las experiencias obtenidas por este evento de la madre naturaleza que los tomó por sorpresa ha sido muy valiosa para el desarrollo de sus vidas, y ahora desean olvidar un desastre acaecido el 2 de septiembre en una noche que jamás olvidarán.
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