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sábado, 23 de julio de 2011

Noruega tras la pesadilla

Tal Cual Digital

Anders Behring Breivik, el antimusulmana y ultraderechista que provocó la mayor tragedia en Noruega, apareció de la nada y comenzó a disparar de forma indiscriminada, según los testigos que vivieron el drama en la isla de Utoya

A Anders Behring Breivik se le veía "muy seguro, tranquilo y bajo control", "sabía lo que estaba haciendo" y "nos dijo a gritos que todos moriríamos". Es el relato de Adrian Pracon, uno de los testigos del atentado en la isla noruega de Utoya .

Pracon relató a la cadena BBC detalles del momento en el que Behring entró en el campamento juvenil en Utoya y de cómo la gente empezó a correr en busca de refugio cuando empezó el tiroteo.

El testigo dijo que estaba trabajando en la cabina de información del campo cuando recibió una llamada por radio para avisarle del atentado en Oslo y de que un policía acudiría al campamento para verles, pero poco después escuchó tiros.

"La gente caía muerta delante mío. Corrí por el campamento hacia el área de las tiendas de campaña. Vi al hombre armado. Dos personas empezaron a hablarle y dos segundos después estaban muertas. Él llevaba un uniforme negro con bordes rojos. Parecía nazi, con el uniforme que parecía de Policía", dijo Pracon.

"Parecía que sabía lo que estaba haciendo. Nos dijo a gritos que todos moriríamos. Todos empezamos a correr hacia el agua, la gente ya se había desvestido y empezaba a nadar. Yo creía que no me daba tiempo suficiente para sacarme la ropa, así que empecé a nadar en la lluvia, con la ropa y mis botas grandes", agregó.

Pracon contó que las personas que se habían salvado de los primeros disparos se escondieron entre los árboles y las rocas, pero el hombre volvió una hora después y empezó a disparar nuevamente.

"Los disparos empezaron otra vez y la gente se me caía encima, sobre las piernas, y caía al agua, ahí es cuando la gente moría. Yo me tenía que proteger detrás de ellos, rezando de que no me viera. En medio del tiroteo una bala me alcanzó la espalda", añadió.

"Después estaba más cerca, podía sentirle la respiración, podía sentir sus botas", relató Pracon, que dijo haberse salvado por no haberse movido de donde estaba. "Ahora estoy en el hospital. Lo peor no es el dolor físico, es pensar en cuantos amigos han muerto", concluyó.

El hombre con uniforme de policía gritó a las personas en el campamento que se acercaran. Cuando lo hicieron, las mató.

“EL UNIFORME NOS CONFUNDIÓ”

Begring se valió de su disfraz de policía para atraer a sus víctimas, luego les disparó dos veces para asegurarse que estuvieran muertas, dijeron el sábado sobrevivientes en el poblado de Sundvollen, a donde fueron trasladados tras la masacre del viernes.

"Vi a mucha gente muerta", relató Elise, cuyo padre Vidar Myhre, no quiso que revelara su apellido. "Primero él atacó a la gente en la isla. Después, comenzó a abrir fuego contra las personas que estaban en el agua".

Elise dijo que se ocultó detrás de la misma roca donde estaba parado el atacante. "Podía oír su respiración desde arriba de la roca", señaló.

Asustada, la niña llamó por teléfono a sus padres y les susurró lo que estaba sucediendo. "Me dijeron que no entrara en pánico y que todo iba a estar bien". Sus padres también le dijeron que se quitara una sudadera de colores brillantes que traía puesta para no atraer la atención.

Agregó que era imposible decir cuántos minutos pasaron mientras ella esperaba a que el agresor se detuviera.

Los sobrevivientes describen una escena de terror puro en el campamento, que es organizado por la rama juvenil del gobernante Partido Laborista. Cientos de jóvenes esperaban ansiosos un discurso que el primer ministro Jens Stoltenberg daría el sábado en ese lugar.

ÉL MISMO PUSO LA BOMBA

La policía informó que Behring también colocó una bomba que mató a siete personas afuera de las oficinas del primer ministro en Oslo, a unos 35 kilómetros (20 millas) del campamento en la isla de Utoya.

Muchos de los supervivientes parecían tranquilos mientras sus ansiosos padres los recogían en un hotel de Sundvollen, pero las historias que contaban eran de terror total.

Dana Berzingi dijo que el falso policía le ordenó a la gente juntarse, luego sacó armas y municiones de una bolsa y comenzó a disparar.

El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, encarnado el impacto que los ataques han provocado en un país normalmente tranquilo de 4,8 millones de habitantes, dijo: "una isla paradisíaca ha sido transformado en un infierno".

El segundo al mando de la policía, Roger Andresen, no quiso especular sobre los motivos del hombre, pero dijo en una conferencia de prensa: "El se describe a sí mismo como un cristiano, de tendencia derechista cristiana, en su página de Facebook".

"En estos momentos tenemos 84 muertos en Utoeya", dijo Andresen. "En Oslo, con la explosión y el impacto que tuvo, no sabemos aún si la cifra es la definitiva. En Utoeya, aún estamos buscando en el agua por más víctimas", agregó.

Los adolescentes en el campamento junto al lago huyeron despavoridos, muchos saltaron al agua para salvarse, cuando el atacante comenzó a disparar contra ellos, dijeron testigos.

Jorgen Benone, uno de los sobrevivientes, dijo: "Era el caos total (...) Creo que varios perdieron la vida mientras intentaban llegar a tierra".

"Vi personas que recibieron disparos. Intenté quedarme lo más quieto posible. Estaba escondido atrás de unas piedras. Lo vi una vez, a apenas 20, 30 metros cerca de mí. Pensé 'temo por mi vida', pensé en todas las personas que quiero", agregó.

"Yo vi algunos botes, pero no estaba seguro de que pudiese confiar en ellos. No sabía en quién podía confiar" declaró.

Una sobreviviente de 16 años llamada Hana dijo al diario noruego Aftenposten: "Todos nos habíamos reunido en la casa principal para hablar sobre qué había ocurrido en Oslo. De repente, escuchamos disparos. Primero pensamos que era una tontería. Luego todos comenzaron a correr".

"Vi a un policía parado allí con tapones en los oídos. El dijo 'quisiera reunirlos a todos'. Luego corrió y comenzó a disparar contra la gente. Nosotros corrimos hacia la playa y comenzamos a nadar", agregó.

Hana dijo que el hombre disparó contra las personas en el agua. Muchos buscaron refugio en edificios mientras se escuchaban disparos en la isla en la que se realizaba el campamento anual del ala juvenil del Partido Laborista, la fuerza dominante en la política noruega desde la Segunda Guerra Mundial. Otros huyeron hacia el bosque o intentaron nadar hasta un lugar seguro.

Botes buscaron sobrevivientes durante la noche, potentes luces de búsqueda barrieron la costa. Helicópteros sobrevolaron la zona.

Stoltenberg dijo que conocía a muchas de las víctimas personalmente. "Muchos de los que perdieron sus vidas eran personas a las que yo conozco. Yo conozco a los jóvenes y conozco a sus padres", dijo en una conferencia de prensa.

"Y lo que más duele es que este lugar en el que he estado cada verano desde 1979, y donde he experimentado la alegría, el compromiso y la seguridad, ha sido golpeado por una violencia brutal -un paraíso adolescente ha sido transformado en un infierno", agregó.

"Lo que ocurrió en Utoeya es una tragedia nacional", dijo respecto a la pequeña isla boscosa donde el hombre armado causó estragos. "Desde la Segunda Guerra Mundial nuestro país no ha visto un crimen mayor", declaró.

HALLAN EXPLOSIVOS EN LA ISLA

La bomba, que remeció el centro de la ciudad a mitad de la tarde, rompió las ventanas del edificio del primer ministro y daño las instalaciones de los ministerios de Petróleo y Hacienda.

La policía halló explosivos sin detonar en Utoeya, una franja de tierra cubierta de pinos de unos 500 metros de largo, al noroeste de Oslo.

La página de Breivik en Facebook parecía estar bloqueada en la noche del viernes. Anteriormente, tenía una lista de intereses que incluían el fisicoculturismo, las políticas conservadores y francmasonería.

Medios noruegos que el hombre había creado una cuenta en Twitter unos pocos días atrás y publicó un único mensaje el 17 de julio: "Una persona con una creencia es igual a la fuerza de 100.000 que sólo tienen intereses".

Cerca de 10 policía estaban afuera de la dirección registrada a su nombre en un edificio de cuatro pisos de ladrillos rojos en el oeste de Oslo.

El diario noruego Verdens Gang citó a un amigo diciendo que él se convirtió en un extremista de derecha entre los 25 y 30 años. Dijo que había expresado fuertes ideas nacionalistas en debates en internet y había sido un fuerte opositor al multiculturalismo.

La policía recomendaba a las personas que evacuasen el centro de Oslo y algunos soldados se desplegaban en las calles, mientras la usualmente tranquila capital estaba atrapada por el temor a nuevos ataques. Las calles estaban cubiertas de vidrios rotos, trozos de cemento y metal retorcido.

El distrito de Oslo atacado es el corazón del poder en Noruega, donde se encuentran varios edificios clave de la administración. Sin embargo, la seguridad no es estricta en un país que no está acostumbrado a tales hechos de violencia y que es reconocido por entregar el Premio Nobel de la Paz y mediar en conflictos, incluidos Oriente Medio y Sri Lanka.

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