Tal Cual Digital
Más de 1400 personas fueron detenidas en Kuala Lumpur, capital de Malasia, tras una gran manifestación que pedía reformas electorales
Un total de 1.401 personas fueron detenidas durante una protesta en Kuala Lumpur, donde la Policía golpeó con porras y disparó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a más de 20.000 manifestantes.
Miles de seguidores del colectivo Bersih 2.0 consiguieron concentrarse en el estadio Merdeka ("libertad" en malayo) para pedir una reforma electoral, en desafío a la prohibición de las autoridades.
Las autoridades no han revelado el número de heridos a causa de la carga policial, que puso fin a la movilización tras cerca de siete horas.
El líder de la oposición, Anwar Ibrahim, que secundó la protesta, tuvo que retirarse con heridas leves por un proyectil de gas lacrimógeno, mientras que los dirigentes de Bersih y otros representantes políticos fueron arrestados por apoyar la marcha, informó la prensa local.
Desde la noche anterior, cientos de agentes dotados con material antidisturbios y camiones con cañones de agua tenían acordonado el centro de la capital, donde se vio interrumpido gran parte del transporte público.
"No hay razón alguna para prohibir la manifestación, no somos un grupo violento en absoluto", afirmó Andrew Khoo, miembro del comité de Bersih, que cifró en 50.000 los asistentes a la manifestación.
Khoo esperaba una afluencia de 100.000 personas, pero la policía acordonó la ciudad y detuvo a todo el que llevara una camiseta amarilla, el color distintivo de Bersih, o considerado sospechoso.
La Policía intervino para evitar una escaramuza entre los seguidores de Bersih ("limpio" en malayo) y miembros de Patriot, un grupo que convocó una contramanifestación también declarada ilegal por las autoridades.
Bersih 2.0, formado por más de 60 organizaciones no gubernamentales, exige una reforma electoral que incluya el uso de tinta indeleble, un mínimo de 21 días de campaña y el libre acceso de los partidos a los medios de comunicación.
En Malasia, las manifestaciones son ilegales si no cuentan con un permiso explícito de las autoridades, lo que raramente ocurre, sobre todo si la protesta es contra el Gobierno.
"Creemos que la concentración en el estadio pondrá en peligro el orden y la seguridad ciudadana, por lo que hemos rechazado la solicitud", indicó el comandante Zulkarnian Abdul Rahman.
Bersih 2.0 decidió convocar la movilización en el estadio después de que las autoridades pusiesen reparos a autorizar la marcha que solicitaban por las calles para pedir una reforma electoral, pero la segunda petición también fue denegada.
En las últimas semanas, unas 150 personas han sido detenidas, de las que al menos 30 permanecen retenidas bajo una ley que permite la privación de libertad indefinida sin juicio previo.
El primer ministro, Najib Razak, que calificó de "absurdas" las críticas al sistema electoral, responsabilizó a los manifestantes de la violencia y agregó que la marcha ha sido minoritaria.
"Si hay gente que quiere celebrar una manifestación ilegal, hay mucha más gente en contra de sus planes", afirmó Najib, en unas declaraciones a la agencia Bernama.
La jefatura del Ejecutivo siempre ha estado en manos de un miembro del partido de mayoría malaya, la Organización Nacional para la Unidad Malaya (UMNO), que ha gobernado Malasia desde la independencia en 1957 en alianza con otras formaciones de las minorías china e india.
Sin embargo, en las pasadas elecciones del 2008 la oposición consiguió unos resultados históricos al ganar un tercio de los escaños del parlamento, así como los gobiernos de cinco estados y en la capital.
La coalición opositora, en la que también participa el Partido Pan-islámico de Malasia (PAS), asegura que puede vencer a la coalición gobernante en las próximas elecciones previstas el año que viene o en 2013 si las reformas permiten unas elecciones justas y libres.
En noviembre de 2007, unos 50.000 seguidores de Bersih se manifestaron para pedir elecciones justas, pero la protesta fue dispersada con gases lacrimógenos y cañones de agua y decenas fueron detenidos.
Las autoridades justifican su autoritarismo en la necesidad de mantener la convivencia en un país de 28 millones de personas compuesto por un 50 % de etnia malaya, un 23,7 % de etnia china, un 11 % indígena y un 7 % de etnia india.
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