El aceite llega de a poquito pero ahí mismito vuela, dicen comerciantes de San Mateo

TEODORO GONZÁLEZ | el siglo
foto | ELADIO TORRRES

Ayer a las puertas de un supermercado de chinos en la calle Ricaurte de San Mateo, se reunió bastante gente creyendo que estaba por llegar un cargamento de aceite comestible, pero pasado el tiempo la impaciencia agitó un tanto a los potenciales compradores y se quejaron a voces de que no tienen como freír las tajadas ni los huevos.

Afortunadamente, se presentó alguien que ayudó a calmar los ánimos, una dama de falda larga y con una estola negra sobre los hombros. “No se angustien si no llega el producto -dijo con seguridad- porque al fin y al cabo la mayoría de los aceites, lo que sirven es para acumular grasa en las arterias”.

La gente le prestó atención, y considerando tener su público cautivo, sacó un librito de portada oscura y añadió: “No hay que desvivirse por lo que no nos llega en el tiempo de nuestros afanes, recuerden a Isaías 25:6: “Y Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos, en esta montaña un banquete de platos con mucho aceite...”.

El discurso ha podido seguir, pero de pronto se presentó un alborotador que rompió el hechizo con sus gritos destemplados: “¡Epa, epa, en el cruce con la Bolívar están vendiendo aceite!. Obviamente, fue más de uno el que se fue hasta el sitio indicado y realmente había allí una venta de aceite... pero aceite de carro y liga para frenos.

A todas estas los asiáticos se quedaron tranquilitos dentro del negocio vendiendo rubros que ocasionalmente han escaseado, pero que por ahora tienen, como es el caso de la harina de maíz precocida, el azúcar y el café. Uno de los chinos, rompiendo el tradicional silencio que los caracteriza, se atrevió a decir: “El aceite si llega, pero de a poquito y ahí mismito vuela”.