fotos | NÉSTOR OCHOA | MAIKELL HERRERA
Los vecinos del sector El Milagro trancaron la vía en protesta por los apagones (el siglo)
Preocupado ante el resurgir de los apagones, no es extraño que uno se deje llevar compulsivamente hacia una ferretería del centro de Maracay, y salga de asomado a preguntar por el precio de la planta eléctrica más llamativa. “Esa es de 5.500 watts --responde el solícito encargado del negocio- con ella puede poner a funcionar los bombillos que quiera, televisores, equipos de sonido, aire acondicionado y hasta una nevera, y apenas le cuesta 5 mil 900 bolívares”.
Y chavísticamente -sin querer queriendose le sale a uno la frasecita esa del tipo del programa humorístico de la televisión: “¡Carito, vale, carito!”. Seguidamente, sin reponernos del susto y luego de tomar aire, nos hacemos los locos para no indagar sobre una de 4.500 watts, y nos fijamos en una más modesta: “Esa de 1.000 watts le sale por 1290 y puede conectarle 10 bombillos, un televisor, dos ventiladores y un equipo de sonido”.
Rezando porque no se le agotara la paciencia a Benito Aranguren, nos bajamos de las alturas de las plantas eléctricas y le preguntamos por algo que también alumbrara, pero que estuviera a nuestro alcance: “Mira vale, ¿y cuanto vale una linterna recargable?- Depende, fue la respuesta del atento vendedor, una Truper de dos tubos te sale por 220, pero tenemos otra más pequeña que vale 168”.
Un conteo mental bolsillérico nos indujo a seguir con el regateo y se nos prendió el bombillo -afortunadamente en el cerebro no hay apagones- y decidimos huir por la derecha aprovechando que el hombre estaba atendiendo a otro cliente. Inmediatamente nos fuimos a un negocio de chinos de la Michelena y adquirimos una flamante linterna taiwanesa de dos tacos por sólo 15 bolos. Pero como por lo seguro come el tigre, caminamos hasta una bodega y nos compramos dos velas y una caja de fósforos...¡Apagones, venid a mí!
Apagones en varios municipios
Luego de la “compra nerviosa” tocó subir los 64 escalones que en “el siglo” separan a la planta baja de la sala de redacción, ya que por una nueva falla eléctrica el ascensor no estaba funcionando. ¡Y pensar que precisamente teníamos asignada la tarea de escribir sobre los apagones!.
El martes hubo apagones en varios municipios de Aragua, afectando en Maracay mayormente a los sectores Andrés Bello, La Barraca, San Jacinto y Andrés Eloy Blanco. A las ocho de la noche Corpoelec anunció haber corregido la falla, la cual atribuyó al robo de parte del sistema -un conductor- correspondiente a las líneas de baja tensión. Sin embargo, a las 9 de la noche todavía había reportes de falta del servicio en zonas de Girardot, Mariño, Sucre y Linares Alcántara.
Definitivamente, el martes abundó en noticias cargadas de voltaje. Ese día, a las 2:40 de la tarde comenzó a arder un depósito de transformadores en desuso que Corpoelec tiene en la urbanización San Ignacio. También en el sector La Herrereña hubo en la mañana un cierre de la vía como medida de protesta por los constantes apagones. Pero el problema no se limitó únicamente a Aragua. Por la noche hubo reportes de apagones en Mérida, Táchira, Trujillo, Bolívar, Carabobo y Distrito Capital.
Saboteo o interrupciones programadas
Se espera que Corpoelec aclare lo que está pasando, porque ya en la calle -vía radio bemba- unos empiezan a hablar de sabotaje y otros de la puesta en práctica de nuevo de los cortes programados del servicio. Esto último ya es un hecho en Carabobo, donde el alto consumo ha obligado a la empresa eléctrica a racionar el servicio para poder mantener su continuidad.
Por ello se verán limitadas con cortes programados de por lo menos dos horas, las poblaciones de Belén, Güigüe, San Diego, Yagua, Guacara y Valencia. En definitiva, el problema de los apagones es grave, porque no se trata solamente de iluminación. Al fallar la electricidad deja de haber agua en el chorro, se inutilizan los semáforos y se incrementan los hechos delictivos. Se sabe que en la Asamblea Nacional hay un proyecto de ley de ahorro energético, con el cual se busca evitar el derroche. Sin embargo, paralelamente los prestadores de servicio deberían estar buscando la manera de optimizarlo.
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