Caída de la casa Rosneft

Tal Cual

La homóloga rusa de Pdvsa sería una de las causantes de la crisis financiera en ese país. Amigote de Putin consiguió que el banco central imprimiera miles de millones de rublos para respaldar la petrolera estatal Rosneft, hundida en graves dificultades económicas

MARIO SZICHMAN Nueva York/ Especial para Tal Cual

El martes, el rublo bajó un 11 por ciento de su valor en relación al dólar, la peor caída desde la crisis financiera de 1998. El rublo ha perdido un 20 por ciento desde el comienzo de la semana, y más de un 50 por ciento en lo que va del año.

Según The New York Times, el colapso del rublo, que se inició el lunes de esta semana, fue resultado de “un opaco acuerdo que involucró al Banco Central y a Rosneft”, la empresa petrolera estatal de Rusia.

El empresario que administra Rosneft es Igor I. Sechin, vinculado desde hace mucho tiempo con el presidente ruso. El diario dijo que, según los expertos, Sechin “habría persuadido al banco central que imprimiera miles de millones de nuevos rublos a fin de ayudar a cubrir las deudas de su compañía”.

Usando un lenguaje que le envidiaría cualquier funcionario chavista, Sechin reaccionó airado ante las acusaciones, diciendo que se trataba de “una provocación”, informó la agencia noticiosa Bloomberg News. El presidente de Rosneft dijo que “ya lidiaremos con esas partes interesadas y con esos provocadores de oficio”.

Rosneft, principal productor petrolero de Rusia, emitió el pasado viernes 625.000 millones de rublos en nuevos bonos, unos 10.900 millones de dólares en ese momento, para contribuir al repago de casi 7.000 millones de dólares de un préstamo cuyo vencimiento se cumplía el próximo 21 de diciembre.

Según dijeron analistas a International Business Times, bancos estatales de Rusia compraron los bonos, que luego depositaron en el Banco Central. Boris Y. Nemstov, ex viceprimer ministro de Rusia, escribió en su cuenta de Facebook que “El Banco Central… dio a Rosneft 625.000 millones de rublos recién impresos. El dinero apareció de inmediato en el mercado de divisas, y la tasa (del rublo) colapsó”. La información de Nemstov fue difundida por The New York Times.

Luego de divulgarse la noticia, el rublo empezó a bajar. El lunes, se podía comprar un dólar con 64 rublos. El martes, el Banco Central de Rusia decidió aumentar su tasa principal de interés. De nada sirvió. La moneda rusa cayó un 20 por ciento desde el comienzo de la semana causando pánico en los mercados financieros.

En lo que va del año, el rublo perdió más de un 50 por ciento de su valor debido a las sanciones económicas de Occidente contra Moscú, a raíz de su intervención militar en Ucrania, y a la caída en los precios del crudo. La baja en el rublo “virtualmente eliminó las ganancias de Rosneft en el tercer trimestre de este año”, dijo International Business Times.

EL COLAPSO

The Wall Street Journal informó que residentes de Moscú salieron en tropel a comprar artículos electrónicos y otros productos caros y sacaron rublos de los cajeros automáticos para comprar dólares y euros.

“Desde San Petersburgo hasta Siberia”, dijo el diario, las casas de canje de divisas se quedaron sin moneda extranjera y acrecentaron sus tasas de cambio. El Banco Central de Rusia acrecentó las tasas anuales de interés en un 6,5 por ciento. Ahora llegan al 17 por ciento anual. El propósito es apuntalar el rublo.

“La demanda es enorme. Los clientes están trayendo grandes pilas de dinero” para canjear la divisa nacional por monedas fuertes, dijo la gerente de una sucursal del banco Sberbank de Moscú.

Famosas marcas internacionales, como IKEA y Apple señalaron que la caída del rublo había afectado sus operaciones. Apple frenó la venta de sus productos online debido a la volatilidad del rublo. IKEA anunció que aumentará el precio de sus productos.

La decisión del Banco Central de elevar sus tasas de interés podría traer efectos contraproducentes, dijeron analistas financieros. Se pronostica el ingreso de Rusia en la recesión para el 2015, al aumentar el costo del endeudamiento. Inclusive antes del alza en las tasas de interés, el Banco Central indicó que la economía podría contraerse en un 4,7 por ciento en los próximos meses si el crudo sigue cotizándose a unos 60 dólares el barril.

The New York Times dijo que la economía rusa ha entrado en espiral. Corporaciones y bancos deben repagar 30.000 millones de dólares en préstamos extranjeros durante diciembre. Y en el 2015 vencen otros préstamos por 130.000 millones de dólares. La única fuente de recursos para cancelar esos préstamos es el Banco Central de Moscú. Y, de acuerdo al diario, “La credibilidad del banco es dudosa”.

Aleksei L. Kudrin, ex ministro de Finanzas dijo en Twitter que “La caída del rublo y de la bolsa no representan solamente una reacción por la baja cotización del petróleo y por las sanciones. Deben atribuirse también a la falta de confianza en la política económica del gobierno”.

La crisis ha enfriado los ánimos de muchos dirigentes rusos. Inclusive algunos aliados de Putin han comenzado a criticarlo. The Financial Times señaló que Alexander Tkachev, gobernador de la región sureña de Krasnodar, y un hombre leal al presidente ruso, consideró la crisis de divisas del miércoles una “represalia por la decisión rusa de anexar Crimea”. Y añadió Tkachev: “Estamos cosechando los frutos de nuestra conquista. Ese es el precio que tanto la economía como los ciudadanos deberán compartir, más tarde, o más temprano, con el presidente”.

Por supuesto, existe la posibilidad de que la mayoría de los rusos, como suele ocurrir en épocas de crisis, pongan las carretas en círculo y consideren la debacle económica una maniobra de Occidente y del imperialismo norteamericano. Pero como decía el torero al que le habían aconsejado retirarse porque ya se estaba poniendo viejo y los toros eran cada vez más cerriles, “Más cornadas da el hambre”. Los rusos de esta época se han acostumbrado a una serie de comodidades de las cuales carecían durante el estalinismo. La Madre Rusia de antaño ha dejado de ser la de hogaño. Y algunas aventuras es mejor olvidarlas, por más emociones que despierten a la hora de realizar marchas y desfiles.