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martes, 27 de agosto de 2013

A la buena de Dios afectados por el Lago en Brisas del Lago

(Foto César Pérez)

Marianela Ágreda Armas
El Carabobeño

La angustia, nervios y desesperación se apoderan de Zuleima Pacheco cada vez que llueve. Se sienta en la cama durante noches enteras preparada para correr antes de que la desgracia la sorprenda dentro de su vivienda. La historia se repite en las 25 personas que conforman 9 familias quienes aún permanecen “a la buena de Dios” en el callejón Pinal 1 de Brisas del Lago, al sur de Maracay. El Lago de Valencia se encuentra a pocos metros del conjunto de casas que presentan grietas y donde colapsó la red de aguas servidas. Desde hace poco más de un año las autoridades dejaron de visitar el lugar que se supone forma parte del refugio a “cielo abierto” decretado por el gobernador Tareck El Aissami en todas las zonas afectadas por el cuerpo lacustre.

“Por acá no se asoma nadie, quedamos a la deriva, estamos mal y nadie del Gobierno nos atiende”, aseguró la afectada quien agregó que inicialmente eran 13 las familias que permanecían en el vecindario. Cuatro de ellas huyeron del lugar en virtud de la falta de respuesta gubernamental, pero las restantes no tienen a dónde acudir en resguardo de sus vidas.

Conviven entre los escombros de casas y otras que medio permanecen en pie. Sus habitantes fueron trasladados a refugios en espera de viviendas dignas, pero ellos permanecen allí. Según Pacheco, las casas desocupadas “se caen solas”, lo que advierte el peligro que corren en el lugar. “No tenemos el agua dentro de las casas porque está por debajo, en cualquier momento se nos cae encima”.

Las enfermedades de la piel son una constante. En los pies de Pacheco se observan los rastros de hongos. “El agua es puro barro, mal olor, uno se baña y en seguida tiene picazón en todo el cuerpo”.

A la angustia se suma la fauna lacustre que se pasea libremente por la zona. Gladis Gallardo explicó que encontró una culebra en el coche de su hijo y que en las noches no pueden asomarse a la ventana o abrir puertas por la cantidad de zancudos.

Los denunciantes están dispuestos a ejercer acciones para ser escuchados, aunque agotaron la vía con Inavi, Corposalud, Derechos Humanos, gobernación y Protección Civil han levantado seis censos en el lugar. Exigen viviendas dignas porque tienen tres años en la lucha.

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