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viernes, 23 de noviembre de 2012

Tiempos de dictadura

Tal Cual

Con sus conocimientos, sus talentos y pasiones, Carlos Oteyza ha logrado hacernos vivir como si todos fuésemos Carlos Oteyza. Verdadero milagro que bien podemos tildar de hito único en nuestra modesta historia

OSWALDO BARRETO

"Construir un relato cinematográfico comprensible para una mayoría de venezolanos que no conocieron la época y que solo ha oído hablar de ella". Lograr que esa mayoría, reputada por el poco interés que presta su propia historia y a las obras de arte que de ella se ocupan, hayan convertido ese relato en la película venezolana que por más tiempo y con mayor venta se ha mantenido en cartelera. "Abrir a las nuevas generaciones una ventana amplia y tolerante de nuestro pasado".

Lograr que esa apertura no se fije y se aliene en el pasado o se proyecte al porvenir, sino que se abra con igual o mayor interés en el presente. Pretender que "si la ciudadanía asume una historia compartida y no excluyente, probablemente se vincule más a participar y a no delegar su destino en una minoría". Lograr, gracias a la escogencia de de los documentos de archivo ( desde escenas de la vida cotidiana y de la mundanidad hasta las de torturas padecidas o infligidas), de los personajes entrevistados (no como especialistas, sino como testigos) de de secuencias animadas y de las propios poderes creadores (la "subjetividad" de la que esta cargado el relato y que hacen de este una plena creación cinematográfica y no solo un documental); lograr que la historia que asumen los espectadores concierne a la todas las formas de vida de los venezolanos. Cada uno de estos propósitos y las realidades en que se concretaron pudieran considerarse como hitos de nuestra historia. Forzados puntos de referencia, no solo en nuestra historia cultural o cinematográfica, sino en nuestra propia historia.

Pero que la realización de todos esos propósitos en un solo film de apenas hora y media encuentre, día a día, o mejor, noche tras noche, una recepción igualmente entusiasta y plena de combatividad, es lo que nosotros nos atrevemos a considerar como un acto único en nuestra historia. Sinergia de la creación artística y de la actividad política, del pasado, el presente y el porvenir, de lo individual y lo colectivo, de lo trivial y lo heroico.

Sinergia de todos esos factores que hace que cada espectador en uso de razón, rehaga él mismo su propio film con los elementos con que Carlos Oteyza nos presenta Tiempos de dictadura: el papel del gobernante y de la sociedad civil, la ecuación constante entre lo militar y lo civil, los modos de ser de los venezolanos y esa otra ecuación en que nos hemos vivido desde que existimos como nación: nuestra actitud ante la libertad, la igualdad y la fraternidad. Cada uno sale de la sala del cine pensando con cabeza propia lo que fue aquella dictadura y lo que hay de distinto o similar en la que por ahora padecemos.

Con sus conocimientos, sus talentos y pasiones, Carlos Oteyza ha logrado hacernos vivir como si todos fuésemos Carlos Oteyza. Verdadero milagro que bien podemos tildar de hito único en nuestra modesta historia.

(NB: Los textos entre comillas pertenecen a Carlos Oteyza. Son tomados de la entrevista que concediera a Paulo Valencia en la revista Tendencia, el 6 de septiem- bre de 2012, un día antes del estreno del film).

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