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miércoles, 1 de marzo de 2017

Los envases se quedan fríos por la escasa demanda

Tal Cual
27-02-2017
JESÚS HURTADO

A la falta de materia prima tanto nacional como importada, el sector debe hacer a baja demanda. La llegada de productos terminados importados deja entrever un oscuro panorama

Dificultades para obtener materia prima importada, el irregular e insuficiente despacho de insumos nacionales y la caída de la demanda se han conjugado para crear una tormenta perfecta en la industria del empaque, un sector que depende de insumos tan disímiles como cartón, metales, plásticos o vidrio, y que hoy apenas ocupa entre 30% y 50% de su capacidad.

"Es un problema que atañe a toda la economía. Hay dificultades para acceder a la materia prima bien sea nacional o importada", afirma José Manuel González, presidente de Cámara Venezolana del Envase, Cavenvase, quien agrega que las empresas dependientes de metales y plásticos (especialmente PET) son las que presentan mayores fallas; una situación que no deja de ser paradójica tomando en cuenta que son áreas con muy bajo componente importado y suplidas por empresas del Estado.

Aun cuando no disponen de cifras concretas, González asegura que las fallas en el suministro no solo son insuficientes sino discontinuas, razón por la cual no es posible planificar la entrega de empaques a los clientes.

"Por eso desaparecen y reaparecen presentaciones de todo tipo", dice.

Respecto a materiales importados, el líder gremial sostiene que la no existencia de la normativa para acceder a dólares oficiales complica la compra. "No tenemos acceso a la tasa Dipro y para el Dicom es muy limitado por no decir que inexistente, por lo que debemos comprar esos insumos a dólar libre con el consecuente aumento de costos", explica.

NI LO UNO NI LO OTRO
La realidad dibujada por Cavenvase es corroborada por los diferentes sectores.

Hugo del Oglio, presidente de la Asociación Venezolana de la Industria del Plástico (Avipla), señala que la merma en la entrega de materia prima por parte de Pequiven es en buena medida la causa del descalabro del negocio, que el año pasado trabajó por debajo de 45% de sus potencialidades.

Aunque afirma no disponer de cifras concretas sobre cuánta de la materia necesaria fue asignada, Del Oglio señala que estuvo muy por debajo de los requerimientos de una industria que en sus momentos de mayor productividad llegó a transformar 950.000 toneladas de polímeros aportados casi por completo por la petroquímica estatal. "Es mucho menos de eso lo que recibimos el año pasado", dice.

No obstante, pone sus esperanzas a buen resguardo bajo la promesa hecha por el Ejecutivo de reflotar a Pequiven y convertirla en eje de desarrollo. "Aseguran que habrá material suficiente para satisfacer la demanda y para exportar. Confiemos que así será".

Desde el sector metálico las expectativas no son tan buenas. Aunque el Gobierno dice que Venalum, la mayor empresa del ramo, elevó su producción 2016, trabajadores, empresarios y estadísticas dicen que el despegue no fue tal.

Según el informe de gestión de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) filtrado a la prensa, en 2016 la producción de hojalata de la otrora empresa estrella del holding fue cero.

Es más, fuentes sindicales señalan que la poca hojalata dis- ponible en el mercado es producto de importaciones, lo que en parte explica la reducción en la oferta de latas para bebidas y productos como conservas, atún y sardinas.

En cuanto a la también estatal industria del vidrio, la situación es menos complicada pero dista de ser óptima. "Se sabe que este sector está siendo afectado por la falta de soda ASH y por la reducción de la productividad de las canteras de sílice, dos insumos esenciales para la fabricación del vidrio", señala Juan Pablo Olalquiaga, presidente de C o n i n d u s tria.

Y es así. Venvidrio, la antigua Owens Illinois expropiada en 2010, enfrentó tantos problemas en 2016 que la falta de materia prima obligó a enviar de vacaciones anticipadas a la mitad del personal, a lo que se sumó fallas en siete de los 11 hornos con los que cuenta la planta de Los Guayos, Carabobo.

Aunque el 2017 trajo buenas noticias para la corporación (recibió un cargamento de 3.500 toneladas de soda y ha podido arrancar siete líneas), los problemas se centran ahora en la caída de la demanda. "Hay mucho material acumulado porque las empresas no están solicitando las mismas cantidades que antes", dejó colar un trabajador de la factoría que pidió el anonimato.

Pero esta situación no es nueva. A finales de 2016, trabajadores la planta de Cervecería Polar en San Joaquín ­el mayor cliente de Venvidrio­ informaron que por falta de insumos había caído la producción de 700.000 a 20.000 cajas diarias, lo que contrajo las solicitudes a la vidriera, una situación que no ha variado al llegar 2017.

En lo que respecta a papel y cartón, fuentes de Conindustria aseguran que este sector labora a menos de 40% de su capacidad y con tendencia a la baja por la reducción de la demanda.

Especial mención merece el sub sector de artes gráficas, donde la paralización es casi total pues los clientes no están solicitando impresiones de ningún tipo. "Hay empresas que solo están realizando labores de mantenimiento porque trabajo no hay", acota una fuente que prefirió el anonimato.

ÉRAMOS MUCHOS...
Como colofón de esta historia, un tema de reciente data ha venido a complicar todavía más el panorama: la masiva importación de alimentos y bienes terminados de primera necesidad. "Está llegando no materia prima para ser transformada en el país sino productos terminados, eso quiere decir que no hay trabajo para los procesadores y empaquetadores, con lo cual se reducen los pedidos al sector", acota José Manuel González, añadiendo que desde harina de maíz, azúcar o arroz, pasando por productos de limpieza y de higiene personal, el arribo de insumos importados reduce las expectativas de la industria.

"Sabemos que hay necesidad de importar porque la producción nacional no abastece la demanda de muchos productos, pero lo lógico es que se traigan materias primas y se procesen aquí, con lo cual se estimula la producción, se mantienen puestos de empleo y hasta se pueden crear nuevas plazas", concluye.

BAJA LA DEMANDA
Pero lo que últimamente mantiene preocupados a los industriales no es el bajo suministro de materia prima o el alza de los costos de producción, sino la baja productividad por restricción de la demanda. "El mercado se ha contraído de manera muy significativa por efecto de la inflación. Hay muchas empresas que han bajado su producción e incluso algunas que dejaron de producir porque no están vendiendo. La gente no tiene con qué comprar", afirma Juan Pablo Olaquiaga.

Los presidentes de Cavenvase y Avipla secundan esta opinión e insisten en que si bien no hay empresas cerradas, la mayoría han tenido que reducir su producción por no encontrar mercado para sus productos.

Según Datanálisis, hasta septiembre 2016 la contracción del consumo alcanzaba ya el 11%, superando la proyección inicial de 8% para todo el año. Para colmo, la caída venía precedida por la reducción de 12% reflejada en los datos del Banco Central de Venezuela para el período septiembre 2009­septiembre 2015. Por otra parte, la apreciación de los representantes gremiales se compagina con la tesis sostenida por el economista Efraín Velásquez, presidente del Consejo de Economía Nacional, quien muy al contrario de los pronósticos de sus colegas y de organismos internacionales, asegura que el bajo consumo frenará el avance de la inflación en 2017. "Algunos productos han reaparecido en el mercado pero a unos precios que pocos pueden pagar.

Eso contrae el consumo y por ende la producción de esos insumos", señaló recientemente el economista, con lo cual fundamenta su proyección de que el alza de precios para este año será de 192% como consecuencia de la reducción de precios como mecanismo para estimular la demanda.

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