06-03-2017
Los directores de "El Carabobeño", "El Impulso" y "TalCual", Eduardo Alemán, Carlos Carmona y Xabier Coscojuela, respectivamente, participaron en el foro "El Zarpazo a El Carabobeño", en el que expusieron los abusos, por parte del Gobierno, que han debido sortea estos medios para seguir circulando
No hay espacio para las dudas en los argumentos de Eduardo Alemán. El director de El Carabobeño está claro: “Nuestro periódico cerró por un zarpazo directo de la cúpula de poder de la familia Ameliach”. El Gobernador nunca respondió a las peticiones que diferentes sectores de la sociedad le hicieron para que evitara que la rotativa del diario se apagara. “Ese era su plan, y lo consiguió”.
Durante su intervención en el foro “Zarpazo a El Carabobeño”, en el que se debatieron los elementos claves del informe elaborado por el Observatorio de Derechos de Propiedad del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice-Libertad), que expuso el caso del rotativo, Alemán aclaró por qué después de ser uno de los 15 medios más influyentes del país ahora está fuera de circulación, mientras que otros aún se exhiben en los quioscos: “La mayoría negoció su venta con el Gobierno, por eso tienen papel. Y otros padecen severas restricciones como las que tuvimos nosotros al comienzo de la asfixia”.
Hubo señales evidentes. El director de El Carabobeño recordó que en una oportunidad se hicieron gestiones con el ex vicepresidente de la República, José Vicente Rangel, quien después de mostrarse presto a colaborar para que se le vendiera bobinas de papel, dijo que solo hacía falta que el gobernador diera la orden. Eso nunca pasó.
Después, “en un intento desesperado por no dejar de circular” se trató de importar la materia prima de forma particular pero desde una empresa aduanal en Puerto Cabello se les advirtió que ninguna mercancía a nombre de El Carabobeño pasaría las pruebas de nacionalización. “Eso nos dice el gran poder que tienen los Ameliach”.
Isabel Pereira, quien fue la encargada de elaborar el informe en Cedice, denunció que lo sucedido al Diario Del Centro es una consecuencia de la red que aprieta y ahoga a los periódicos del país a los que el Ejecutivo no pudo doblegar, lo que para ella es “un intento fallido de instaurar una hegemonía comunicacional en Venezuela, porque cualquier encuesta determina que actualmente más de 90% de la población quiere un cambio de modelo político”.
No hubo tanques de guerra ni prisioneros en el caso de El Carabobeño, “pero lo que pasó fue peor, porque se trata de libertad lo que se ha vulnerado”.
Medios cómplices
Al diario El Impulso del estado Lara también lo han atacado. Han sido varios los intentos. “Nos han quebrado con la restricción de insumos”, lamentó el director del rotativo más antiguo de Venezuela, Carlos Carmona, que aún circula “pero nuestra planificación gerencial es de hoy para sobrevivir mañana porque no sabemos cuándo nos llegará papel”.
Hasta 27 correos al mes deben enviar desde Barquisimeto hasta el Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM) para que contesten con la aprobación de la orden de compra. Desde hace dos años no hay comunicación directa vía telefónica con alguien del Gobierno, en una oportunidad El Impulso siguió en las calles por un préstamo de papel que le hizo el Bloque de Prensa Colombiano, mientras que en la Cámara de Periódicos de Venezuela se beneficia solo a sus integrantes con la cuota mensual de papel que les mandan del CEAM “y la mayoría de sus integrantes son medios afines al Gobierno”, aseguró Xabier Coscojuela, director de Tal Cual.
Se trata de una crisis que se enfrenta como consecuencia de la etapa de enamoramiento de muchas empresas periodísticas con Hugo Chávez hace 18 años. “Muchos medios fueron cómplices de lo que estamos viviendo hoy en día. No hay duda de eso”, sentenció Carmona.
Tal Cual, que dejó de ser diario y se transformó en semanario para sortear la escasez de papel, ha sido ocho veces llevado a juicio, “todos los hemos perdido”. Las presiones en ese rotativo fueron publicitarias en el comienzo. Empresas privadas fueron presionadas por organismos fiscalizadores del Ejecutivo para que dejaran de comprar espacios en sus páginas, las públicas hicieron lo mismo, y después se impuso el cerco de la impresión “en ninguna rotativa nos querían hacer el trabajo”.
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TalCual al banquillo
Por la web
2013 es recordado por Carolina González, jefa de redacción de El Carabobeño, como el año del inicio del zarpazo. En esa oportunidad, aunque la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) aprobó los recursos para la importación de bobinas desde molinos canadienses, como tradicionalmente se hacía, al momento de hacer el pago el dinero no había sido liquidado al proveedor. En ese momento los créditos y las relaciones comerciales fueron suspendidas.
Las reducciones en la paginación, circulación y formato fueron inminentes. Se hicieron todas las gestiones, incluso se compró papel “bachaqueado” en noviembre de 2015 a más de 2000% de sobreprecio, pero ese inventario alcanzó hasta el 17 marzo de 2016, cuando circuló la última edición del Diario Del Centro. “La nostalgia por el papel nos hizo publicar un ejemplar en nuestro aniversario el 1 de septiembre con lo que había quedado en el almacén y alcanzó para 17 semanarios hasta el 10 de febrero”.
La apuesta de El Carabobeño está en su plataforma digital. No solo se trata de un portal informativo renovado y actualizado, sino de una combinación de herramientas multimedias como El Carabobeño Radio y sus cuentas en redes sociales. Así seguiremos difundiendo nuestros trabajos de investigación y las denuncias de las comunidades. No nos doblegaremos, afirmó González.
No hay espacio para las dudas en los argumentos de Eduardo Alemán. El director de El Carabobeño está claro: “Nuestro periódico cerró por un zarpazo directo de la cúpula de poder de la familia Ameliach”. El Gobernador nunca respondió a las peticiones que diferentes sectores de la sociedad le hicieron para que evitara que la rotativa del diario se apagara. “Ese era su plan, y lo consiguió”.
Durante su intervención en el foro “Zarpazo a El Carabobeño”, en el que se debatieron los elementos claves del informe elaborado por el Observatorio de Derechos de Propiedad del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice-Libertad), que expuso el caso del rotativo, Alemán aclaró por qué después de ser uno de los 15 medios más influyentes del país ahora está fuera de circulación, mientras que otros aún se exhiben en los quioscos: “La mayoría negoció su venta con el Gobierno, por eso tienen papel. Y otros padecen severas restricciones como las que tuvimos nosotros al comienzo de la asfixia”.
Hubo señales evidentes. El director de El Carabobeño recordó que en una oportunidad se hicieron gestiones con el ex vicepresidente de la República, José Vicente Rangel, quien después de mostrarse presto a colaborar para que se le vendiera bobinas de papel, dijo que solo hacía falta que el gobernador diera la orden. Eso nunca pasó.
Después, “en un intento desesperado por no dejar de circular” se trató de importar la materia prima de forma particular pero desde una empresa aduanal en Puerto Cabello se les advirtió que ninguna mercancía a nombre de El Carabobeño pasaría las pruebas de nacionalización. “Eso nos dice el gran poder que tienen los Ameliach”.
Isabel Pereira, quien fue la encargada de elaborar el informe en Cedice, denunció que lo sucedido al Diario Del Centro es una consecuencia de la red que aprieta y ahoga a los periódicos del país a los que el Ejecutivo no pudo doblegar, lo que para ella es “un intento fallido de instaurar una hegemonía comunicacional en Venezuela, porque cualquier encuesta determina que actualmente más de 90% de la población quiere un cambio de modelo político”.
No hubo tanques de guerra ni prisioneros en el caso de El Carabobeño, “pero lo que pasó fue peor, porque se trata de libertad lo que se ha vulnerado”.
Medios cómplices
Al diario El Impulso del estado Lara también lo han atacado. Han sido varios los intentos. “Nos han quebrado con la restricción de insumos”, lamentó el director del rotativo más antiguo de Venezuela, Carlos Carmona, que aún circula “pero nuestra planificación gerencial es de hoy para sobrevivir mañana porque no sabemos cuándo nos llegará papel”.
Hasta 27 correos al mes deben enviar desde Barquisimeto hasta el Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM) para que contesten con la aprobación de la orden de compra. Desde hace dos años no hay comunicación directa vía telefónica con alguien del Gobierno, en una oportunidad El Impulso siguió en las calles por un préstamo de papel que le hizo el Bloque de Prensa Colombiano, mientras que en la Cámara de Periódicos de Venezuela se beneficia solo a sus integrantes con la cuota mensual de papel que les mandan del CEAM “y la mayoría de sus integrantes son medios afines al Gobierno”, aseguró Xabier Coscojuela, director de Tal Cual.
Se trata de una crisis que se enfrenta como consecuencia de la etapa de enamoramiento de muchas empresas periodísticas con Hugo Chávez hace 18 años. “Muchos medios fueron cómplices de lo que estamos viviendo hoy en día. No hay duda de eso”, sentenció Carmona.
Tal Cual, que dejó de ser diario y se transformó en semanario para sortear la escasez de papel, ha sido ocho veces llevado a juicio, “todos los hemos perdido”. Las presiones en ese rotativo fueron publicitarias en el comienzo. Empresas privadas fueron presionadas por organismos fiscalizadores del Ejecutivo para que dejaran de comprar espacios en sus páginas, las públicas hicieron lo mismo, y después se impuso el cerco de la impresión “en ninguna rotativa nos querían hacer el trabajo”.
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2013 es recordado por Carolina González, jefa de redacción de El Carabobeño, como el año del inicio del zarpazo. En esa oportunidad, aunque la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) aprobó los recursos para la importación de bobinas desde molinos canadienses, como tradicionalmente se hacía, al momento de hacer el pago el dinero no había sido liquidado al proveedor. En ese momento los créditos y las relaciones comerciales fueron suspendidas.
Las reducciones en la paginación, circulación y formato fueron inminentes. Se hicieron todas las gestiones, incluso se compró papel “bachaqueado” en noviembre de 2015 a más de 2000% de sobreprecio, pero ese inventario alcanzó hasta el 17 marzo de 2016, cuando circuló la última edición del Diario Del Centro. “La nostalgia por el papel nos hizo publicar un ejemplar en nuestro aniversario el 1 de septiembre con lo que había quedado en el almacén y alcanzó para 17 semanarios hasta el 10 de febrero”.
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