Más allá de quién termine siendo su candidato, la oposición debe convencer al resto del país de que, a diferencia del chavismo, tiene un plan real y realizable, apoyado por el más amplio consenso de expertos, que mejorará en forma notable y rápida la vida de todos los venezolanos. La oposición no debe dejarse encandilar. Pedir un aumento del salario mínimo del 46,5%, es una medida que no sólo tiene poca posibilidad de ocurrir, sino que en caso de aplicarse terminaría por quebrar lo que queda del sector privado en el país.
CARLOS DÍAZ
Isaac Asimov fue quizás uno de los escritores más prolíficos de los últimos tiempos, su genio y curiosidad parecían no tener límites. Prueba de ello es su extensa obra literaria, que según su propia cuenta incluye 477 títulos publicados y comprende áreas tan diversas como historia, ciencia ficción y estudios sobre la Biblia. En una de sus obras más conocidas, La Fundación, Asimov se imagina un futuro espacial donde la psicohistoria, una nueva ciencia que combina historia, sociología y estadística matemática, le permite al personaje de Hari Seldon predecir el comportamiento futuro de grandes grupos de personas.
Seldon utiliza la psicohistoria para influir en el futuro de su sociedad y hacer una serie de predicciones de sus momentos más críticos, en los que presiones externas e internas llevan a la sociedad a un clímax y a un cambio en el rumbo de su historia. Estas son las crisis Seldon. Recordando a La Fundación, se hace muy difícil no pen- sar que la hora que vive el país se asemeja mucho a una de esas crisis Seldon que Asimov delineó hace más de 60 años.
Ante una crisis Seldon, hay quienes buscan posicionarse activamente de cara a las circunstancias; mientras que otros optan por una actitud pasiva, confiando que la situación se resolverá sola. En nuestra crisis criolla, mi impresión es que el liderazgo político se encuentra muy activo lo cual es aceptable (y hasta deseable).
Está claro que los líderes de la oposición la enfrentan con menor rango de opciones que sus pares oficialistas, no sólo por las ventajas claras que el poder y la imagen del ahora fallecido Chávez les conceden al chavismo, sino porque la oposición aún no logra convencer a los venezolanos de su capacidad e intención de mejorar la vida de los venezolanos.
La gran ventaja de la oposición, sin embargo, es que cuenta con un mapa de ruta extraordinario: los lineamientos del programa de gobierno de la Unidad, preparado y aprobado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Estos lineamientos deben convertirse en la columna vertebral del mensaje opositor.
Más allá de quién termine siendo su candidato, la oposición debe convencer al resto del país de que, a diferencia del chavismo, tiene un plan real y realizable, apoyado por el más amplio consenso de expertos, que mejorará en forma notable y rápida la vida de todos los venezolanos.
La oposición no debe dejarse encandilar. Pedir un aumento del salario mínimo del 46,5%, es una medida que no sólo tiene poca posibilidad de ocurrir, sino que en caso de aplicarse terminaría por quebrar lo que queda del sector privado en el país.
Asimismo, satanizar la devaluación, sabiendo que el cambio a 4,30 BsF/US$ no era sostenible, es simplemente un acto de demagogia que destruye su credibilidad. De igual manera, oponerse a la discusión del muy necesario aumento de la gasolina es apostar por la continua ruina del fisco venezolano, apoyando un subsidio a los más ricos que promueve la corrupción, el contrabando y la contaminación.
A la oposición le conviene mucho más fomentar una discusión a favor del progreso del país, basado en el plan de la MUD. Negarse a hacerlo disminuye sus probabilidades de salir victoriosa en esta crisis y la próxima crisis Seldon puede tardar mucho tiempo. Allí están los cubanos, aún esperando la suya.
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