El presidente Hugo Chávez no se atrevió a intervenir y sacar del aire a Globovisión, porque el costo político a pagar sería muy elevado, cuando apenas faltan unos 3 meses para las elecciones presidenciales, pero instruyó al Tribunal Supremo de Justicia para que embargara sus bienes por una cantidad superior a los 24 millones de bolívares, con lo cual pensaba cerrar la planta televisora que enseña las dimensiones de las marchas y concentraciones de Henrique Capriles, quien aspira a derrotarlo el 7 de octubre.
La burda maniobra contra la planta televisora deja al desnudo la política de hegemonía comunicacional que viene imponiendo su régimen autoritario, personalista y militarista, restringiendo cada vez más la libertad de expresión y de empresa, utilizando los resortes políticos y económicos que posee el Estado para limitar y violar derechos constitucionales.
El gobierno ya no puede engañar por más tiempo a millones de venezolanos que creyeron que Hugo Chávez era el hombre necesario para cambiar el país hacia una etapa de mayor desarrollo económico y profundización de la democracia, cuando después de más de 13 años no ha podido siquiera garantizar la seguridad de las personas, la salud y la vivienda, la calidad de vida del ciudadano y un empleo digno que le permita enfrentar la inflación que se come los pequeños aumentos recibidos por decreto oficial.
Las protestas sociales vienen creciendo cada año y cada mes, en las que participan centenares y a veces miles de trabajadores reclamando sus derechos, como aumentos de sueldos, muchos de los cuales no alcanzan para cubrir la cesta básica, las prestaciones sociales retenidas por años, que en algunos casos ya los beneficiarios han muerto esperando el cumplimiento de promesas del Comandante Candidato, que en este nuevo proceso electoral las repite, pensando que todavía puede tener alguna credibilidad.
Hoy, a pesar de todos los intentos violentos y leguleyescos, Chávez no ha podido cerrar a Globovisión, porque después de la experiencia de RCTV, el mundo democrático, dentro y fuera de nuestras fronteras, ha dado demostraciones de estar dispuesto a movilizarse en las calles y en los organismos internacionales para defender el derecho universal a expresar libremente sus opiniones. El nuevo tiempo que vivimos, en el que crece la democracia política, cuyo contenido circula por las redes sociales, ha contribuido a concientizar a los pueblos, por lo que Chávez tiene perdida la mayoría de los electores, que irán por él, democrática y pacíficamente, el 7 de octubre, y elegirán a Capriles el nuevo Presidente de la República.
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