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sábado, 23 de junio de 2012
"Los barrios ocultan historias de coraje ciudadano"
ELIZABETH ARAUJO - Tal Cual
Con 7 años pateando cerros y urbanizaciones para transmitir las denuncias de comunidades que no son escuchadas, Jesús "Chuo" Torrealba se niega hacer del Radar de los Barrios un aparato político, y admite que aunque un tercio de las denuncias proviene de "militantes del proyecto político que lidera el Presidente saliente", hay también en la otra acera gente que cree que "invisibilizando" a los pobres se resuelven los problemas de la ciudad
Viene de dar en la UCAB un curso sobre reporterismo comunitario. ¿Acaso le falta algo al periodismo venezolano que le impide entender mejor los problemas de la gente? Estamos viviendo en un escenario político, social y tecnológico que impacta profundamente el escenario comunicacional.
Desde 1989 hay en el país un nuevo actor social: la gente en la calle, con mayor o menor organicidad pero siempre pidiendo cambios o generándolos. Ese hecho modificó el escenario político y mostró el deterioro de la hegemonía AD-Copei y posibilitó la llegada del chavismo. Luego, esas dinámicas de finales de los 80 y 90 se encuentran en 2000 con un nuevo escenario tecnológico (el celular, Internet, redes sociales). Hoy el actor social más relevante es el ciudadano movilizado. La gramática del poder ha cambiado radicalmente y cualquier individuo puede tener acceso instantáneo a una audiencia global. No se trata de que al periodismo venezolano "le falte algo" para entender los problemas de la gente. Se trata de que así como en los 80 la crisis económica empujó a la gente a la movilización, de 2000 para acá este nuevo escenario tecnológico permite a la gente aproximarse a la comunicación ya no como pasivo consumidor de contenidos sino como productor de contenidos. De allí eso que algunos llaman "periodismo ciudadano" o "periodismo comunitario". En este nuevo escenario la gente ya no se pone a esperar que el poder "entienda" sus problemas, sino que agarra las herramientas a su alcance (la organización, movilización o redes sociales) para exponerlos y demandar soluciones.
Hay quienes sitúan esta labor a mitad de camino entre el activismo político y la denuncia periodística.
Antes que programa de radio y TV el Radar de los Barrios es una red humana, una asociación civil, un espacio de encuentro y apoyo mutuo para activistas comunitarios que han logrado trascender talanqueras ideológicas o partidistas. Hacemos activismo comunitario, eso es lo que nos define. No caemos en paracaídas en el barrio, preguntando al primero que pasa "¿qué está ocurriendo aquí?" Llegamos invitados por la comunidad para conocer, apoyar y acompañar procesos de organización y lucha que allí ocurren. Cámaras y micrófonos vienen después. No vamos al barrio "a hacer el programa". El programa sirve como ventana para mostrar lo que hace la comunidad.
¿Qué ha aprendido que no sabía sobre esta experiencia de la denuncia de los problemas de las comunidades? He descubierto lo mucho que se parecen los burócratas del chavismo y no pocos opositores en su miope visión del tema de los barrios. Gente de uno y otro sector que creen que el barrio "afea" la ciudad, y que lo ideal sería "mudarlos". No entienden que el país de los barrios es más grande que el que habita en la cuadrícula urbana, y que no es "invisibilizando" a los pobres como resolvemos los problemas de la ciudad, sino integrando los barrios al espacio urbano y homologando la oferta de servicios. Desgraciadamente este gobierno en vez de urbanizar los barrios optó por hacer de la ranchificación de la ciudad la tragedia de muchos y el gran negocio de unos pocos.
¿Cuál es la primera reacción en los sectores más pobres cuando usted se les aparece con un micrófono de RCR y una cámara de Globovisión? No "me les aparezco". Ellos nos llaman. Y muchas veces esa llamada nos la hacen llenos de indignación, porque antes han llamado muchas veces a VTV, Vive, Radio Nacional o cualquier otro integrante del "Sistema Nacional de Medios Usurpados". Después de constatar en carne propia que esos medios están cerrados al reclamo popular, nos llaman, y nosotros difundimos su denuncia con respeto.
Si esto que hace constituye su trabajo, ¿con qué ánimo se levanta cada mañana si sabe que va al encuentro de un país que ha sido desmantelado? Me levanto con la certeza de que voy al encuentro de la esperanza. Los habitantes de los barrios no son unos menesterosos dignos de compasión, ni malandros a los que haya que temer. Los barrios ocultan también historias de corajes. De personas que se atrevieron a construir ciudad y ciudadanía allí donde el Estado y la empresa privada no lo intentaron. Siete de cada 10 viviendas en el país han sido levantadas no por gobiernos o empresas constructoras, sino por la propia gente. En los barrios y urbanizaciones populares reside 70% de la fuerza productiva y 70% de la capacidad de consumo que hacen viable al país. Las historias de coraje, perseverancia y logro, individuales y colectivas, que he conocido en los barrios son conmovedoras y poderosas. Eso es lo que me devuelve la sonrisa.
¿Qué le impulsó a emprender esta labor que ciertamente no es tan bien pagada en el periodismo? Ser rico no es malo, pero no es lo que define mi proyecto de vida. Más que adinerado, lo que me interesa es tener un modo de existencia sustentable. Y para eso trabajo 25 horas diarias.
¿Recibe amenazas o acosos de organismos o funcionarios que no quieren que salgan al aire las denuncias? La molestia que le causamos a la burocracia gobiernera es inversamente proporcional al afecto que recibimos del pueblo, chavista y no chavista. Eso es lo importante.
En un artículo de Aporrea alguien se preguntó por qué no había un Chúo Torrealba en el oficialismo que oyera a la gente ¿Usted no se ha preguntado eso también? ¡Sí los hay, pero los botan! El actual corresponsal del Radar en el Eje Este del estado Aragua (Tejerías, El Consejo, La Victoria, San Mateo) es un joven que fue dirigente del PSUV, activista del Frente Francisco de Miranda y locutor en una radio comunitaria. Pero cuando empezó a usar el micrófono para defender a los humildes y no para hacer propaganda gobiernera, lo echaron. Hoy está en el Radar, haciendo bien lo que le gusta hacer.
¿Por qué las televisoras y radios comunitarias se niegan a transmitir denuncias de las comunidades a las cuales dicen servir? Es un tema estructural, no puntual.
La relación de las radios y televisoras comunitarias es vertical con el centro de poder burocrático, no horizontal con las comunidades. Sirven a un propósito propagandístico y de control, no para ser vitrinas de las luchas de la gente.
Radar de los Barrios funciona también para criticar a los gobernadores y alcaldes no oficialistas, o usted se exime de hacerlo porque estamos en un momento "decisivo"? Lo "decisivo" es hacer nuestro trabajo, y este consiste en denunciar lo malo donde esté, y apoyar lo positivo donde lo encontremos. Todo el mundo sabe que somos muy críticos frente al Gobierno pero no tenemos razones para no serlos frente a quienes lo imitan, así se pongan la etiqueta de "demócratas".
¿Cuál ha sido para usted la experiencia más difícil en términos de acceso y características de la denuncia? El caso de unas madres del barrio El Palmar, en Guarenas, que, engañadas por una funcionaria, le permitieron llevar a sus hijos a una excursión. Durante el paseo esta funcionaria y sus ayudantes grabaron un video en el que exhibieron a los niños como supuestos pacientes de sida que habían sido contagiados por sus propias madres. Todo era mentira, pero el video fue transmitido como cuña institucional en VTV. Hasta el sol de hoy esas madres no han logrado que Conatel sancione a los responsables de la producción y difusión de ese video. De eso hace ya unos cuatro años.
¿Se quedará sin trabajo Radar de los Barrios ante un eventual gobierno de Capriles, o se verá obligado a cambiar su orientación? Si Venezuela tiene en el futuro un gobierno capaz de escuchar con respeto a los ciudadanos, probablemente el Radar pueda dedicarse a ser más propositivo. Eso no significaría dejar de denunciar carencias e irregularidades sino acompañar cada denuncia con el señalamiento de su causa y la propuesta de solución.
¿Se ha encontrado con chavistas que reconocen su labor? Casi un tercio de quienes participan en el Radar son militantes o simpatizantes del proyecto político que lidera el Presidente saliente.
¿Le gustaría tener competencia en otras emisoras de radio y televisoras del país? ¡Ojalá!
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